04 Mayo 2014
Las distintas caras de la Feria del Libro
45.000 metros cuadrados en los que no falta nada ni nadie: expositores de más de 40 países, conferencias, firmas de ejemplares, cursos, estrellas invitadas, stands de las provincias, espacios lúdicos para los chicos, las reediciones de las obras de Cortázar, los clásicos de García Márquez, las novedades, las ofertas. Los escritores Guillermo Martínez y Juan Pablo de Santis, el editor Federico Bianchini y el gerente del Grupo Santillana, Antonio Santa Ana, ofrecen sus versiones sobre el tradicional encuentro de autores, editores y lectores.
SIEMPRE CONCURRIDA. Así lucía el predio de La Rural el jueves 24, cuando inauguró la gran muestra. dyn
Por Dolores Cavlglia | Para LA GACETA - Buenos Aires
Abrió sus puertas y se llenó de gente en segundos. Con más de 1.500 expositores, seis pabellones, decenas de charlas y firmas de ejemplares, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires busca superarse una vez más. Los escritores internacionales Arturo Pérez Reverte, Paul Auster y J.M. Coetzee son los platos fuertes de esta edición.
El tubo de tela plástica que funciona como pasillo obligatorio es largo, blanco, está lleno de luces de colores y de fotos de los rincones más culturales de Buenos Aires en sus costados, e indica que una vez más la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires está abierta; en esta oportunidad, fue el dibujante Joaquín Lavado, Quino, quien la inauguró, a 50 años de la aparición de su personaje Mafalda. Este mismo tubo será el que a lo largo de casi tres semanas -del 24 de abril al 12 de mayo- dé la bienvenida, a partir de las dos de la tarde, a estudiantes de primaria, de secundaria, universitarios, curiosos, familias, intelectuales, bibliotecarios y profesionales de la industria editorial, y los conduce a los seis pabellones instalados en el Predio de la Rural de Palermo.
Son más de 45.000 metros cuadrados en los que no falta nada ni nadie: expositores de más de 40 países, conferencias, firmas de ejemplares, cursos, encuentros de narradores, stands de todas las provincias, un festival de poesía, una jornada de microficción, una ciudad protagonista (San Pablo), espacios lúdicos para los más chicos, juegos interactivos, libros de Anagrama con tapas de colores estridentes, reediciones de Alfaguara de las obras de Julio Cortázar (a 100 años de su nacimiento), clásicos de Gabriel García Márquez editados por Debolsillo, novedades de Planeta y muchos escritores invitados: el guatemalteco Rodrigo Rey Rosa, el mexicano-peruano Mario Bellatín, los chilenos Pedro Lemebel y Diamela Eltit, el peruano Iván Thays, el boliviano Edmundo Paz Soldán, el cubano Leonardo Padura, la colombiana Piedad Bonnett, la española Almudena Grandes y el estadounidense James Dashner, entre otros, además de los locales. Y está la gente, que camina despacio para no perderse nada, intenta encontrar las mejores ofertas y que corrobora si de verdad lo son, si no es lo mismo recorrer las librerías de la calle Corrientes.
La más grande
La Feria arranca para el público después de meses gestación para el mundo editorial. Antonio Santa Ana es el gerente de Literatura General Argentina del Grupo Santillana y asegura que este es el evento cultural más intenso del año, no sólo porque reúne a toda la industria, sino porque es el lugar ideal para mostrar el catálogo de la editorial, conectarse con los lectores y, también, con los amigos del ambiente que van todos los años.
“Es una gran oportunidad porque muchos se pueden enterar ahí mismo de un autor que presenta una nueva obra o de una charla. Está repleta de dinamismo y de encuentros azarosos, lo que la hace muy interesante porque en realidad a la Feria va mucha más gente de la que lee los suplementos culturales. De hecho, es la más grande del continente en cuanto a popularidad, duración y cantidad de gente que la visita”, asegura Santa Ana, antes de comentar que en esta edición la editorial Alfaguara celebra sus 50 años de buena literatura con las presentaciones de los últimos trabajos del español Arturo Pérez-Reverte, y de los argentinos Pacho O’Donnell y Víctor Hugo Morales.
Las novedades y los nuevos espacios también están presentes en este encuentro, que con el correr de los años y los avances se dejó invadir por las nuevas tecnologías. El stand de la revista Anfibia, dirigida por el periodista y escritor Cristian Alarcón, es un buen ejemplo.
“Más allá de los talleres de crónica que dimos el año pasado, en la Feria del Libro será la primera vez que hacemos un evento fuera de la virtualidad de las redes sociales. Nos parece que es una buena oportunidad para difundir Anfibia, que es una revista de crónicas y relatos de no ficción de la Universidad Nacional de San Martín, donde la ciencia se mezcla con la literatura: tenemos notas escritas en coautoría por un periodista y un académico que tratan de lograr un texto de calidad narrativa y densidad conceptual”, cuenta el editor Federico Bianchini.
Agrega que su stand tiene un jardín vertical y seis pantallas en las que se proyectarán trailers de notas publicadas el año pasado. “Además, habrá encuentros de autores que serán entrevistados por nuestros lectores. Entre otros, estarán Mariana Enríquez, Selva Almada, Betina González, Claudia Piñeiro y el chileno Juan Pablo Meneses, que viene a presentar la nueva edición del premio de crónica Las Nuevas Plumas”.
Y si bien los escritores están acostumbrados a juntarse con el público en las presentaciones de sus libros, ninguna ceremonia individual se parece a esta. Las mesas redondas son un clásico en la feria y un buen momento para captar nuevos fanáticos. Pablo De Santis y Guillermo Martínez protagonizan una de ellas: “Ficciones oscuras: la novela policial y el relato de horror”, moderada por el periodista cultural Nino Ramella.
“La idea surge porque tanto Pablo como yo tenemos libro nuevo: Crímenes y jardines, él; y Una felicidad repulsiva, yo. Entonces vamos a hablar de nuestros trabajos pero también de la evolución de la novela policial desde sus fundamentos hasta la contemporaneidad”, cuenta Martínez. Él recuerda que hace ya mucho tiempo que participa en la Feria, pero que debió esperar varios años para que lo llamaran por primera vez, como admitió en su texto Las leyes de la Feria: “Publiqué mi primer libro en 1989, pero pasaron 10 años exactos hasta que me invitaron por primera vez a la Feria del Libro, cuando ya había publicado otros dos y me había resignado a que ‘no estar’ en la Feria año tras año fuera parte de mi tradición personal”.
“Este encuentro cultural es una sana costumbre argentina, un modo de instalar el libro como tema en la sociedad, y también es el cruce de muchas cosas lindas y fabulosas. Es un evento muy vivo, en el que los autores podemos encontrarnos con nuestros lectores, conversar un poco, y también reunirnos con los demás escritores. Y además tiene una característica muy especial: es muy larga; ninguna en Europa, por ejemplo, dura tanto”, dice Pablo de Santis antes de subirse a un avión del cual se bajará en Budapest, ciudad que visitará antes de su participación en la Feria.
© LA GACETA
Abrió sus puertas y se llenó de gente en segundos. Con más de 1.500 expositores, seis pabellones, decenas de charlas y firmas de ejemplares, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires busca superarse una vez más. Los escritores internacionales Arturo Pérez Reverte, Paul Auster y J.M. Coetzee son los platos fuertes de esta edición.
El tubo de tela plástica que funciona como pasillo obligatorio es largo, blanco, está lleno de luces de colores y de fotos de los rincones más culturales de Buenos Aires en sus costados, e indica que una vez más la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires está abierta; en esta oportunidad, fue el dibujante Joaquín Lavado, Quino, quien la inauguró, a 50 años de la aparición de su personaje Mafalda. Este mismo tubo será el que a lo largo de casi tres semanas -del 24 de abril al 12 de mayo- dé la bienvenida, a partir de las dos de la tarde, a estudiantes de primaria, de secundaria, universitarios, curiosos, familias, intelectuales, bibliotecarios y profesionales de la industria editorial, y los conduce a los seis pabellones instalados en el Predio de la Rural de Palermo.
Son más de 45.000 metros cuadrados en los que no falta nada ni nadie: expositores de más de 40 países, conferencias, firmas de ejemplares, cursos, encuentros de narradores, stands de todas las provincias, un festival de poesía, una jornada de microficción, una ciudad protagonista (San Pablo), espacios lúdicos para los más chicos, juegos interactivos, libros de Anagrama con tapas de colores estridentes, reediciones de Alfaguara de las obras de Julio Cortázar (a 100 años de su nacimiento), clásicos de Gabriel García Márquez editados por Debolsillo, novedades de Planeta y muchos escritores invitados: el guatemalteco Rodrigo Rey Rosa, el mexicano-peruano Mario Bellatín, los chilenos Pedro Lemebel y Diamela Eltit, el peruano Iván Thays, el boliviano Edmundo Paz Soldán, el cubano Leonardo Padura, la colombiana Piedad Bonnett, la española Almudena Grandes y el estadounidense James Dashner, entre otros, además de los locales. Y está la gente, que camina despacio para no perderse nada, intenta encontrar las mejores ofertas y que corrobora si de verdad lo son, si no es lo mismo recorrer las librerías de la calle Corrientes.
La más grande
La Feria arranca para el público después de meses gestación para el mundo editorial. Antonio Santa Ana es el gerente de Literatura General Argentina del Grupo Santillana y asegura que este es el evento cultural más intenso del año, no sólo porque reúne a toda la industria, sino porque es el lugar ideal para mostrar el catálogo de la editorial, conectarse con los lectores y, también, con los amigos del ambiente que van todos los años.
“Es una gran oportunidad porque muchos se pueden enterar ahí mismo de un autor que presenta una nueva obra o de una charla. Está repleta de dinamismo y de encuentros azarosos, lo que la hace muy interesante porque en realidad a la Feria va mucha más gente de la que lee los suplementos culturales. De hecho, es la más grande del continente en cuanto a popularidad, duración y cantidad de gente que la visita”, asegura Santa Ana, antes de comentar que en esta edición la editorial Alfaguara celebra sus 50 años de buena literatura con las presentaciones de los últimos trabajos del español Arturo Pérez-Reverte, y de los argentinos Pacho O’Donnell y Víctor Hugo Morales.
Las novedades y los nuevos espacios también están presentes en este encuentro, que con el correr de los años y los avances se dejó invadir por las nuevas tecnologías. El stand de la revista Anfibia, dirigida por el periodista y escritor Cristian Alarcón, es un buen ejemplo.
“Más allá de los talleres de crónica que dimos el año pasado, en la Feria del Libro será la primera vez que hacemos un evento fuera de la virtualidad de las redes sociales. Nos parece que es una buena oportunidad para difundir Anfibia, que es una revista de crónicas y relatos de no ficción de la Universidad Nacional de San Martín, donde la ciencia se mezcla con la literatura: tenemos notas escritas en coautoría por un periodista y un académico que tratan de lograr un texto de calidad narrativa y densidad conceptual”, cuenta el editor Federico Bianchini.
Agrega que su stand tiene un jardín vertical y seis pantallas en las que se proyectarán trailers de notas publicadas el año pasado. “Además, habrá encuentros de autores que serán entrevistados por nuestros lectores. Entre otros, estarán Mariana Enríquez, Selva Almada, Betina González, Claudia Piñeiro y el chileno Juan Pablo Meneses, que viene a presentar la nueva edición del premio de crónica Las Nuevas Plumas”.
Y si bien los escritores están acostumbrados a juntarse con el público en las presentaciones de sus libros, ninguna ceremonia individual se parece a esta. Las mesas redondas son un clásico en la feria y un buen momento para captar nuevos fanáticos. Pablo De Santis y Guillermo Martínez protagonizan una de ellas: “Ficciones oscuras: la novela policial y el relato de horror”, moderada por el periodista cultural Nino Ramella.
“La idea surge porque tanto Pablo como yo tenemos libro nuevo: Crímenes y jardines, él; y Una felicidad repulsiva, yo. Entonces vamos a hablar de nuestros trabajos pero también de la evolución de la novela policial desde sus fundamentos hasta la contemporaneidad”, cuenta Martínez. Él recuerda que hace ya mucho tiempo que participa en la Feria, pero que debió esperar varios años para que lo llamaran por primera vez, como admitió en su texto Las leyes de la Feria: “Publiqué mi primer libro en 1989, pero pasaron 10 años exactos hasta que me invitaron por primera vez a la Feria del Libro, cuando ya había publicado otros dos y me había resignado a que ‘no estar’ en la Feria año tras año fuera parte de mi tradición personal”.
“Este encuentro cultural es una sana costumbre argentina, un modo de instalar el libro como tema en la sociedad, y también es el cruce de muchas cosas lindas y fabulosas. Es un evento muy vivo, en el que los autores podemos encontrarnos con nuestros lectores, conversar un poco, y también reunirnos con los demás escritores. Y además tiene una característica muy especial: es muy larga; ninguna en Europa, por ejemplo, dura tanto”, dice Pablo de Santis antes de subirse a un avión del cual se bajará en Budapest, ciudad que visitará antes de su participación en la Feria.
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