13 Marzo 2014
SALTA.- La Sala Tercera del Tribunal de Juicio condenó a T.B., a 13 años de prisión por resultar autor material y penalmente responsable del delito de abuso sexual con acceso carnal, agravado por el vínculo y la convivencia, en forma continuada, en perjuicio de su nieta, quien al momento de iniciarse los abusos era menor de edad.
En el fallo, el Tribunal ordenó que el imputado, de 75 años, cumpla condena en la cárcel penitenciaria local, con lo que dejó sin efecto el beneficio de la prisión domiciliaria, que le había sido concedido debido a su edad, informó la oficina de Prensa del Poder Judicial de Salta.
Los magistrados hicieron lugar la demanda civil instaurada en autos y condenó a T.B. a pagar a su nieta 50.000 pesos en concepto de reparación integral por daños y perjuicios, más los intereses judiciales estimados desde la fecha del hecho y hasta su efectivo pago.
T.B. comenzó a abusar de su nieta cuando ésta tenía 13 años. La niña llegó a la casa de sus abuelos paternos, en Villa Floresta, cuando falleció su madre. El imputado abusó de su nieta por el lapso de cinco años aproximadamente y, como consecuencia de esos actos, nacieron dos hijos. La paternidad de T.B. fue probada mediante pruebas de ADN.
Cuando la joven cumplió 18 años abandonó la casa de los abuelos para vivir sola junto a sus hijos, en un asentamiento. Pero como el abuelo comenzó a rondar su casa, pretendiendo continuar con los abusos, la mujer, aconsejada por unas amigas, decidió denunciarlo.
En el fallo, el Tribunal ordenó que el imputado, de 75 años, cumpla condena en la cárcel penitenciaria local, con lo que dejó sin efecto el beneficio de la prisión domiciliaria, que le había sido concedido debido a su edad, informó la oficina de Prensa del Poder Judicial de Salta.
Los magistrados hicieron lugar la demanda civil instaurada en autos y condenó a T.B. a pagar a su nieta 50.000 pesos en concepto de reparación integral por daños y perjuicios, más los intereses judiciales estimados desde la fecha del hecho y hasta su efectivo pago.
T.B. comenzó a abusar de su nieta cuando ésta tenía 13 años. La niña llegó a la casa de sus abuelos paternos, en Villa Floresta, cuando falleció su madre. El imputado abusó de su nieta por el lapso de cinco años aproximadamente y, como consecuencia de esos actos, nacieron dos hijos. La paternidad de T.B. fue probada mediante pruebas de ADN.
Cuando la joven cumplió 18 años abandonó la casa de los abuelos para vivir sola junto a sus hijos, en un asentamiento. Pero como el abuelo comenzó a rondar su casa, pretendiendo continuar con los abusos, la mujer, aconsejada por unas amigas, decidió denunciarlo.
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