03 Mayo 2014
La lucha fortaleció al EPAM y se mete en la agenda electoral
Los alumnos creen que el próximo rector no los podrá soslayar y los candidatos explican sus planes con respecto al programa. A diferencia de los comicios de 2010, los cuatro candidatos a rector utilizan Twitter y Facebook para difundir sus propuestas
EN ACCIÓN. La foto muestra una de las tantas protestas que realizaron los alumnos del EPAM; en este caso, se trata de una manifestación en el Rectorado. la gaceta / foto de Inés Quinteros Orio (archivo)
A fines de 2012, más de 1.000 alumnos que formaban parte del programa Educación Permanente para Adultos Mayores (EPAM) se quedaron sin sede: las puertas de la casona de Virgen de la Merced (ex Rivadavia) 417, donde se dictaban los cursos y talleres, se cerraron. La causa fue una deuda: se les debía a los dueños del inmueble alrededor de $ 800.000 por alquileres impagos. Ese hecho marcó el inicio de una lucha que se convirtió en uno de los grandes conflictos de la segunda gestión del actual rector Juan Alberto Cerisola. Y que, además, cambió la percepción que se tenía hasta ese momento de los adultos mayores dentro de la comunidad universitaria: lograron torcerle la mano nada más y nada menos que al Rectorado. Sin dudas, este será un dato que las próximas autoridades no podrán ignorar.
Cuando estalló el problema, el Rectorado propuso una solución: destinó para el EPAM la ex usina termoeléctrica de Agua y Energía ubicada en avenida Sarmiento al 1.100. Pero inmediatamente explotaron las quejas. Un grupo numeroso de alumnos aseguró que el acceso era complicado y peligroso, y que las condiciones de salubridad eran deficientes. Las clases arrancaron igual.
Los alumnos disconformes no se quedaron quietos: multiplicaron las protestas -cortaron el tránsito en 25 de Mayo al 300 (frente al centro cultural Virla, donde funciona la Secretaría de Extensión, área de la que depende el EPAM) y en Muñecas al 400 (donde funciona un local ocupado por la Facultad de Derecho, que había sido comprado para el EPAM)- y los reclamos ante las autoridades. Además, empezaron a buscar y a proponer sedes alternativas en el centro.
Las quejas llegaron hasta el Palacio de Justicia: el presidente de la Corte, Antonio Gandur, hizo una denuncia en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Finalmente, Mario Leal, titular de Extensión, anunció que se había retomado el diálogo con los dueños de la casa de Virgen de la Merced al 400. Es posible que la próxima semana se firme el contrato de locación y que, de esa manera, el regreso a la histórica sede céntrica se convierta en un hecho. En medio del proceso de recambio total de autoridades, la pulseada que los abuelos parecen haberle ganado al Rectorado no pasará inadvertida por las próximas autoridades de la Universidad. Los alumnos del EPAM son optimistas: creen que la lucha los fortaleció y que el nuevo rector será considerado con ellos.
“No tengo miedo de que se produzca una situación similar a la del último año. Porque quien resulte electo será consciente de que el mejor programa de extensión que posee la UNT es el EPAM, por la influencia que tuvo en el medio”, expresó Marta Dip, quien integra la comisión de alumnos autoconvocados que luchó por el regreso a la sede de la ex calle Rivadavia.
Bibí Ponce de León, otra de las alumnas autoconvocadas, consideró que la lucha fortaleció a los alumnos de este programa. “Las autoridades se dieron cuenta de que los adultos mayores realmente tenemos un peso en la sociedad. Estimo que el próximo rector nos va a respetar; resulte electo quien resulte electo”, se esperanzó.
Cuando estalló el problema, el Rectorado propuso una solución: destinó para el EPAM la ex usina termoeléctrica de Agua y Energía ubicada en avenida Sarmiento al 1.100. Pero inmediatamente explotaron las quejas. Un grupo numeroso de alumnos aseguró que el acceso era complicado y peligroso, y que las condiciones de salubridad eran deficientes. Las clases arrancaron igual.
Los alumnos disconformes no se quedaron quietos: multiplicaron las protestas -cortaron el tránsito en 25 de Mayo al 300 (frente al centro cultural Virla, donde funciona la Secretaría de Extensión, área de la que depende el EPAM) y en Muñecas al 400 (donde funciona un local ocupado por la Facultad de Derecho, que había sido comprado para el EPAM)- y los reclamos ante las autoridades. Además, empezaron a buscar y a proponer sedes alternativas en el centro.
Las quejas llegaron hasta el Palacio de Justicia: el presidente de la Corte, Antonio Gandur, hizo una denuncia en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Finalmente, Mario Leal, titular de Extensión, anunció que se había retomado el diálogo con los dueños de la casa de Virgen de la Merced al 400. Es posible que la próxima semana se firme el contrato de locación y que, de esa manera, el regreso a la histórica sede céntrica se convierta en un hecho. En medio del proceso de recambio total de autoridades, la pulseada que los abuelos parecen haberle ganado al Rectorado no pasará inadvertida por las próximas autoridades de la Universidad. Los alumnos del EPAM son optimistas: creen que la lucha los fortaleció y que el nuevo rector será considerado con ellos.
“No tengo miedo de que se produzca una situación similar a la del último año. Porque quien resulte electo será consciente de que el mejor programa de extensión que posee la UNT es el EPAM, por la influencia que tuvo en el medio”, expresó Marta Dip, quien integra la comisión de alumnos autoconvocados que luchó por el regreso a la sede de la ex calle Rivadavia.
Bibí Ponce de León, otra de las alumnas autoconvocadas, consideró que la lucha fortaleció a los alumnos de este programa. “Las autoridades se dieron cuenta de que los adultos mayores realmente tenemos un peso en la sociedad. Estimo que el próximo rector nos va a respetar; resulte electo quien resulte electo”, se esperanzó.
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