19 Abril 2014
En sus reflexiones por Semana Santa, referentes de la Iglesia católica argentina expresaron su preocupación por la violencia, las adicciones y los linchamientos en el país.
“Frente a la violencia, la droga, la marginalidad notamos indiferencia, individualismo, y no podemos permanecer ajenos. En Pascua celebramos el triunfo del bien sobre el mal, pero el bien necesita testigos, protagonistas”, enfatizó el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo. Y añadió: “En el país la crisis tiene raíces profundas: es moral y cultural”.
El arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez repudió los intentos de linchamientos debido al “flagelo de la inseguridad y de las adicciones”. Pidió que prevalezca “la unidad en el país surcado por tantos desencuentros y enfrentamientos antiguos y recientes”.
El obispo de Jujuy, César Daniel Fernández, y el de la Prelatura de Humahuaca, Pedro Olmedo, difundieron un duro mensaje. “Advertimos con dolor y tristeza signos de muerte en la violencia, la intolerancia, el narcotráfico, la inseguridad, la justicia por mano propia, la ausencia de paz por falta de equidad, de justicia y de comprensión. De igual modo nos preocupa el racismo, la postergación de nuestros pueblos originarios que no pueden cubrir sus necesidades básicas porque hoy es exagerado el costo de la vida”, enumeraron.
Los obispos de la Patagonia también emitieron un documento instando a los distintos sectores “a buscar la reivindicación de sus derechos con estrategias que no desgasten, no perturben ni maten la vida”. Invitan a buscar caminos de encuentro, de diálogo, de superación de los conflictos “para que estos no provoquen más desgaste en la sociedad”, consignan los informes de las agencias Télam, DyN y DPA.
“Frente a la violencia, la droga, la marginalidad notamos indiferencia, individualismo, y no podemos permanecer ajenos. En Pascua celebramos el triunfo del bien sobre el mal, pero el bien necesita testigos, protagonistas”, enfatizó el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo. Y añadió: “En el país la crisis tiene raíces profundas: es moral y cultural”.
El arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez repudió los intentos de linchamientos debido al “flagelo de la inseguridad y de las adicciones”. Pidió que prevalezca “la unidad en el país surcado por tantos desencuentros y enfrentamientos antiguos y recientes”.
El obispo de Jujuy, César Daniel Fernández, y el de la Prelatura de Humahuaca, Pedro Olmedo, difundieron un duro mensaje. “Advertimos con dolor y tristeza signos de muerte en la violencia, la intolerancia, el narcotráfico, la inseguridad, la justicia por mano propia, la ausencia de paz por falta de equidad, de justicia y de comprensión. De igual modo nos preocupa el racismo, la postergación de nuestros pueblos originarios que no pueden cubrir sus necesidades básicas porque hoy es exagerado el costo de la vida”, enumeraron.
Los obispos de la Patagonia también emitieron un documento instando a los distintos sectores “a buscar la reivindicación de sus derechos con estrategias que no desgasten, no perturben ni maten la vida”. Invitan a buscar caminos de encuentro, de diálogo, de superación de los conflictos “para que estos no provoquen más desgaste en la sociedad”, consignan los informes de las agencias Télam, DyN y DPA.
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