09 Mayo 2014
Es uno de los males de nuestro tiempo hasta el punto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo catalogó como uno de los cuatro factores de mayor riesgo de muerte y considera que en el mundo 3,2 millones de muertes anuales pueden atribuirse a él. El sedentarismo comenzó a ganar espacio en los últimos lustros paralelamente al desarrollo del confort y de la tecnologías que modificaron en buena medida los hábitos de la sociedad.
Según el organismo, alrededor del 60% de la población mundial no realiza la actividad física necesaria para obtener beneficios para la salud. Esto se debe en parte a la insuficiente participación en la actividad física durante el tiempo de ocio y a un aumento de los comportamientos sedentarios durante las actividades laborales y domésticas. El aumento del uso de los medios de transporte “pasivos” también ha reducido la actividad física. La OMS señaló que los niveles de inactividad física son elevados en prácticamente todos los países desarrollados y en desarrollo. En los países desarrollados, más de la mitad de los adultos tienen una actividad insuficiente. En las grandes ciudades de crecimiento rápido del mundo en desarrollo la inactividad es un problema aún mayor.
Los niños y jóvenes se hallan entre las principales víctimas del sedentarismo que tiene una gran responsabilidad en la obesidad y en enfermedades crónicas como la hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares, que a su vez impactan también en el desarrollo de cánceres como el de mama o el de colon y enfermedades psíquicas como la depresión.
Un especialista que está al frente del Programa Nacional de Lucha contra el Sedentarismo y que participa de las Jornadas Internacionales de Medicina del Deporte, sobre ”Actividad física en los niños: beneficios y precauciones” que se desarrollan en nuestra ciudad señaló que el índice de sedentarismo en el país asciende al 54,9%. “Nos urge iniciar desde temprana edad hábitos para moverse más. Los adelantos tecnológicos llevan a nuestros chicos a que cada vez estén mas tiempo frente a la PC, la TV, con el celular... El mayor riesgo del sedentarismo infantil es la obesidad: en el mundo hay 42 millones de niños con sobrepeso, sobre todo en países en vía de desarrollo, y muchísimos sufren diabetes e hipertensión arterial”, afirmó.
Insistió en la importancia de la alimentación sana para evitar la ingesta de grasas saturadas y de azúcares. “Nuestros niños no desayunan bien: están acostumbrados a las medialunas con grasa; tenemos que enseñarles a comer más frutas, verduras y cereales. Pero los adultos no cumplen con esta recomendación”.
El Estado debe jugar un papel central. La actividad física debería incrementarse en la escuela primaria, en la secundaria, en la universidad. Se debería profundizar en la educación para la salud, desde temprana edad para generar la conciencia sobre la importancia de la alimentación sana y erradicar la comida chatarra en los quioscos escolares. El Ministerio de Educación, la Secretaría de Deportes, conjuntamente con la Facultad de Medicina, podrían diseñar una política de salud que se implementara en los establecimientos educativos y promoviera, por ejemplo, talleres en centros vecinales a cargo de los CAPS de cada zona.
Tal vez de ese modo, se combata con mayor eficacia este flagelo que enferma a las futuras generaciones.
Según el organismo, alrededor del 60% de la población mundial no realiza la actividad física necesaria para obtener beneficios para la salud. Esto se debe en parte a la insuficiente participación en la actividad física durante el tiempo de ocio y a un aumento de los comportamientos sedentarios durante las actividades laborales y domésticas. El aumento del uso de los medios de transporte “pasivos” también ha reducido la actividad física. La OMS señaló que los niveles de inactividad física son elevados en prácticamente todos los países desarrollados y en desarrollo. En los países desarrollados, más de la mitad de los adultos tienen una actividad insuficiente. En las grandes ciudades de crecimiento rápido del mundo en desarrollo la inactividad es un problema aún mayor.
Los niños y jóvenes se hallan entre las principales víctimas del sedentarismo que tiene una gran responsabilidad en la obesidad y en enfermedades crónicas como la hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares, que a su vez impactan también en el desarrollo de cánceres como el de mama o el de colon y enfermedades psíquicas como la depresión.
Un especialista que está al frente del Programa Nacional de Lucha contra el Sedentarismo y que participa de las Jornadas Internacionales de Medicina del Deporte, sobre ”Actividad física en los niños: beneficios y precauciones” que se desarrollan en nuestra ciudad señaló que el índice de sedentarismo en el país asciende al 54,9%. “Nos urge iniciar desde temprana edad hábitos para moverse más. Los adelantos tecnológicos llevan a nuestros chicos a que cada vez estén mas tiempo frente a la PC, la TV, con el celular... El mayor riesgo del sedentarismo infantil es la obesidad: en el mundo hay 42 millones de niños con sobrepeso, sobre todo en países en vía de desarrollo, y muchísimos sufren diabetes e hipertensión arterial”, afirmó.
Insistió en la importancia de la alimentación sana para evitar la ingesta de grasas saturadas y de azúcares. “Nuestros niños no desayunan bien: están acostumbrados a las medialunas con grasa; tenemos que enseñarles a comer más frutas, verduras y cereales. Pero los adultos no cumplen con esta recomendación”.
El Estado debe jugar un papel central. La actividad física debería incrementarse en la escuela primaria, en la secundaria, en la universidad. Se debería profundizar en la educación para la salud, desde temprana edad para generar la conciencia sobre la importancia de la alimentación sana y erradicar la comida chatarra en los quioscos escolares. El Ministerio de Educación, la Secretaría de Deportes, conjuntamente con la Facultad de Medicina, podrían diseñar una política de salud que se implementara en los establecimientos educativos y promoviera, por ejemplo, talleres en centros vecinales a cargo de los CAPS de cada zona.
Tal vez de ese modo, se combata con mayor eficacia este flagelo que enferma a las futuras generaciones.
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