ENERO, EL MES DEL SINCERAMIENTO
El Gobierno divulgó nuevos datos de inflación medidos por el Indec
El ministro de Economía, Axel Kicillof, difundió a principio de año el nuevo Índice de Precios al Consumidor Nacional y Urbano (IPCNu). Según las estadísticas oficiales, la inflación de enero fue del 3,7% y la de febrero, del 3,4%. De este modo, el Gobierno buscó sincerar las estadísticas oficiales, que generaron dudas en relación con las mediciones privadas. Para enero, las consultoras calcularon un 4,6% de inflación, mientras que para febrero, un 4,3%. Para marzo, anticiparon que rondaría el 3,2%.
FEBRERO, ACUERDO POR YPF
El convenio con Repsol incluyó una compensación de U$S 5.000 millones
Otras de las sorpresas del verano fue el acuerdo que firmaron el Gobierno y la petrolera Repsol. El convenio fue aprobado por los accionistas de la petrolera española, que aceptaron una compensación de U$S 5.000 millones por la expropiación del 51% de las acciones que poseían en la petrolera estatal YPF. Uno de los objetivos que el Gobierno buscó con este acuerdo es la recuperación del acceso a la financiación externa, para que regresen al país las inversiones extranjeras.
MARZO, LA QUITA DE SUBSIDIOS
El Gobierno recortó los beneficios a los usuarios de agua potable y de gas
En marzo, el Gobierno avanzó con la quita de entre el 17% y el 80% de los subsidios a las empresas de prestan los servicios públicos de agua potable y de gas. El programa para reducir gradualmente subvenciones estatales, que anunció el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, no terminará allí, ya que el Gobierno confirmó que estudia la alternativa de extender la quita de subsidios a las compañías que proveen servicios de energía eléctrica y las ralacionadas al transporte público de pasajeros.
BUENOS AIRES.- El gobierno argentino aplicó en los primeros tres meses de 2014 una serie de decisiones económicas que modificaron el rumbo del modelo implementado durante la última década.
La reducción en los subsidios a las tarifas de algunos servicios públicos, una disminución sostenida de las reservas monetarias, la devaluación del peso cercana al 25% y el regreso a los organismos de crédito fueron sólo algunas de las determinaciones tomadas por la presidenta, Cristina Fernández, en lo que va del año.
A estas medidas, reclamadas en los últimos años por dirigentes de la oposición y diferentes entidades internacionales, se le sumaron el acuerdo alcanzado con la empresa española Repsol en concepto de resarcimiento por la expropiación del 51% de la petrolera YPF, la propuesta de pago de deuda realizada al Club de París, los cambios introducidos en la forma de medir la inflación y la posibilidad, anunciada por el diario “Página/12”, ideológicamente cercano al oficialismo, de recurrir a un préstamo de 1.000 millones de dólares del banco Goldman Sachs para engrosar las arcas del Banco Central, la principal entidad monetaria del país. No obstante, con el transcurrir de los días, los funcionarios desecharon esta última posibilidad de financiamiento.
Todas las decisiones puestas en vigencia por la mandataria argentina resultaban impensadas tiempo atrás porque mantenía la idea de no recurrir a los organismos de crédito, a los que consideraba “injustos, ineficientes e inviables”.
Desde 2003, el gobierno kirchnerista se sostuvo sobre la base de una combinación de superávit comercial y fiscal que permitió la acumulación de reservas hasta llegar en 2011 a la cifra récord de 52.654 millones de dólares. El viernes 28 de marzo, el Banco Central informó que en sus arcas había poco más de 27.000 millones de dólares.
La importación de energía desde países vecinos, el pago de las obligaciones de la deuda y el sostenimiento de los subsidios para los servicios públicos, entre otras determinaciones, erosionaron la capacidad de reserva al punto de modificar el pensamiento y analizar la posibilidad de recurrir a un préstamo internacional que inyecte liquidez en el mercado.
La intervención del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), decidida en 2007 por el fallecido ex presidente Néstor Kirchner, y la reformulación de los métodos para calcular la inflación, la actividad económica, el desempleo y la pobreza, entre otros índices, fue criticada tanto dentro como fuera del país.
En diversas ocasiones el Fondo Monetario Internacional (FMI) censuró a la Argentina por no adoptar medidas correctivas para mejorar la calidad de los datos estadísticos oficiales.
Otra metodología
A fines de 2013, junto con la designación del ministro de Economía, Axel Kicillof, la Presidenta resolvió la salida de quien había diseñado la estrategia del Indec, el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y dio la instrucción para modificar el método de estimación de la inflación que tantas veces había defendido.
Las mediciones realizadas en los primeros dos meses de 2014 indicaron que el aumento de precios en los productos básicos superó el 7%, casi el número total que la anterior gestión en el Indec calculaba en forma anual. “Veo muy bien el blanqueo de la inflación”, declaró semanas atrás el jefe de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio Macri, un dirigente de derecha que aspira a suceder a Cristina Fernández en 2015 y que en forma cotidiana critica sus decisiones al frente del país.
También entre fines de enero y principios de febrero el gobierno decidió una devaluación de su moneda cercana al 25%. “Mientras yo sea presidenta los que pretendan ganar plata a costa de devaluaciones que tenga que pagar el pueblo, van a tener que esperar otro gobierno”, había afirmado Fernández de Kirchner a mediados de 2013.
A la devaluación de la moneda, pedida innumerables veces por los sectores industriales y del campo, se sumó la decisión de disminuir en forma gradual los subsidios a las tarifas de agua potable y gas, el primer paso de una medida que también alcanzaría en poco tiempo a la energía eléctrica y el transporte público de pasajeros.
Los subsidios fueron implementados durante el gobierno de Néstor Kirchner para que “una parte importante” de la población pudiera afrontar el pago de “tarifas que estaban dolarizadas” tras la crisis social y financiera de 2001, explicó este sábado la mandataria. “Pero las cosas han cambiado -y para bien en la Argentina- millones de argentinos han conseguido trabajo y han visto mejorar año tras año sus salarios”, justificó.