08 Mayo 2014
“Había una vez un hada que conoció un pueblo nuevo donde hizo cinco amigas nuevas. Se llamaba Atenea. Cierta vez corrían riesgo porque los humanos querían talar los árboles donde ellas vivian. Hicieron un hechizo y se salvaron. Desde entonces Atenea pudo hacer muchas más amigas y tuvo muchas más aventuras”.
Ayelén (11 años), alumna de la Escuela Mate de Luna, hace una síntesis del cuento que escribió a la salidad del Taller La hora del cuento, a cargo de la escritora y docente Liliana Bliman, en la sala Lola Mora del Ente Cultural.
“Yo también escribí sobre las hadas”, acota Luján, y muestra la hoja de cartulina anaranjada manuscrita. Otro chico bajito exclama entusiasmado: “¡yo escribí sobre la mosca!”
Mariano cuenta su fascinación de los seres de la mitología griega a los que conoció en el grado. Él y un compañero eligieron como personaje de su cuento un Minotauro.
“Segun la mitología es mitad humano mitad toro; tiene cuernos y come humanos”, explica muy serio Lisandro.
Maestras y tallerista
“Cuando me enteré del Mayito (por LA GACETA) lo primero que pensé fue: es una experiencia que los chicos tienen que vivir. Porque no es lo mismo leer un libro o que lea tu docente a que lo narre el autor. Es decir, están interactuando el libro con el autor, que siempre está tan lejos. Aquí está la escritora, una persona de carne y hueso. Y nosotros también podemos escribir historias”, afirma la profesora de Lenguas, Viviana Romano.
“Es una experiencia muy linda y la haremos todos los días hasta el viernes porque cada día se trabaja un género diferente. Eso me entusiasmó. Pienso que va ser muy enriquecedor tanto para el alumno como para el docente”, se ilusiona.
La otra maestra, Adriana Paul, opina: “es una instancia distinta, que no se da en la escuela por los tiempos que manejamos, siempre apurados. Me parece una iniciativa muy interesante”.
En cuanto a la tallerista, se planteó partir de sus novelas “La ciudad y los duendes” y “La escoba mágica”.
Las obras de Bliman hablan de Tucumán, del paisaje del paisaje de Raco y El Siambón, del río Noque.
“Trabajamos en la creación de personajes, de duendes con características regionales -apunta Bliman-. ‘La escoba...’ me sirvió para trabajar con otro grupo de más chicos, de ocho a 11 años”.
“Como no pueden venir todos los grados, trabajamos con grupos de edades mezcladas, de nueve a 11 años y de cuatro a seis. La idea es que haya una devolución de lo que yo les cuento. Ellos crearon un personaje y escribieron una historia corta”, señala la escritora.
El primer grupo que hizo el taller fue de chicos de ocho años. “En ese caso trabajamos con una historia de miedo, lo que los estimuló a hablar de sus temores -relata-. Salieron a relucir el trueno, el relámpago, el viento... Les conté un cuento de un chico que le tiede 8 a 11 añosne miedo a la oscuridad, y luego ellos contaron su historia. Por supuesto que además dibujaron, y también hicimos adivinanzas. Fue un buen intercambio y nos enriquecimos mutuamente”.
De pronto la tarde se pobló de gnomos, hadas, una mosca gigante y hasta un minotauro, que se unieron a personajes tucumanos en unas cuantas historias nuevas.
Ayelén (11 años), alumna de la Escuela Mate de Luna, hace una síntesis del cuento que escribió a la salidad del Taller La hora del cuento, a cargo de la escritora y docente Liliana Bliman, en la sala Lola Mora del Ente Cultural.
“Yo también escribí sobre las hadas”, acota Luján, y muestra la hoja de cartulina anaranjada manuscrita. Otro chico bajito exclama entusiasmado: “¡yo escribí sobre la mosca!”
Mariano cuenta su fascinación de los seres de la mitología griega a los que conoció en el grado. Él y un compañero eligieron como personaje de su cuento un Minotauro.
“Segun la mitología es mitad humano mitad toro; tiene cuernos y come humanos”, explica muy serio Lisandro.
Maestras y tallerista
“Cuando me enteré del Mayito (por LA GACETA) lo primero que pensé fue: es una experiencia que los chicos tienen que vivir. Porque no es lo mismo leer un libro o que lea tu docente a que lo narre el autor. Es decir, están interactuando el libro con el autor, que siempre está tan lejos. Aquí está la escritora, una persona de carne y hueso. Y nosotros también podemos escribir historias”, afirma la profesora de Lenguas, Viviana Romano.
“Es una experiencia muy linda y la haremos todos los días hasta el viernes porque cada día se trabaja un género diferente. Eso me entusiasmó. Pienso que va ser muy enriquecedor tanto para el alumno como para el docente”, se ilusiona.
La otra maestra, Adriana Paul, opina: “es una instancia distinta, que no se da en la escuela por los tiempos que manejamos, siempre apurados. Me parece una iniciativa muy interesante”.
En cuanto a la tallerista, se planteó partir de sus novelas “La ciudad y los duendes” y “La escoba mágica”.
Las obras de Bliman hablan de Tucumán, del paisaje del paisaje de Raco y El Siambón, del río Noque.
“Trabajamos en la creación de personajes, de duendes con características regionales -apunta Bliman-. ‘La escoba...’ me sirvió para trabajar con otro grupo de más chicos, de ocho a 11 años”.
“Como no pueden venir todos los grados, trabajamos con grupos de edades mezcladas, de nueve a 11 años y de cuatro a seis. La idea es que haya una devolución de lo que yo les cuento. Ellos crearon un personaje y escribieron una historia corta”, señala la escritora.
El primer grupo que hizo el taller fue de chicos de ocho años. “En ese caso trabajamos con una historia de miedo, lo que los estimuló a hablar de sus temores -relata-. Salieron a relucir el trueno, el relámpago, el viento... Les conté un cuento de un chico que le tiede 8 a 11 añosne miedo a la oscuridad, y luego ellos contaron su historia. Por supuesto que además dibujaron, y también hicimos adivinanzas. Fue un buen intercambio y nos enriquecimos mutuamente”.
De pronto la tarde se pobló de gnomos, hadas, una mosca gigante y hasta un minotauro, que se unieron a personajes tucumanos en unas cuantas historias nuevas.
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