26 Marzo 2014
TRAS LAS REJAS. Alain Ferreyra cumplirá su condena en Villa Urquiza. la gaceta / foto de Antonio Ferroni
Alain Ferreyra tiene 26 años y fue condenado ayer a pasar 14 años tras las rejas por el homicidio del cabo Mario Sebastián Rodríguez. El condenado es uno de los hijos del polémico ex jefe de la Dirección General de Investigaciones de la Policía, Mario “El Malevo” Ferreyra. El juicio oral comenzó el jueves pasado. Y, en la tercera audiencia del debate, el tribunal de la Sala IV de la Cámara Penal dictó una sentencia en la que consideró que Ferreyra fue un partícipe necesario en la ejecución del crimen.
El cabo Rodríguez murió por causa de las múltiples lesiones provocadas por una bala calibre 22. Ese proyectil, según el veredicto de los jueces María del Pilar Prieto, Dante Ibáñez y Emilio Páez de la Torre, fue disparado por el cómplice de Ferreyra, Félix Alfredo Ibarra (22), que recibió la misma condena del hijo de “El Malevo”.
El tiroteo en el que resultó herido el policía ocurrió el 3 de diciembre de 2011. Ese día, los ahora condenados intentaron asaltar un camión repartidor de bebidas en Lavaisse al 2.600.
El desarrollo del juicio fue complejo. La mayoría de los testigos que hablaron ante el tribunal fueron reticentes cuando se les pidió que detallen cómo sucedió el intento de robo. Los primeros en declarar fueron los tres empleados que estaban trabajando en el camión al que atacaron los asaltantes. Pero los operarios Héctor Tajan, Daniel Sueldo y Juan Herrera pocas precisiones pudieron aportar al tribunal que trataba dilucidar cómo sucedió el tiroteo. Incluso, en esa jornada, el juez Ibañez le preguntó a uno de estos empleados si había recibido alguna amenaza antes de declarar en el juicio.
Los policías que aprehendieron a Ferreyra a las pocas horas haberse cometido el intento de robo, tampoco aportaron certezas y, en más de una ocasión, fueron advertidos por la jueza Prieto, presidenta del tribunal, de que iban a ser sancionados si persistían en su reticencia a declarar. En lo que coincidieron los uniformados que detuvieron al hijo de “El Malevo”, fue en que le quitaron un revólver calibre 38 con tres cartuchos usados y dos sin percutar.
Ante esta situación, el trabajo de la fiscala Estela Giffoniello fue importante para develar los hechos. Pero en la segunda jornada ocurrió algo inesperado. Los dos imputados pidieron declarar ante los jueces y, mientras Ibarra acusaba a Ferreyra de haberle disparado durante el tiroteo, este confesaba que había salido a robar porque necesitaba pagar una deuda de $ 3.000 a unos usureros que lo estaban amenazando. Además, el hijo de Ferreyra reconoció que había disparado el revólver que le secuestraron y dijo: “salí a robar, pero nunca tuve la intención de matar”.
El trabajo de los defensores también fue complejo. Tanto que -en su alegato- el defensor de Ferreyra, Manuel Ruiz, pidió una pena de 10 años para su cliente. En contraparte el defensor Bernardo Torti pidió la absolución de Ibarra. Mario Rodríguez, padre de la víctima, dijo estar disconforme con la sentencia y adelantó que denunciará a miembros de la Policía aduciendo que el homicidio fue una venganza.
El cabo Rodríguez murió por causa de las múltiples lesiones provocadas por una bala calibre 22. Ese proyectil, según el veredicto de los jueces María del Pilar Prieto, Dante Ibáñez y Emilio Páez de la Torre, fue disparado por el cómplice de Ferreyra, Félix Alfredo Ibarra (22), que recibió la misma condena del hijo de “El Malevo”.
El tiroteo en el que resultó herido el policía ocurrió el 3 de diciembre de 2011. Ese día, los ahora condenados intentaron asaltar un camión repartidor de bebidas en Lavaisse al 2.600.
El desarrollo del juicio fue complejo. La mayoría de los testigos que hablaron ante el tribunal fueron reticentes cuando se les pidió que detallen cómo sucedió el intento de robo. Los primeros en declarar fueron los tres empleados que estaban trabajando en el camión al que atacaron los asaltantes. Pero los operarios Héctor Tajan, Daniel Sueldo y Juan Herrera pocas precisiones pudieron aportar al tribunal que trataba dilucidar cómo sucedió el tiroteo. Incluso, en esa jornada, el juez Ibañez le preguntó a uno de estos empleados si había recibido alguna amenaza antes de declarar en el juicio.
Los policías que aprehendieron a Ferreyra a las pocas horas haberse cometido el intento de robo, tampoco aportaron certezas y, en más de una ocasión, fueron advertidos por la jueza Prieto, presidenta del tribunal, de que iban a ser sancionados si persistían en su reticencia a declarar. En lo que coincidieron los uniformados que detuvieron al hijo de “El Malevo”, fue en que le quitaron un revólver calibre 38 con tres cartuchos usados y dos sin percutar.
Ante esta situación, el trabajo de la fiscala Estela Giffoniello fue importante para develar los hechos. Pero en la segunda jornada ocurrió algo inesperado. Los dos imputados pidieron declarar ante los jueces y, mientras Ibarra acusaba a Ferreyra de haberle disparado durante el tiroteo, este confesaba que había salido a robar porque necesitaba pagar una deuda de $ 3.000 a unos usureros que lo estaban amenazando. Además, el hijo de Ferreyra reconoció que había disparado el revólver que le secuestraron y dijo: “salí a robar, pero nunca tuve la intención de matar”.
El trabajo de los defensores también fue complejo. Tanto que -en su alegato- el defensor de Ferreyra, Manuel Ruiz, pidió una pena de 10 años para su cliente. En contraparte el defensor Bernardo Torti pidió la absolución de Ibarra. Mario Rodríguez, padre de la víctima, dijo estar disconforme con la sentencia y adelantó que denunciará a miembros de la Policía aduciendo que el homicidio fue una venganza.
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