Al maestro con cariño
CHARLA. Gutiérrez habla mientras lo escuchan Carlos Salado y Rubén Tapia. CHARLA. Gutiérrez habla mientras lo escuchan Carlos Salado y Rubén Tapia.
03 Mayo 2014
Julio César Gutiérrez nunca dejó de ser árbitro. Cambió el campo por las aulas, ya que está cerca de cumplir 30 años formando hombres de negro. Primero fue en la Liga Tucumana de Fútbol, después en Santiago del Estero, siguió en Rosario de la Frontera y ahora volvió a la entidad que lo vio crecer como juez. “En la Escuela trató de motivar a los más jóvenes”, comenta.

¿Cómo lo hace? “Explicándoles que para este hay que hacer un enorme sacrificio, amar lo que uno hace y tener constancia para conseguir lo que uno quiere en el mundo del arbitraje. Eso es lo fundamental, lo demás, incluso el aspecto económico, llega solo”, responde en la charla con LG Deportiva.

Gutiérrez también, según cuenta, les dice a sus discípulos que en muchos casos esta profesión es muy ingrata. “Tienen que entender que esto muchas veces se pone muy duro. Los hinchas ni se acuerdan de los delanteros que erraron varias situaciones de gol en un solo partido. Pero el árbitro, que no cobró un penal, es un hdp (sic). Es así porque la gente no termina de entender que somos humanos y que podemos equivocarnos. El secretó está en equivocarse lo menos posible”, comenta.

Carlos Salado, Rubén Tapia, Héctor Sueldo, José Valero, árbitros que llegaron a dirigir en torneos de AFA y que en algún momento fueron pupilos de Gutiérrez. “Ojalá que sigamos dando jueces así. Con constancia se puede y no hay que tener miedo a equivocarse. Acá se cometen errores y los paran un par de partido. El peor castigo es bajarlos de categoría para que les quede bien en claro que cometieron un error”, asegura.

¿Qué opina de los arbitrajes? “Y que se están cometiendo errores tontos. El gol de Belgrano contra River, Fernando Echenique no siguió el protocolo, debió cobrar según lo que le decía el asistente. El penal que no le dieron a Boca fue porque Pablo Díaz estaba mal parado. Debió haber estado fuera del área y ahí veía la mano. Pero bueno, están cambiando, pero después de Horacio Elizondo no quedó ni un referente”, concluye.

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