Por Bruno Farano
19 Marzo 2014
SE CANSÓ DEL AMBIENTE. Fernando Signorini no piensa volver a trabajar en el fútbol argentino. “No me gusta cómo se manejan actualmente. Los valores se perdieron hace rato”, explicó el “profe”.
Hablar de fútbol con él es un placer. Está lleno de vivencias; protagonizó miles de anécdotas y tiene un largo recorrido en el ambiente. Es palabra autorizada para hablar, aunque a él no le hace gracia el momento que vive el fútbol argentino en la actualidad. Fernando Signorini prefiere quedarse con sus recuerdos y disfrutar lo bueno del deporte. De lo otro prefiere olvidarse cuanto antes.
“El ambiente del fútbol argentino es difícil digerirlo sin un antiácido”. La frase con la que el ex preparador físico del seleccionado nacional remata la entrevista que le concedió a LG Deportiva, demuestra que no está muy feliz con el presente. “Ha cambiado mucho”, dice y lo grafica con un concepto bien claro. “Siempre lo dijo (César) Menotti y vaya razón que tiene. Cuando la plata saltó de la cancha a los escritorios, cambió todo para mal. Se confundieron mucho las cosas”, explica Signorini.
¿Es imposible recuperar al antiguo fútbol? La pregunta le roba una sonrisa llena de nostalgia y al “profe”. “El fútbol hoy en día está muy manoseado; rebajado a casi nada por la vulgaridad de muchos que especulan a partir de este hermoso deporte. Han pisoteado sus valores reales”, asegura Signorini y deja una enseñanza entre líneas. “El deporte es un fabuloso vehículo para la cultura. Si el fútbol no sirve para educar y hacer felices a las personas no sirve para nada. Pero parece que muchos no piensan lo mismo”.
Verlo trabajar en el día a día de un plantel actual parece una quimera. Signorini, quien paseó y desparramó sus conocimientos por el mundo, se siente intoxicado por el fútbol actual y no se ve de nuevo en el ruedo. “En Argentina no”, jura tajante quien fuera preparador físico de Diego Maradona, en varias etapas de su carrera, y agrega: “No me veo trabajando en el país. Quizás pueda ser en algún equipo del interior, donde la vida fluye de manera diferente, donde los valores son innegociables y todavía vale la pena seguir haciendo esto. Si no, no; la pasión se me apagó hace rato”, confiesa marcando que el fútbol pagó los platos rotos de una sociedad que no encuentra el rumbo como tal. “Hay un deterioro brutal de los valores. Todo esto tiene que ver con la sociedad en la que vivimos, y el fútbol es un reflejo de ello. Si el país está mal, el fútbol no puede estar excepto. Todo está cuesta abajo”.
Fútbol, fútbol y más fútbol así es la vida del “profe”. “Es que el que nace para esto muere en esto”, admite, y deja al descubierto una anécdota que vivió con el retiro de Maradona. “Cuando Diego me invitó a su despedida, hice un bollo la tarjeta, la tiré y le dije: ‘Engañá a quien quieras, a mí no me vas a engañar. Vos no te vas a retirar nunca’, es así”.
Por el contrario, hablar de Tucumán si le hace gracia a Signorini. Se le ilumina el rostro y confiesa un momento que lo marcó para siempre. “Fue en Barcelona, cuando recién llegábamos junto a Menotti. Estábamos con mi mujer y un amigo escuchando un recital de Mercedes Sosa en la Plaza del Rey; y se armó un tumulto. No recuerdo bien por qué, pero terminamos charlando de la vida junto a la ‘Negra’. Fue algo hermoso. Ella era un ser divino”, asegura y remata con una comparación: “Dicen que Páez Vilaró se murió pintando; yo estoy seguro de que me voy a morir escuchando a Mercedes Sosa”.
“El ambiente del fútbol argentino es difícil digerirlo sin un antiácido”. La frase con la que el ex preparador físico del seleccionado nacional remata la entrevista que le concedió a LG Deportiva, demuestra que no está muy feliz con el presente. “Ha cambiado mucho”, dice y lo grafica con un concepto bien claro. “Siempre lo dijo (César) Menotti y vaya razón que tiene. Cuando la plata saltó de la cancha a los escritorios, cambió todo para mal. Se confundieron mucho las cosas”, explica Signorini.
¿Es imposible recuperar al antiguo fútbol? La pregunta le roba una sonrisa llena de nostalgia y al “profe”. “El fútbol hoy en día está muy manoseado; rebajado a casi nada por la vulgaridad de muchos que especulan a partir de este hermoso deporte. Han pisoteado sus valores reales”, asegura Signorini y deja una enseñanza entre líneas. “El deporte es un fabuloso vehículo para la cultura. Si el fútbol no sirve para educar y hacer felices a las personas no sirve para nada. Pero parece que muchos no piensan lo mismo”.
Verlo trabajar en el día a día de un plantel actual parece una quimera. Signorini, quien paseó y desparramó sus conocimientos por el mundo, se siente intoxicado por el fútbol actual y no se ve de nuevo en el ruedo. “En Argentina no”, jura tajante quien fuera preparador físico de Diego Maradona, en varias etapas de su carrera, y agrega: “No me veo trabajando en el país. Quizás pueda ser en algún equipo del interior, donde la vida fluye de manera diferente, donde los valores son innegociables y todavía vale la pena seguir haciendo esto. Si no, no; la pasión se me apagó hace rato”, confiesa marcando que el fútbol pagó los platos rotos de una sociedad que no encuentra el rumbo como tal. “Hay un deterioro brutal de los valores. Todo esto tiene que ver con la sociedad en la que vivimos, y el fútbol es un reflejo de ello. Si el país está mal, el fútbol no puede estar excepto. Todo está cuesta abajo”.
Fútbol, fútbol y más fútbol así es la vida del “profe”. “Es que el que nace para esto muere en esto”, admite, y deja al descubierto una anécdota que vivió con el retiro de Maradona. “Cuando Diego me invitó a su despedida, hice un bollo la tarjeta, la tiré y le dije: ‘Engañá a quien quieras, a mí no me vas a engañar. Vos no te vas a retirar nunca’, es así”.
Por el contrario, hablar de Tucumán si le hace gracia a Signorini. Se le ilumina el rostro y confiesa un momento que lo marcó para siempre. “Fue en Barcelona, cuando recién llegábamos junto a Menotti. Estábamos con mi mujer y un amigo escuchando un recital de Mercedes Sosa en la Plaza del Rey; y se armó un tumulto. No recuerdo bien por qué, pero terminamos charlando de la vida junto a la ‘Negra’. Fue algo hermoso. Ella era un ser divino”, asegura y remata con una comparación: “Dicen que Páez Vilaró se murió pintando; yo estoy seguro de que me voy a morir escuchando a Mercedes Sosa”.
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