El Norte es la puerta de entrada del contrabando
A metros de los puestos de Gendarmería Nacional, en la ruta 50 que une Orán con Aguas Blancas, realizan maniobras visibles para burlar los controles. La mercadería, en su mayoría, son ropas y calzados que terminarán en ferias ilegales del país. Creció el ingreso de la droga por aire, según describieron los jueces federales.
(LA GACETA, en Salta).- Los 50 kilómetros que separan a San Ramón de la Nueva Orán de Aguas Blancas son un anticipo de la postal de la frontera con Bolivia. En la ruta, en dirección al sur, circulan los autos con los bultos atados en sus techos. En su mayoría son viejos vehículos que trasladan ropa que compraron en Bolivia.
A medio camino está el “Puesto 28” de Gendarmería Nacional. Dos kilómetros antes, y dos kilómetros después, hay una especie de terminal con improvisados quinchos levantados con ramas de árboles. Del lado norte los automovilistas descargan la mercadería que será trasladada en sus espaldas por los “bagayeros”, quienes se meten en el medio de la selva evitando el puesto de control. Del lado sur, los autos vuelven a ser cargados con los bolsones de ropa.
La imagen se repite en la frontera. El río Bermejo que separa Argentina y Bolivia es cruzado diariamente por miles de personas con los paquetes que contienen la ropa y los calzados comprados del otro lado de la frontera. Pero no todos pasan por la “puerta legal” de ingreso al país. Lo sorprendente es que todo este circuito es visible.
Las “chalanas”
En el río Bermejo comienza lo que el juez Federal de Tucumán, Daniel Bejas, denomina el corredor del contrabando que culmina en “La Salada”, la conocida feria ubicada en el conurbano bonaerense.
Por el Norte hay tres pasos fronterizos con Bolivia: La Quiaca-Villazón por la ruta 9, Aguas Blancas-Bermejo por la ruta 50 y Salvador Mazza-Yacuiba por la ruta 34. Esta última es, según dijeron los magistrados federales, la de mayor tráfico.
Para cruzar por el paso Aguas Blancas-Bermejo, hay que seguir por la ruta si se viaja en auto. De lo contrario, hay que ingresar por las calles de ripio de la localidad del lado argentino, traspasar el puesto de Migraciones y caminar por las piedras del costado del río.
Son unos 200 metros de lecho, de los que en invierno el agua corre por no más de 30 metros. “En verano puede estar de bote a bote”, explicó un gendarme que custodia la frontera. Para cruzarlo hay unas 30 chalanas, pequeñas embarcaciones que cobran $ 5 por el corto trayecto.
Al retornar, el paso obligado debería ser el puesto de Migraciones y Aduana. Pero no todos hacen ese camino. Hacia el este se puede ver una fila de personas con grandes bolsas en sus manos y sus hombros que evitan el “ingreso legal”.
“Muchos de ellos pasan todos los días para comprar mercaderías del día a día. Son habitantes de la zona”, afirmó un gendarme. En la fuerza de seguridad, aseguran, casi todo se controla.
Los “bagayeros”
En la ruta, en tanto, el pase de la mercadería lo hacen los “bagayeros” en las terminales ubicadas antes y después del puesto de control. El precio de cada “pasada” es negociado y depende del tamaño y la cantidad de los bultos, pero ronda los $ 20.
Gendarmería Nacional asegura que los “bagayeros” son interceptados en el monte y que se revisa la mercadería. El objetivo es buscar droga, porque el control de la legalidad de esos elementos ya se realizó en la frontera, aseguran.
“Esta es la puerta grande de entrada del contrabando. Las formas y maneras de ingresar la droga se van sofisticando cada vez más. Llegar, llega. Lo que tenemos que evitar es que nos pase, y nos está pasando”, enfatizó el vicepresidente de la Cámara de Apelaciones de Tucumán, Ricardo Sanjuán.
En gran parte del trayecto entre Orán y Aguas Blancas no hay señal para teléfonos celulares. Lunes, miércoles y viernes son los días de mayor tráfico, cuando viajan los tours de compras que estacionan en un predio ubicado frente a la terminal de ómnibus de Orán. Lo paradójico es que ese predio en el que se hace el acopio de la mercadería ilegal pertenece a la municipalidad, contó una fuente del Juzgado Federal de Orán.
Desde allí parten hacia distintos puntos del país. El desafío será sortear los distintos controles que Gendarmería tiene apostado en las rutas. Pero al decir de Sanjuán, se sortean.
Un colador aéreo
El presidente de la Cámara Federal de Apelaciones de Salta, Jorge Luis Villada, afirmó que la frontera Norte es un colador. Y el juez Federal de esa provincia, Julio Bavio, dijo que el narcotráfico está aumentando porque hay un claro avance de los vuelos clandestinos.
“Son avionetas que vienen generalmente desde Bolivia, circulan a poca altura y arrojan las bolsas de cocaina. Es un bombardeo de drogas que es difícil de detectar”, manifestó el juez Federal de Orán Raúl Reynoso.
“Tenemos zonas escasamente pobladas; es una quimera investigar este tipo de delitos. Las fronteras no están mas débiles, desde 2009 tenemos radares. Pero pensemos que el primer vuelo clandestino que se conoció fue en 1987, cuando un avión cayó en la cordillera y se puso en descubierto que llevaba 200 kilos de cocaína. Si no se tomaron medidas en ese momento, imaginen el avance que tiene esta modalidad del delito”, dijo Bavio.
Sanjuán manifestó que al intensificarse la lucha contra el narcotráfico en Colombia y en otros países del Caribe, provocó que los grandes cárteles buscaran entrar de manera más organizada a rutas que ya existían, como Argentina.
“En Santiago del Estero la radarización funciona, técnicamente. Pero los que se dedican a este tipo de delitos a veces saben trucos para engañar a la radarizacion. Por eso es necesario intensificar el control por tierra, porque una vez que se hace la descarga, la droga se traslada por los caminos”, dijo el juez Federal de Santiago del Estero, Guillermo Molinari.
El problema es que en muchos puestos de control hay pocos gendarmes, y a veces uno sólo. “Viene un auto que traslada la droga, y es acompañado por otros que hacen de ‘punteros’. Obviamente no podrá detenerlos”, ejemplificó la jueza Federal de Roque Sáenz Peña, Zunilda Niremperger. “Por eso es necesario más personal, pero también más tecnología”, agregó la magistrada.
El resumen de la posición de la Justicia Federal la dio el juez Federal de Jujuy, Wenceslao Cardozo: “necesitamos que Gendarmería Nacional vuelva a su trabajo de custodiar las fronteras”.
Voces de la justicia
Marihuana desde PAraguay.- “La marihuana se infiltra en nuestro territorio desde Paraguay, que la produce, de todas formas. Estas organizaciones tienen mucho tiempo y muchos recursos para inventar cualquier tipo de modalidad, lo hacen de las formas más inverosímiles. Es un tránsito constante, por eso la necesidad de tener mayor cantidad de efectivos de Gendarmería Nacional para reforzar los controles, sobre todo en las rutas” (Zunilda Niremperger, jueza Federal de Roque Sáenz Peña, Chaco).
En nueve años.- “Desde que se creó el Juzgado Federal de Orán, hace nueve años, secuestró 18.000 kilos de droga. ¿Cuántos más nos faltó secuestrar en este tiempo? Tengamos en cuenta que esta es una de las principales puertas de entrada” (Ricardo Sanjuán, vicepresidente de la Cámara de Apelaciones de Tucumán).
Más tecnología.- “Hay que ejercer un control más estricto en rutas nacionales y provinciales y en otros caminos. Santiago del Estero tiene 150.000 km², no es fácil con un solo juez Federal. Hoy presupuestariamente se necesitan muchos materiales tecnológicos para combatir este delito” (Guillermo Molinari, juez Federal de Santiago del Estero).
No descansa.- “El flagelo del narcotráfico es permanente, no descansa. Queremos llamar la atención de otros poderes del Estado para que apoyen esta lucha contra el narcotráfico” (Wenceslao Cardozo, juez Federal de Jujuy).