El año en el que a San Juan la tragó la tierra

El año en el que a San Juan la tragó la tierra

Un periodista de LA GACETA visitó San Juan, en el mes en el que esa provincia cuyana recordaba los 70 años del terremoto que entonces destruyó la ciudad capital, dejando el saldo de 10.000 muertos y una herida social que sigue abierta

VIAJE AL PASADO. En el Museo de la Memoria, un simulador de sismos reaviva en instantes el derrumbe de la ciudad.  VIAJE AL PASADO. En el Museo de la Memoria, un simulador de sismos reaviva en instantes el derrumbe de la ciudad.
La tarde cálida y seca daba sus últimos suspiros en aquel 15 de enero de 1944. José Lastra, ahora un jubilado bancario, tenía entonces 10 años y jugaba a las “bolitas” con los amigos frente a su casa. L a recuerda de ladrillos, adobe y que estaba en la periferia de la ciudad de San Juan. Eran, rememora, cerca de las 20 cuando el ambiente se tiñó de un presagio inquietante. Los perros comenzaron a ladrar enloquecidos. El aire y el movimiento de la ciudad parecían haberse detenido en espera de algo imprevisible. Entonces comenzó a desencadenarse un raro rumor que creció hasta que se transformó en un trueno ensordecedor que iba acompañado por un zamarreo furioso. “Nos tiró al suelo y no nos dejaba levantarnos. Llorábamos desesperados” contó el hombre. “Fue terrorífico. La tierra parecía que se iba a desmoronar y tragarnos. Mis padres salieron desesperados en mi búsqueda. Pero no podían acercarse por el sacudón que parecía interminable”. “José, José, por Dios, no se mueva de ahí”, dice que le gritaban, mientras él veía desgajarse partes de la pared de su casa.

El histórico terremoto de San Juan, que en enero pasado cumplió 70 años, devastó casi totalmente a esa ciudad, dejando un saldo estimado de 10.000 muertos. En ese entonces la población era de 80.000 habitantes. “Al otro día con mis viejos fuimos al centro y el lugar parecía haber sido bombardeado. Casi todos los edificios se habían venido abajo. Las topadoras cargaban a prisa los montículos de escombros mezclados con restos humanos. Decían que no había tiempo para reconocimientos. Así, todo iba a una sola fosa”, apunta Lastra. El recuerdo, que parece grabado en un tiempo reciente, le produce aún estremecimientos que, según él mismo afirma, parecen sentenciados a extinguirse sólo en su tumba.

Simulador
José, precisamente, es uno de los tantos sobrevivientes que, por el mismo trauma que arrastra desde el terremoto, no piensan visitar jamás el Museo de la Memoria Urbana que se habilitó hace dos años en predios de la ex estación ferroviaria de esa ciudad. En él se reviven los momentos terribles de esa catástrofe (que duró alrededor de 46 segundos), en un simulador de sismos construido con un moderno sistema hidráulico. “Aquí se vivencia en un espacio ambientado en época, una réplica con imagen, movimiento y sonido de lo ocurrido en aquel 15 de enero de 1944”, explica Pablo Tejada, un guía del museo. “Siendo un hecho que marcó la historia de San Juan y la Argentina, se buscó la manera de representar las sensaciones que ese impredecible fenómeno natural produce en la gente”, añade. Hasta ahora el 80% de los visitantes fueron de otras provincias. “MI padre vino, observó la sala, las fotos que se exhiben de esa tragedia, y se fue triste, con lágrimas en los ojos”, confió Pamela, otra guía del lugar. “El pobre es difícil que se olvide de esos momentos en que perdió dos hermanos y tíos”.

Sacudón
La experiencia dura unos cinco minutos en una sala que se asemeja a una habitación, con una pantalla que ocupa el espacio de una ventana y a través de la cual se recrea a través de diapositivas, paisajes de San Juan de antes del terremoto. Una voz de off cuenta parte de esa historia de la ciudad, hasta que se llega al fatídico 15 de enero de 1944. La última imagen se clava con la vista frontal de la vieja iglesia de la ciudad, en una tarde plomiza en el que se escucha solo los ladridos de los perros. De pronto comienza el ruido y el sacudón que dan escalofríos.

“La simulación fue reducida a una escala sísmica de Richter de 7.4 para evitar que los visitantes terminen shockeados. Según registros de entonces, el terremoto alcanzó los 7.8 grados”, aclara Tejada. Aunque uno tiene asumido lo ficticio de la experiencia, en verdad la piel se eriza al pensar la tremenda circunstancia vivida por los sanjuaninos hace 70 años. Algunos niños, ajenos a la historia, experimentan el sacudón como un simple juego de un parque de diversiones y en la sala rompen en carcajadas nerviosas. Para los adultos son 46 segundos interminables y que concluyen cuando en medio del movimiento frenético se observa cómo se viene abajo una de las dos torres de la iglesia de la ciudad, hoy totalmente reconstruida. La experiencia se complementa con copias de los diarios de la época que, con fotos y amplio informe, ilustran sobre las secuelas del terremoto. La casa del educador, periodista y ex presidente Domingo Faustino Sarmiento, construida con paredes de doble formación de ladrillos y techo de adobe, es una de las pocas que no acusaron daños por el sismo. Hoy hay pocos vestigios de esa catástrofe en la ciudad. Se trata de una urbe moderna, con calles amplias, arboladas y edificios con diseño innovador. El Centro Cívico, que concentra las principales dependencias del Estado, ocupa un predio de unas dos hectáreas y es uno de los más recientes levantados en el municipio. También deslumbra el museo de Bellas Artes Franklin Rawson y el salón de convenciones. Sin dudas, San Juan está marcada por un antes y después del terremoto.

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