Mauro González - Secretario de Relaciones Institucionales de CAME
En la crisis económica de 2001, cuando el trueque resurgió para que muchas familias puedan subsistir, se entendía la aparición de las ferias de comercio informal. Pero ahora, después de 10 años de crecimiento económico, es preocupante que no se hayan formalizado. En estas condiciones, el comercio legalmente establecido se encuentra ante una competencia de desleal, porque paga impuestos. El consumo de artículos en ferias responde a cuestiones culturales. Muchos comprados prefieren comprar allí por los precios accesibles. Pero ese no es el problema. Se puede entender que haya consumidores que las prefieran. El problema es que las ferias deben estar formalizadas, para que no afecte el funcionamiento del comercio legal.
En la Capital Federal se logró la erradicación de los manteros que estaban en la peatonal Florida. Hubo siete cortes en la avenida Corrientes, pero se pudo reubicarlos. Si se hizo en Buenos Aires, se puede hacer en cualquier ciudad del país. En un contexto económico distinto al de la crisis de 2001, las ferias ambulantes son un negocio inmobiliario, ya que los administradores de los predios donde funcionan cobran alquileres que no están blanqueados. La erradicación de la venta informal es una decisión política. Cuando empieza a haber desempleo, es cuando prolifera la venta callejera. Por eso, es importante que el sector público y el privado sostengan las fuentes de trabajo.
En los grandes centros urbanos del país se reitera el cierre de locales comerciales. Aunque es un fenómeno reciente, producto de la caída del consumo y, lo que se debe analizar es cuánto tiempo permanecen cerrados. Si se extiende por uno o dos meses, se trata de un recambio comercial, pero si el cierre se prolonga por seis meses o un año quiere decir que el escenario es alarmante.
Consumidores expectantes
La caída de las ventas, en diversos sectores del comercio, empeoró este año por los elevados niveles de inflación. Ante este escenario, el ritmo del consumo bajó. En ejemplo de esto es lo que pasó con los televisores LED, en las vísperas del Mundial de Brasil. A pocos días del torneo, vemos que no hubo un incremento en las ventas de estos equipos, y el comportamiento de los consumidores refleja que están expectantes ante lo que pueda pasar con la economía.
La imposibilidad de contar con financiación de 12 cuotas fijas, como se venía haciendo hasta el año pasado en la mayoría de los rubros, es otro factor que influye en la contracción de las ventas. Hace cuatro se habían lanzado las promociones para comprar televisores LCD que, en estos días, muchos usuarios todavía están pagando. No sólo se achicó el margen para financiar en cuotas, sino que hay muchos consumidores endeudados con tarjetas de crédito, por lo que no cuentan con margen disponible para hacer nuevas compras. Las medidas económicas que aplicó el Gobierno para reactivar el consumo todavía no tuvieron el efecto esperado. Por esta razón, el comercio minorista y el sector de las Pequeñas y Medianas Empresas (PyME) atraviesan un momento sensible.