“Llamaron al diálogo, a la paz, y evitaron guerras”

“Llamaron al diálogo, a la paz, y evitaron guerras”

Los dos Papas trabajaron por la renovación de la Iglesia, la pacificación de los pueblos y el ecumenismo, destaca Marco Gallo, profesor de la UCA

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27 Abril 2014
La paz, la renovación de la Iglesia, el ecumenismo y la apertura hacia otros credos son los puntos que unen a Juan Pablo II y a Juan XXIII, según la visión del Marco Gallo, director de la cátedra de Juan Pablo II de la UCA. “Esta canonización va a marcar la historia de la iglesia porque fue presidida por el primer papa latinoamericano y jesuita, Francisco, que canoniza a dos grandes papas, Juan XXIII “el papa bueno” y Juan Pablo II, “el papa peregrino” y el “papa de los jóvenes”. Ambos están ligados a un hecho extraordinario de la iglesia, que es el Concilio Vaticano II.

Juan XXIII en 1959, entre el desconcierto de muchos cardenales anuncia que quiere hacer un concilio, que ya estaba en la idea de Pío XII pero no prosperó. Juan Pablo II pone en práctica este concilio que es un gran aporte para la Iglesia y un legado para las nuevas generaciones.

Otro rasgo que une estas dos figuras es la paz, destaca Gallo. “Juan XXIII es el papa de la Guerra Fría, que destraba un conflicto, una tercera guerra mundial, con su llamado al diálogo, al encuentro. Su legado sobre la paz, a los hombres de buena voluntad, es un llamado a todo el mundo”.

“Juan XXIII vive la audacia de un hombre que ha vivido profundamente el encuentro. El ha sido nuncio apostólico en países con presencia musulmana y ortodoxa, y ha tratado con las diferentes confesiones religiosas. Es por eso que hoy, en las casas de muchos piadosos islámicos, todavía se encuentran fotos de Juan XXIII. Era muy amado en Estambul y también por los judíos. No hay que olvidar que Juan XXIII fue enviado por Pío XII -cuando era nuncio apostólico- a Turquía y salvó a muchísimos judíos de los campos de exterminio. En este diálogo judeo cristiano logrará que se quite la acusación de la iglesia de ‘pérfidos judíos’”, remarca.

Juan Pablo II es el único que combate en todo el mundo contra la guerra en Irak, el único porque todos los estados estaban de acuerdo por razones económicas que esta guerra había que hacerse. Había que buscar el chivo expiatorio, el diablo que era Sadam Hussein. En octubre de 1986 convoca en Asís a los líderes religiosos para rezar por la paz. Es un magisterio que domina todo el siglo. Tampoco hay que olvidar en el rol de Juan Pablo II en la caída del régimen comunista. Tampoco se puede soslayar la intervención directa de Juan Pablo II en el conflicto del Beagle, con la Argentina. También estuvo presente en el proceso de paz de El Salvador.

En suma, las figuras de Juan XXIII y Juan Pablo II” renuevan la fe en un Dios vivo”, dice Gallo. Y destaca que “con Francisco hay una continuidad con una impronta especial, que es la de irrumpir con la alegría y la fuerza del Evangelio”.

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