27 Abril 2014
La mañana del 15 de abril de 1974 los empleados del supermercado Casa Tía, en el que trabajaba Elma del Valle Juárez, dejaron sus puestos de trabajo para salir a la calle y reclamar que se esclarezca el crimen. Pero su protesta no tuvo la repercusión que buscaban.
Después de descartar la posibilidad de un robo -la caja fuerte de la Sociedad Española había sido abierta pero no faltaba dinero- la Policía dio tres hipótesis para explicar la matanza. La primera sostenía que los asesinatos estaban vinculados con el tráfico de drogas. La segunda se inclinaba por un crimen pasional. Y la tercera hablaba de un delito de connotaciones políticas. Esta última versión surgió por el texto de una carta que se encontró y que decía: “la situación política está bastante espesa y en caso de explotar la bomba sufrirán las consecuencias vos y tu familia”.
Esa misiva, supuestamente, había sido enviada a Roberto Olegario Juárez. Pero la única vinculación con esa última posibilidad, de acuerdo con lo que dijo Raúl Sánchez, es que el ex policía (r) Roberto “El Tuerto” Albornoz, condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar, fue uno de los oficiales de la Brigada que participó de la investigación. Pero los verdaderos motivos del sangriento homicidio permanecen en las sombras.
Sánchez estuvo dos veces cerca de la verdad. “En diciembre de ese año (1974) le robaron el portafolio a mi papá y fuimos a denunciarlo en la Jefatura de Policía. Ahí un oficial nos habló sobre un supuesto involucrado. Nos dijo que lo esperáramos y que nos contaría todo, pero nunca volvió. Después, en los 80, un ex policía me dijo lo mismo pero también se arrepintió. Sólo quiero saber la verdad antes de morirme”, aseveró.
Después de descartar la posibilidad de un robo -la caja fuerte de la Sociedad Española había sido abierta pero no faltaba dinero- la Policía dio tres hipótesis para explicar la matanza. La primera sostenía que los asesinatos estaban vinculados con el tráfico de drogas. La segunda se inclinaba por un crimen pasional. Y la tercera hablaba de un delito de connotaciones políticas. Esta última versión surgió por el texto de una carta que se encontró y que decía: “la situación política está bastante espesa y en caso de explotar la bomba sufrirán las consecuencias vos y tu familia”.
Esa misiva, supuestamente, había sido enviada a Roberto Olegario Juárez. Pero la única vinculación con esa última posibilidad, de acuerdo con lo que dijo Raúl Sánchez, es que el ex policía (r) Roberto “El Tuerto” Albornoz, condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar, fue uno de los oficiales de la Brigada que participó de la investigación. Pero los verdaderos motivos del sangriento homicidio permanecen en las sombras.
Sánchez estuvo dos veces cerca de la verdad. “En diciembre de ese año (1974) le robaron el portafolio a mi papá y fuimos a denunciarlo en la Jefatura de Policía. Ahí un oficial nos habló sobre un supuesto involucrado. Nos dijo que lo esperáramos y que nos contaría todo, pero nunca volvió. Después, en los 80, un ex policía me dijo lo mismo pero también se arrepintió. Sólo quiero saber la verdad antes de morirme”, aseveró.
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Policía de Tucumán
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