06 Abril 2014
DE LUJO. Romat intenta dar una asistencia de taco, ante la atenta y desesperada corrida de un rival de Douglas Haig. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA
Lo bueno del fútbol es que siempre sorprende. Los partidos pueden ser monótonos, aburridos, hasta que una individualidad destrona el bodrio. Nicolás Romat, hombre de la defensa tiene el factor sorpresa. Ayer lo confirmó y lo hizo a fuerza de goles. Uno lo imaginó como si estuviera en el barrio, el del 1-0 parcial a Douglas; y el otro, el del 3-0, lo pintó con la pluma del “cerebro” Andrés Iniesta.
“El primero fue como en los picados, de rebote”, dice el hombre que está para romper y arriar la pelota, no para definir la jugada. “Y el segundo, la verdad, como siempre digo, corrí. Yo siempre corro”. Romat no es Forrest Gump. Romat ayer se sintió Iniesta.
Arrancó el complemento como lateral zurdo, aunque su perfil sea derecho, y se mandó a la zona prometida como si conociera los caminos directos al tesoro llamado gol. Dejó pésimamente mal parado a Leandro Fleitas, cortó camino pegado a la línea de salida hasta el área chica. Era momento de tirar al medio como en la Play y que otro grite el 3 a 0. No. Romat ayer se sintió Iniesta. Le amagó al arquero, que regaló el palo derecho, y le pegó suave al medio. Golazo.
Romat le puso magia, sin embargo él asocia su conquista a una cuota elevadísima de fortuna. “No, no amagué. Quise pegarle al segundo palo y me salió al medio”. Su sonrisa cómplice lo dice todo.
Ojo, no fue su primer doblete. “Tengo otro jugando para Central Norte (Salta) contra Talleres”, cuenta, quien prefiere regalar el festejo del triunfo al resto del grupo.
“Estoy contento porque el equipo volvió a ganar, porque mantuvimos el cero en nuestro arco. Y también porque, bueno, demostramos que de local tenemos ganas de (ganar y) seguir peleando arriba. Se fue un técnico, vino otro y las caras nuevas a veces renuevan el aire. Lo que hicimos fue intentar jugar por abajo, que es lo que nos pedía Diego (Erroz) y ahora el ‘Chulo’”. Su discurso políticamente correcto no tiene mensajes cifrados, sino notas de agradecimiento en general.
“Hay que seguir sumando y ser solidarios”, pide Romat, el defensor que ayer usó el ADN de Iniesta y que, quizás, algún día haga tres goles y se lleve la pelota de regalo.
“La próxima vez que haga dos la pido, porque tres no voy a hacer nunca, ja”.
“El primero fue como en los picados, de rebote”, dice el hombre que está para romper y arriar la pelota, no para definir la jugada. “Y el segundo, la verdad, como siempre digo, corrí. Yo siempre corro”. Romat no es Forrest Gump. Romat ayer se sintió Iniesta.
Arrancó el complemento como lateral zurdo, aunque su perfil sea derecho, y se mandó a la zona prometida como si conociera los caminos directos al tesoro llamado gol. Dejó pésimamente mal parado a Leandro Fleitas, cortó camino pegado a la línea de salida hasta el área chica. Era momento de tirar al medio como en la Play y que otro grite el 3 a 0. No. Romat ayer se sintió Iniesta. Le amagó al arquero, que regaló el palo derecho, y le pegó suave al medio. Golazo.
Romat le puso magia, sin embargo él asocia su conquista a una cuota elevadísima de fortuna. “No, no amagué. Quise pegarle al segundo palo y me salió al medio”. Su sonrisa cómplice lo dice todo.
Ojo, no fue su primer doblete. “Tengo otro jugando para Central Norte (Salta) contra Talleres”, cuenta, quien prefiere regalar el festejo del triunfo al resto del grupo.
“Estoy contento porque el equipo volvió a ganar, porque mantuvimos el cero en nuestro arco. Y también porque, bueno, demostramos que de local tenemos ganas de (ganar y) seguir peleando arriba. Se fue un técnico, vino otro y las caras nuevas a veces renuevan el aire. Lo que hicimos fue intentar jugar por abajo, que es lo que nos pedía Diego (Erroz) y ahora el ‘Chulo’”. Su discurso políticamente correcto no tiene mensajes cifrados, sino notas de agradecimiento en general.
“Hay que seguir sumando y ser solidarios”, pide Romat, el defensor que ayer usó el ADN de Iniesta y que, quizás, algún día haga tres goles y se lleve la pelota de regalo.
“La próxima vez que haga dos la pido, porque tres no voy a hacer nunca, ja”.
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