03 Marzo 2014
SENCILLEZ. Amy Adams en su Gucci de lineas sencillas.
Por un lado estuvieron las artistas que optaron por la opulencia, los brillos, las piedras y el color; por el otro, aquellas -muchas, muchísimas- que se quedaron en cortes simples y colores claros que hasta dieron la sensación de austeridad. El saco blanco destacó a algunos hombres.
Si hay, hubo o habrá una crisis económica en Estados Unidos no es algo que suela reflejarse en la alfombra roja de los premios más esperados del cine. Sin embargo, los colores pálidos, los géneros lisos, los cortes simples y los escotes geométricos dejaron la sensación de que ha habido un manto de austeridad en la fiesta del cine, si es que puede usarse esa palabra en tal evento. De cualquier manera, los (varios) vestidos bañados en piedras le han dado a la ceremonia los destellos que pide la ocasión. El resultado: un teatro Dolby tironeado por los contrastes. Exquisitos contrastes, por cierto.
De un lado estaban Cate Blanchett (vestida de Armani), Angelina Jolie y Sarah Paulson (Elie Saab Haute Couture), Jennifer Garner (Oscar de la Renta), Naomi Watts (Calvin Klein)... Todas ellas con vestidos de colores pálidos o blancos, pero con una pedrería deslumbrante. En la misma fila estuvo Anne Hathaway, que optó por un Gucci que le valió levantar el aplazo del Prada de la edición anterior, que hizo explotar a la crítica especializada por lo poco favorecedor del modelo. Esta vez, la actriz ganadora de un Oscar por su actuación en “Los Miserables” (2012) usó un vestido con el torso forrado en piedras que brillaron hasta encandilar cuando subió al escenario como presentadora.
Tal vez el extremo de los trajes opulentos, muy elocuentemente llamados vestidos “joya”, haya sido el de Jenna Lee Dewan. Tenía todo junto: transparencias, plumas, pedrería, corpiño y escote palabra de honor, siempre en clave “nude”. El diseño pertenece a Reem Acra. Kristin Chenoweth, por su lado, se apareció tan dorada como la propia estatuilla en juego, con un vestido que rememora el art decó, diseño de Roberto Cavalli.
En la vereda roja de la simpleza se ubicaron Lupita Nyong’o, con un vestido Prada diseñado exclusivamente para ella. Su piel negra contrastó con el “azul Nairobi”, como ella misma bautizó al celeste de su vestido. Dijo que ese tono la hace acordar a su tierra, Kenia. La morena se llevó los aplausos por su outfit y también una estatuilla por su papel en “12 años de esclavitud”. Su sonrisa era infinita.
Amy Adams, descollante en la sencillez de un Gucci, volvió a elegir el azul marino para visitar la alfombra roja más importante del año. Sandra Bullock, otra de las nominadas por su rol en “Gravedad”, también optó por un azul casi negro, diseño de Sarah Burton para Alexander McQueen.
Los hombres no suelen ser la tela de la que más se pueda cortar a la hora de hablar de moda en la alfombra roja. Pero en la fiesta de ayer hubo unas llamativas excepciones para tomar nota. El cantante Pharrell Williams se jugó con un traje combinado con impecables bermudas a media rodilla y zapatos sin medias, una forma descontracturada de llevar el traje sin restarle elegancia.
Matthew McConaughey, elegido Mejor Actor por su rol en “El club de los desahuciados”, combinó un traje negro, incluyendo chaleco, con un saco blanco. Pero Jared Leto, otro ganador de la noche, ha sido el que arrancó más halagos por su ropa: pantalón negro angosto, de gala, combinado con un saco blanco y un moño rojo. Todo eso sumado a su pelo largo suelto, teñido en las puntas. “He querido una vuelta al Hollywood clásico”, dijo al ser entrevistado. Y lo consiguió.
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