Por Leo Noli
14 Abril 2014
DUELO DE GOLEADORES. Peralta, autor del 1-0 parcial del partido, lucha con “Pulguita”, que decretó el 1-1 final anoche. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso
Si por Atlético alguna vez pasó el “Obrero del gol”, hoy, como lo fue en el pasado y quizás también lo sea en un futuro no muy lejano, Luis Miguel es “Salvador” Rodríguez, el icono ofensivo de un Atlético que a veces depende de una de sus genialidades para salvar la ropa cuando la mano viene torcida. Anoche no fue la excepción. Acéfalo de ideas ante un Independiente Rivadavia programado para no perder, el “decano” se encontró con el empate sobre la hora gracias a una genialidad del ídolo de Simoca.
“Vi que venía la pelota y decidí pegarle de volea. Terminó entrando en el lugar donde tenía que entrar, y terminamos sumando un punto que no era lo que buscábamos. Empatamos un partido contra un Independiente que no merecía ganar”. El descargo del artillero destila un aroma a bronca. “A veces el fútbol tiene estas cosas, que un rival que no hizo nada se lleve un punto valioso”, sigue con la misma melodía el cantante de Simoca, aunque aclara que este traspié no sacó a su “decano” de la guerra por el tercer ascenso a Primera.
“Nadie tiene asegurada la última plaza. Quedan nueve finales y hay que tomarlas como tal”, ahora saca el casete del futbolista diplomático Rodríguez, un Rodríguez que vivió una noche especial, y no porque haya vuelvo a jugar después de haberse recuperado de un desgarro.
“Salvador” necesitaba marcar. “Buscaba hacer un gol para dedicárselo a mi señora, Paula”, adelanta la pelota y luego define con una noticia tan emocionante como cada uno de sus festejos. “Está embarazada de casi dos meses, por eso quería un gol para ella”. Puro amor, Luis Miguel, puro amor. Y así como inaugura una nueva etapa en su vida, el delantero espera con los brazos abiertos a su heredero/a.
“No sé si será varón o mujer. Que sea lo que Dios quiera y que nazca muy bien”, revela el deseo más importante de su vida. Rodríguez vive un sueño mientras persigue otro, el profesional. “Sin duda que se puede seguir soñando con el ascenso. Nosotros no vamos a bajar los brazos”. Si “Salvador” lo dice...
“Vi que venía la pelota y decidí pegarle de volea. Terminó entrando en el lugar donde tenía que entrar, y terminamos sumando un punto que no era lo que buscábamos. Empatamos un partido contra un Independiente que no merecía ganar”. El descargo del artillero destila un aroma a bronca. “A veces el fútbol tiene estas cosas, que un rival que no hizo nada se lleve un punto valioso”, sigue con la misma melodía el cantante de Simoca, aunque aclara que este traspié no sacó a su “decano” de la guerra por el tercer ascenso a Primera.
“Nadie tiene asegurada la última plaza. Quedan nueve finales y hay que tomarlas como tal”, ahora saca el casete del futbolista diplomático Rodríguez, un Rodríguez que vivió una noche especial, y no porque haya vuelvo a jugar después de haberse recuperado de un desgarro.
“Salvador” necesitaba marcar. “Buscaba hacer un gol para dedicárselo a mi señora, Paula”, adelanta la pelota y luego define con una noticia tan emocionante como cada uno de sus festejos. “Está embarazada de casi dos meses, por eso quería un gol para ella”. Puro amor, Luis Miguel, puro amor. Y así como inaugura una nueva etapa en su vida, el delantero espera con los brazos abiertos a su heredero/a.
“No sé si será varón o mujer. Que sea lo que Dios quiera y que nazca muy bien”, revela el deseo más importante de su vida. Rodríguez vive un sueño mientras persigue otro, el profesional. “Sin duda que se puede seguir soñando con el ascenso. Nosotros no vamos a bajar los brazos”. Si “Salvador” lo dice...
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