Por Bruno Farano
24 Febrero 2014
NO ESTUVO EN SU TARDE. Lucas Chacana intentó aportar desequilibrio pero estuvo impreciso y no gravitó en ataque.
Jugar en La Ciudadela se transformó en un problema sin solución para San Martín. Le cuesta mucho ganar, demasiado para un equipo con ambiciones.
Que el rival se mete atrás es sabido, que intenta embarrar la cancha también. Por eso, para jugar en casa se necesita inteligencia y, sobre todo, paciencia. Y ayer, San Martín desaprobó esas dos materias claves para recibirse de anfitrión implacable.
El equipo arrollador que quiere Arnaldo Sialle faltó a la cita. El “santo” extrañó horrores a Becica y nadie pudo transformarse en “mago” por un rato. Ibáñez mostró sólo chispazos, mientras More y Chacana se pasaron de revoluciones. Y claro, llegar con peligro al arco de Catriel Orcellet fue una quimera.
Lo mejor del local nació en los pies de Fabricio Lenci. Sí, a los 8’, el punta se vistió de extremo. Por izquierda, guapeó una pelota que parecía perdida, desbordó y cedió a Ibáñez que definió justo a donde estaba Orcellet. Además, San Martín nunca se sintió cómodo en el juego. A falta de un hombre que genere fútbol abusó del pelotazo. Error. Un Gimnasia bien parado en defensa casi ni se inmutó.
Para colmo, el equipo de Sialle tuvo que luchar contra un rival bien mañero; de esos que protestan todo y recurren a mil artimañas con tal de conseguir su objetivo.
En el complemento y con dos hombres más -Jorge Cardozo y Walter Ledesma vieron la roja por juego brusco en Gimnasia-, el “santo” se dio cuenta que estaba dejando pasar (una vez más) el tren. El ingresado Matías Rinaudo se disfrazó de conductor y generó un par de situaciones. Primero probó desde lejos, pero el “1” entrerriano respondió bien. Más tarde hizo una pausa y habilitó a Seri que envió un centro atrás para el remate de Méndez, que salvó Torres sobre la línea. La reacción llegó tarde.
Gimnasia aguantó y festejó el punto. San Martín debe aprender a tener la cabeza fría en su casa. En siete días recibe a Tiro Federal, y no puede volver a fallar.
Que el rival se mete atrás es sabido, que intenta embarrar la cancha también. Por eso, para jugar en casa se necesita inteligencia y, sobre todo, paciencia. Y ayer, San Martín desaprobó esas dos materias claves para recibirse de anfitrión implacable.
El equipo arrollador que quiere Arnaldo Sialle faltó a la cita. El “santo” extrañó horrores a Becica y nadie pudo transformarse en “mago” por un rato. Ibáñez mostró sólo chispazos, mientras More y Chacana se pasaron de revoluciones. Y claro, llegar con peligro al arco de Catriel Orcellet fue una quimera.
Lo mejor del local nació en los pies de Fabricio Lenci. Sí, a los 8’, el punta se vistió de extremo. Por izquierda, guapeó una pelota que parecía perdida, desbordó y cedió a Ibáñez que definió justo a donde estaba Orcellet. Además, San Martín nunca se sintió cómodo en el juego. A falta de un hombre que genere fútbol abusó del pelotazo. Error. Un Gimnasia bien parado en defensa casi ni se inmutó.
Para colmo, el equipo de Sialle tuvo que luchar contra un rival bien mañero; de esos que protestan todo y recurren a mil artimañas con tal de conseguir su objetivo.
En el complemento y con dos hombres más -Jorge Cardozo y Walter Ledesma vieron la roja por juego brusco en Gimnasia-, el “santo” se dio cuenta que estaba dejando pasar (una vez más) el tren. El ingresado Matías Rinaudo se disfrazó de conductor y generó un par de situaciones. Primero probó desde lejos, pero el “1” entrerriano respondió bien. Más tarde hizo una pausa y habilitó a Seri que envió un centro atrás para el remate de Méndez, que salvó Torres sobre la línea. La reacción llegó tarde.
Gimnasia aguantó y festejó el punto. San Martín debe aprender a tener la cabeza fría en su casa. En siete días recibe a Tiro Federal, y no puede volver a fallar.