Cuando + peronismo es = a -
Los peronistas somos como los gatos: cuando parece que nos estamos peleando es que nos estamos reproduciendo. Juan Domingo Perón acuñó ese apotegma para elogiar la capacidad de los justicialistas de salir fortalecidos de las batallas internas. Pero esa propiedad multiplicadora amenaza -hoy- con debilitar hasta la derrota al peronismo comarcano.

Los massistas

Primero, levantó las cejas y abrió los ojos en señal de sorpresa, pero después mostró una sonrisa picarona. Así reaccionó Sergio Massa cuando un curioso le preguntó al oído: “¿te gustaría la fórmula José Cano-José Carbonell para 2015?”. Tras la mueca facial, contestó: “me encantaría”. Cuando anduvo por Tucumán, “Massita” se mostró con trío Teri-Orellana-Vargas Aignasse, pero siempre lo tuvo cerquita a “Yayito”, como él le dice al ex senador. Lo que no menciona es que en medio de ese aprecio para con Carbonell aparece la figura de un jugador clave en este presunto armado pseudo-pero-radical: la de Julio Miranda. Es el defenestrado ex gobernador quien junto a la vieja tropa peronista arma asados interpartidarios para tramar la martingala infalible que le ponga fin al imperio del José que ocupa el trono de la Casa de Gobierno. Los operadores de este grupo de históricos rivales hoy unidos no tienen problemas en que se deslice que podría parir la fórmula de los “JC”, pero tratan de ocultar que Miranda es uno de los ideólogos. El motivo es lógico: ¿cómo explicaría el José radical que tendría vinculación con el ex gobernador al que su partido denunció y combatió? El José peronista, en cambio, no niega a su histórico socio empresarial y político. Sin embargo, es el mismo que en 2002 lo traicionó y bendijo al José ex radical y actual kirchnerista para que lo sucediera en la Gobernación. ¿Qué hará Vargas Aignasse si Massa lo degrada en el armado?

Los amayistas

La consolidación de este proyecto pondría en un brete al naciente massismo, al oficialismo provincial y también al amayismo. No fueron sólo rumores los que trascendieron sobre charlas y dibujos políticos diversos entre el amayismo y el canismo. Las reuniones comenzaron apenas terminadas las elecciones de 2013, con el convencimiento de una parte amplia del radicalismo revitalizado que para ser gobierno en 2015 necesita una pata peronista. En pleno ensayo de fórmulas y de postulantes, el alperovichismo comenzó a hacer señales de humo amistosas al jefe municipal. Aquellas charlas se frenaron y comenzaron otras. Y así el apotegma de Perón empezó a complicar las cosas.

Los alperovichistas

¿Cómo sigue el intríngulis? Alperovich ve que Manzur pierde acciones en la sociedad -y en la Justicia-, vislumbra que Amaya crece y presiente que Massa puede traccionar en contra suya. Entonces, comienza a pensar en Amaya para que arme fórmula con algún “fiel” suyo. Se hablaba de Jaldo-Amaya o de Amaya-Jaldo. Pero Betty quiere ser gobernadora y se da marcha atrás: sale Amaya y entra Rojkés-Jaldo o viceversa. Y eso deja a un peronismo dividido en tres, con dos patas fuertes per se (la alperovichista y la amayista) y otra que se potencia con estructura externa (en el caso de la massista-radical). Y hay una cuarta...

Los kirchneristas

Ricardo Sanjuán no se queda quieto y está decidido a volcarse a la política. El juez federal mete ruido con un as en la manga: quiere ser el candidato del kirchnerismo, con el funcionario K José López de partenaire. El tablero está complicado. Y parece que más peronismo, en el jardín del país, puede ser igual a menos.

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