Lo más preocupante es el crecimiento del déficit fiscal

Lo más preocupante es el crecimiento del déficit fiscal

Lo más preocupante es el crecimiento del déficit fiscal
16 Marzo 2014
Juan Pablo NicoliniEconomista senior - Banco de la Reserva Federal de EEUU

En 2009, la economía argentina quebró el superávit fiscal, que había alcanzado entre 2002 y 2007. Este superávit le permitió al Gobierno tener “caja” para hacer política, pero la tendencia se quebró a causa de la crisis internacional. Esta situación debilitó las variables fiscales y afectó la “caja” y, a causa de esto, el superávit se transformó en déficit fiscal. En 2013, el rumbo económico fue el mismo que en los años anteriores, aunque con un déficit mayor, que el Gobierno financió con emisión monetaria. Hasta fines de 2013, la emisión frenaba la inflación, pero con un dólar atrasado. En enero, las expectativas presionaron sobre el tipo de cambio y el dólar, que crecía por debajo de los precios, se ajustó para arriba. En principio, no debería haber una corrida hacia la divisa. Lo preocupante es el crecimiento del déficit fiscal. La economía no está en el precipicio, pero se encamina hacia allí, si el Gobierno no controla el gasto público.

1 - Es difícil que este año haya menos inflación que en 2013. Podría rondar el 40%. Sobre este aspecto hay dos factores que podrían empeorar las cosas: un déficit fiscal en aumento y una corrida profunda hacia el dólar. En principio, las expectativas sobre el tipo de cambio deberían mantenerse estables. Con superávit se puede controlar la presión sobre el dólar, pero con déficit fiscal, el Gobierno tiene menos espalda para frenar una corrida profunda.

2 - Los controles de precios no funcionan en ningún país. Lo único que generan es desabastecimiento. Además, provocan pérdidas de recursos por parte del Estado. Para empezar a solucionar la inflación habría que sincerar las estadísticas oficiales y acompañar esos números con un discurso que construya credibilidad. El Gobierno sigue culpando a empresarios por la inflación, sin reparar en el crecimiento del déficit fiscal.

3 - Controlar el gasto público requiere una decisión política del Gobierno. Hay una cantidad de subsidios económicos que no tienen sentido, y que se podrían revisar sin tocar el gasto social. Esto ayudará a reducir la inflación. Luego, hay que diseñar un plan, consensuado en el Congreso, para bajar la inflación, de forma gradual y en los próximos dos años, en torno al 15% o 20%. Esto es más fácil hoy, que en la década del 80. 

4 - Rebajar el gasto público implica revisar los subsidios económicos sin tocar el gasto social. El Estado destina el 3% de su Producto Bruto para asistir a empresas de servicios públicos. Sin embargo, reducir estos subsidios implica un cambio en la manera de entender el funcionamiento de los servicios, ya que seguramente las tarifas subirán. Lo cierto es que, en la actualidad, por ejemplo, se paga más por el impuesto del auto que por el gas.

5 - Las relaciones económicas de la Argentina con el mundo no son las mejores. El mercado financiero le presta a elevadas tasas de interés, en torno al 14% en dólares. Al no tener acceso al financiamiento externo, lo mejor que le puede pasar al país es que tener que pedir prestado. Esto es una ventaja, porque obligará al Gobierno, y a los distintos actores económicos, a resolver los problemas por sus propios medios.

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