21 Febrero 2014
Barricadas en Caracas y violencia en el interior
“Me declaro en desobediencia civil”, se leía en los carteles que portaban ayer los manifestantes opositores al Gobierno de Nicolás Maduro San Cristóbal, en el oste del país, parecía una zona de guerra. El presidente le contestó con dureza a Obama y amenaza a CNN
CARACAS.- Los choques entre manifestantes y fuerzas de seguridad recrudecieron en varias ciudades de Venezuela, mientras la oposición sigue acusando al Gobierno de reprimir con violencia la ola de protestas contra el presidente Nicolás Maduro. Al menos cinco personas han muerto a causa de los enfrentamientos. Una más falleció de causas naturales, debido a que los bloqueos le impidieron llegar a un hospital. Hay además decenas de heridos y detenidos.
La situación en Caracas estuvo más calmada ayer, pero el ambiente empeoró en las ciudades andinas de Mérida y San Cristóbal, en el oeste del país. Allí fue suspendida temporalmente la portación de armas. San Cristóbal, cerca de la frontera con Colombia, parecía una zona de guerra: el transporte público no funcionaba, mientras que los bancos y los comercios no abrieron sus puertas.
Vecinos de Caracas armaron barricadas, luego de que zonas del este de la capital -bastión opositor- fueron sacudidas el miércoles por enfrentamientos. Otros tenían carteles que decían: “me declaro en desobediencia civil”.
“¿Cuántos muertos más quieren? ¿Cuántos heridos más quieren?”, preguntó en una conferencia de prensa Henrique Capriles, uno de los líderes de la oposición. Capriles acusó al Gobierno de provocar la violencia para desviar la atención de los problemas económicos del país.
“No podemos subestimar a los grupos fascistas que tienen a su jefe preso en una cárcel”, retrucó Maduro, aludiendo al dirigente opositor Leopoldo López. Él está en una cárcel militar y deberá afrontar graves cargos de daños e incendios y asociación para delinquir, que conllevan penas de prisión de hasta 10 años.
Al Maduro lo enojó el pedido de Barack Obama para que todos los presos políticos sean liberados. “Esas declaraciones constituyen una nueva y grosera injerencia en los asuntos internos de nuestro país, con el agravante de usar como base información falsa y aseveraciones sin fundamento”, contestó la Cancillería venezolana.
Mientras tanto, ante la falta de cobertura de los hechos de violencia por parte de las radios y televisoras locales -en su mayoría en manos del Estado- los venezolanos siguen recurriendo a las redes sociales para enterarse de la situación. Maduro está decidido a expulsar de Venezuela a CNN, la cadena internacional de noticias. “Se la sacará del país si no cesa su propaganda de guerra”, advirtió.
Para agravar el panorama, el ministro para la Energía Eléctrica, teniente Jesse Chacón, denunció ataques contra instalaciones y equipos del sistema eléctrico en cuatro Estados del país.
La situación en Caracas estuvo más calmada ayer, pero el ambiente empeoró en las ciudades andinas de Mérida y San Cristóbal, en el oeste del país. Allí fue suspendida temporalmente la portación de armas. San Cristóbal, cerca de la frontera con Colombia, parecía una zona de guerra: el transporte público no funcionaba, mientras que los bancos y los comercios no abrieron sus puertas.
Vecinos de Caracas armaron barricadas, luego de que zonas del este de la capital -bastión opositor- fueron sacudidas el miércoles por enfrentamientos. Otros tenían carteles que decían: “me declaro en desobediencia civil”.
“¿Cuántos muertos más quieren? ¿Cuántos heridos más quieren?”, preguntó en una conferencia de prensa Henrique Capriles, uno de los líderes de la oposición. Capriles acusó al Gobierno de provocar la violencia para desviar la atención de los problemas económicos del país.
“No podemos subestimar a los grupos fascistas que tienen a su jefe preso en una cárcel”, retrucó Maduro, aludiendo al dirigente opositor Leopoldo López. Él está en una cárcel militar y deberá afrontar graves cargos de daños e incendios y asociación para delinquir, que conllevan penas de prisión de hasta 10 años.
Al Maduro lo enojó el pedido de Barack Obama para que todos los presos políticos sean liberados. “Esas declaraciones constituyen una nueva y grosera injerencia en los asuntos internos de nuestro país, con el agravante de usar como base información falsa y aseveraciones sin fundamento”, contestó la Cancillería venezolana.
Mientras tanto, ante la falta de cobertura de los hechos de violencia por parte de las radios y televisoras locales -en su mayoría en manos del Estado- los venezolanos siguen recurriendo a las redes sociales para enterarse de la situación. Maduro está decidido a expulsar de Venezuela a CNN, la cadena internacional de noticias. “Se la sacará del país si no cesa su propaganda de guerra”, advirtió.
Para agravar el panorama, el ministro para la Energía Eléctrica, teniente Jesse Chacón, denunció ataques contra instalaciones y equipos del sistema eléctrico en cuatro Estados del país.