Los tucumanos “armaron lío” en calles y plazas

El sábado por la noche algún “lío” había en la plaza Independencia. Estaba llena de jóvenes, que cantaban y reían, y llevaban coloridos carteles. Quienes se acercaron, aunque fuera por curiosear, se dieron con que los chicos había traído cientos de rosarios; los pusieron a todos juntos y los hicieron bendecir por el padre Martín Averzano, delegado de la Pastoral de la Juventud de la Arquidiócesis.

Después los chicos corrieron a las esquinas a regalarle un rosario bendecido a todo el que pasaba por ahí. “Tal vez no entendían nada, pero lo mismo lo aceptaban”, cuenta Adriana LLanos. Y cuando ya lo tenían en la mano, lo invitaban a acercarse a rezar. “Una sonrisita un poco desconcertada y después se prendían”, dice la joven.

Así es como en en el centro de la plaza se rezó un rosario comunitario y luego se proyectó un video de 15 minutos sobre la vida de San Juan XXIII y de San Juan Pablo II cuando pisó tierra tucumana. Muchos de los presentes soltaron grandes lagrimones. Como broche de oro se rezó un rosario seguido por video con la voz del nuevo santo, “el papa de los jóvenes”, Juan Pablo II.

Antes de que todo terminara, la joven pareja conformada por German Kern y Julieta contó que no podían concebir hijos. Pero una noche la mujer soñó que Juan Pablo II se le aparecía y le decía muy claramente: “quedate tranquila, vas a tener tu hijo”. A los nueve meses nació su primer hijo. Los presentes aplaudieron a rabiar.

Jesús Misericordioso

Desde la parroquia Sagrada Familia de Alderetes ayer a la tarde salió una multitudinaria procesión por las calles. Carteles y cuadros con la imagen de Jesús de la Divina Misericordia recorrieron las calles, desde el templo hasta la Cruz Papal, a la entrada de la ciudad. Una procesión similar salió desde la parroquia de la Medalla Milagrosa, frente al parque 9 de Julio, y otra más en El Corte, desde la capilla de Jesús de la Divina Misericordia, de los Padres Rogacionistas.

También una larga caravana de autos, que ocupó varias cuadras se adueñó de las calles de la ciudad con grandes imágenes de Jesús Misericordioso. Los transeúntes respondían con un saludo y con una sonrisa.