30 Abril 2014
Una extraña vocación por infringir las leyes, en particular las viales, es uno de los rasgos de la idiosincrasia de los tucumanos. Estacionar en doble fila, cruzar semáforos en rojo, no emplear el cinturón de seguridad ni el casco, circular con exceso de velocidad, hablar por el celular mientras se maneja son algunas de las faltas más comunes. A modo de prueba, la Municipalidad de San Miguel de Tucumán comenzó a poner en práctica el 15 de julio pasado un sistema de fotomultas, monitorizado por la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).
Para dar una idea de las violaciones constantes a las normas, el primer informe dado a conocer por la Dirección de Tránsito de la Municipalidad, hasta el 12 de agosto pasado -menos de un mes- se habían registrado 4.691 infracciones.
Tras el período de prueba y ajustes, el sistema ha comenzado a funcionar a pleno. Se estima que alrededor de 1.300 tucumanos ya recibieron las infracciones cometidas y autoridades del Tribunal de Faltas calculan que en los próximos días se distribuirán entre 10.000 y 20.000 actas que aún están siendo procesadas en Buenos Aires.
Como informamos ampliamente en nuestra edición de ayer, funcionan cuatro cinemómetros móviles para detectar las infracciones de tránsito. Dos de ellos van a bordo de sendas motos de la Municipalidad y los otros dos, en un vehículo color naranja de la UTN. En estos últimos hay un equipo fijo adosado en el tablero del vehículo, destinado principalmente a las infracciones por mal estacionamiento (doble fila, zona prohibida, etcétera) más uno portátil. Se han instalado en seis semáforos, cinemómetros (radares) que detectan en forma automática cruces en rojo y los excesos de velocidad. Con buen criterio, las autoridades municipales no han dado a conocer la ubicación de estos radares, para que los conductores, avezados en transgresiones, no puedan evitarlos. El director municipal de Tránsito dijo que los agentes de la repartición marcan las infracciones y toman la foto. La información luego es procesada y depurada en Buenos Aires por la UTN y, si corresponde, el infractor es notificado a través del correo. “Si no tiene objeciones, paga la multa a través de Rapipago o Pagofácil. Si tiene reclamos, tiene que dirigirse al Tribunal de Faltas y realizar un planteo”, explicó. El pago voluntario de la multa corresponde al 50% de su valor real. Según el titular del Tribunal de Faltas, si la información en el acta está completa y la foto es clara, el infractor no tiene mucho para reclamar.
Con cierta frecuencia, se afirma que la violación de las normas es un problema cultural. Se reconocen las reglas, pero no las consecuencias de no cumplirlas. El sistema de fotomultas es una herramienta más para intentar poner en caja a los transgresores. Sería interesante que la reiteración de las faltas hiciera cada vez más oneroso el castigo económico hasta llegar, en algún momento, al retiro de la licencia de conducir.
Sin duda, es importante que la Municipalidad avance en materia de educación vial para lograr el respeto a las normas. Si la obtención del carnet de manejo no es consecuencia de un curso vial con evaluaciones eliminatorias, difícilmente se logre erradicar este mal hábito que provoca accidentes, heridos y muertos.
“El hombre es bueno, pero si se lo vigila es mejor”, dijo un argentino que fue tres veces Presidente de la Nación. Y si se lo educa, es un ciudadano responsable y más útil a la sociedad.
Para dar una idea de las violaciones constantes a las normas, el primer informe dado a conocer por la Dirección de Tránsito de la Municipalidad, hasta el 12 de agosto pasado -menos de un mes- se habían registrado 4.691 infracciones.
Tras el período de prueba y ajustes, el sistema ha comenzado a funcionar a pleno. Se estima que alrededor de 1.300 tucumanos ya recibieron las infracciones cometidas y autoridades del Tribunal de Faltas calculan que en los próximos días se distribuirán entre 10.000 y 20.000 actas que aún están siendo procesadas en Buenos Aires.
Como informamos ampliamente en nuestra edición de ayer, funcionan cuatro cinemómetros móviles para detectar las infracciones de tránsito. Dos de ellos van a bordo de sendas motos de la Municipalidad y los otros dos, en un vehículo color naranja de la UTN. En estos últimos hay un equipo fijo adosado en el tablero del vehículo, destinado principalmente a las infracciones por mal estacionamiento (doble fila, zona prohibida, etcétera) más uno portátil. Se han instalado en seis semáforos, cinemómetros (radares) que detectan en forma automática cruces en rojo y los excesos de velocidad. Con buen criterio, las autoridades municipales no han dado a conocer la ubicación de estos radares, para que los conductores, avezados en transgresiones, no puedan evitarlos. El director municipal de Tránsito dijo que los agentes de la repartición marcan las infracciones y toman la foto. La información luego es procesada y depurada en Buenos Aires por la UTN y, si corresponde, el infractor es notificado a través del correo. “Si no tiene objeciones, paga la multa a través de Rapipago o Pagofácil. Si tiene reclamos, tiene que dirigirse al Tribunal de Faltas y realizar un planteo”, explicó. El pago voluntario de la multa corresponde al 50% de su valor real. Según el titular del Tribunal de Faltas, si la información en el acta está completa y la foto es clara, el infractor no tiene mucho para reclamar.
Con cierta frecuencia, se afirma que la violación de las normas es un problema cultural. Se reconocen las reglas, pero no las consecuencias de no cumplirlas. El sistema de fotomultas es una herramienta más para intentar poner en caja a los transgresores. Sería interesante que la reiteración de las faltas hiciera cada vez más oneroso el castigo económico hasta llegar, en algún momento, al retiro de la licencia de conducir.
Sin duda, es importante que la Municipalidad avance en materia de educación vial para lograr el respeto a las normas. Si la obtención del carnet de manejo no es consecuencia de un curso vial con evaluaciones eliminatorias, difícilmente se logre erradicar este mal hábito que provoca accidentes, heridos y muertos.
“El hombre es bueno, pero si se lo vigila es mejor”, dijo un argentino que fue tres veces Presidente de la Nación. Y si se lo educa, es un ciudadano responsable y más útil a la sociedad.
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