09 Marzo 2014
EN VARSOVIA. Polacos protestan contra Putin, caricaturizado como Hitler. REUTERS
MOSCÚ.- Autoridades de Rusia y Ucrania se reunieron ayer, en un primer contacto oficial entre ambos países desde el derrocamiento del presidente Viktor Yanukovich y a dos días de que la república autónoma ucraniana de Crimea se proclamara parte de Rusia y convocara un referendo para respaldar la decisión. El vicecanciller ruso, Grigori Karasin, y el embajador ucraniano en Moscú, Vladimir Yelchenko, mantuvieron un encuentro que sirvió para “tratar cuestiones de las relaciones bilaterales ruso-ucranianas en un ambiente de confianza”, informó en su web la cancillería rusa. Kiev había llamado varias veces a Rusia a entablar un diálogo.
No obstante, oficialmente el Gobierno moscovita insiste en no reconocer la legitimidad del nuevo gobierno de Ucrania, porque consideran que tomó el poder en un golpe de Estado. Así lo reiteró el canciller ruso, Serguei Lavrov, quien subrayó que “el así llamado gobierno interino (ucraniano) no actúa por su propia voluntad y depende, lamentablemente, de radicales nacionalistas que tomaron el poder a través de una insurrección armada”. Lavrov expresó que están “dispuestos a conversar con Occidente a condición de que sea un diálogo justo, como socios, sin que haya intentos de presentarnos como si fuéramos incluso parte en el conflicto”.
Así se refirió a las críticas de Occidente sobre la “actitud agresiva” de Moscú frente a la crisis política más grave en la historia postsoviética de Ucrania y a las restricciones impuestas a Rusia por Estados Unidos. Barack Obama anunció la restricción de visados y otras sanciones contra personas y entidades responsables de la intervención militar rusa en Crimea. Y suspendió las conversaciones bilaterales con Rusia sobre comercio e inversión, y frenó los contactos entre militares de Estados Unidos y de Rusia, incluidos los ejercicios, reuniones bilaterales, visitas portuarias y conferencias.
En respuesta, el Gobierno ruso amenazó con suspender en su territorio las inspecciones internacionales de armamento nuclear enmarcadas en el tratado sobre la reducción de armas nucleares START III firmado entre Rusia y Estados Unidos. Dado que “estas inspecciones son una medida de confianza, en las actuales condiciones de sanciones ya declaradas de facto por Estados Unidos, no puede haber contactos bilaterales normales para el cumplimiento de los acuerdos” en materia de armas nucleares, advirtió un alto funcionario ruso del ministerio de Defensa.
Pero el gobierno ucraniano reiteró su reivindicación territorial sobre la península en el Mar Negro. “Crimea fue, es y seguirá siendo ucraniana”, insistió el ministro de Exteriores ucraniano, Andrei Deschitsa, en Kiev.
En tanto, el jefe de gobierno de Crimea, Serguei Aksionov, volvió a mostrarse combativo. “Nadie puede anular la convocatoria a la consulta”, dijo respecto al referéndum. El adelanto de la votación, prevista en primer momento para el 25 de mayo, se decidió para evitar “provocaciones” ucranianas. Se votará el 16 de marzo sobre su reunificación con Rusia, de la que formaba parte hasta 1954. Se da por hecho que el referéndum terminará con un voto masivo a favor de la unidad a Rusia, lo que seguiría aumentando los roces entre Moscú y Kiev y la tensión internacional. (Télam-DPA)
No obstante, oficialmente el Gobierno moscovita insiste en no reconocer la legitimidad del nuevo gobierno de Ucrania, porque consideran que tomó el poder en un golpe de Estado. Así lo reiteró el canciller ruso, Serguei Lavrov, quien subrayó que “el así llamado gobierno interino (ucraniano) no actúa por su propia voluntad y depende, lamentablemente, de radicales nacionalistas que tomaron el poder a través de una insurrección armada”. Lavrov expresó que están “dispuestos a conversar con Occidente a condición de que sea un diálogo justo, como socios, sin que haya intentos de presentarnos como si fuéramos incluso parte en el conflicto”.
Así se refirió a las críticas de Occidente sobre la “actitud agresiva” de Moscú frente a la crisis política más grave en la historia postsoviética de Ucrania y a las restricciones impuestas a Rusia por Estados Unidos. Barack Obama anunció la restricción de visados y otras sanciones contra personas y entidades responsables de la intervención militar rusa en Crimea. Y suspendió las conversaciones bilaterales con Rusia sobre comercio e inversión, y frenó los contactos entre militares de Estados Unidos y de Rusia, incluidos los ejercicios, reuniones bilaterales, visitas portuarias y conferencias.
En respuesta, el Gobierno ruso amenazó con suspender en su territorio las inspecciones internacionales de armamento nuclear enmarcadas en el tratado sobre la reducción de armas nucleares START III firmado entre Rusia y Estados Unidos. Dado que “estas inspecciones son una medida de confianza, en las actuales condiciones de sanciones ya declaradas de facto por Estados Unidos, no puede haber contactos bilaterales normales para el cumplimiento de los acuerdos” en materia de armas nucleares, advirtió un alto funcionario ruso del ministerio de Defensa.
Pero el gobierno ucraniano reiteró su reivindicación territorial sobre la península en el Mar Negro. “Crimea fue, es y seguirá siendo ucraniana”, insistió el ministro de Exteriores ucraniano, Andrei Deschitsa, en Kiev.
En tanto, el jefe de gobierno de Crimea, Serguei Aksionov, volvió a mostrarse combativo. “Nadie puede anular la convocatoria a la consulta”, dijo respecto al referéndum. El adelanto de la votación, prevista en primer momento para el 25 de mayo, se decidió para evitar “provocaciones” ucranianas. Se votará el 16 de marzo sobre su reunificación con Rusia, de la que formaba parte hasta 1954. Se da por hecho que el referéndum terminará con un voto masivo a favor de la unidad a Rusia, lo que seguiría aumentando los roces entre Moscú y Kiev y la tensión internacional. (Télam-DPA)
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