14 Febrero 2014
Maduro pide cárcel para un líder opositor
La Policía Militar allanó un local del partido Voluntad Popular. Analistas sostienen que el Gobierno chavista no corre peligro por el momento. Jueves de calma en las calles Responsabiliza a Leopoldo López por los hechos de violencia que dejaron un saldo de tres muertos y 66 heridos
ANTICHAVISTAS. Pancartas y carteles se desplegaron ayer contra Maduro. foto de reuters
CARACAS.- No se registraron enfrentamientos ayer en las calles venezolanas, pero la tensión se mantiene en el país. El Gobierno chavista culpó al partido opositor que lidera Leopoldo López por los incidentes del miércoles, durante los que murieron tres personas.
Por orden del Ministerio Público, un escuadrón de la inteligencia militar irrumpió empuñando armas largas en las oficinas del partido de López, en el centro financiero del país. Al no encontrarlo, se retiraron. La orden de arresto contra el ex alcalde de un rico distrito de Caracas se libró bajo duros cargos de terrorismo y homicidio.
“Esto forma parte de un plan para criminalizar la protesta”, protestó Carlos Vecchio, uno de los dirigentes de Voluntad Popular, el partido que encabeza López. Los miembros de la oposición que se encontraban allí dijeron que los militares portaban uniformes negros y chalecos antibalas. No mostraron una orden de allanamiento.
Horas antes, Vecchio había informado que López estaba en su casa, reunido con sus abogados, y que no pensaba abandonar el país.
El presidente Nicolás Maduro prometió que los hechos de violencia no quedarán impunes. Además de los muertos, las refriegas entre oficialistas y opositores dejaron 66 heridos. Fueron detenidas 69 personas, mientras que se registró el incendio de medio centenar de autos y hubo cuantiosos daños a la infraestructura pública.
Ayer las calles de Caracas amanecieron en calma, pero con fuerte presencia de policías y militares. Pequeños grupos de opositores continuaban protestando contra el Gobierno, quemando neumáticos y blandiendo banderas de Venezuela en la capital y en las principales ciudades.
“Dicen que somos el futuro y nos matan en el presente”, se leía en una pancarta de un grupo de estudiantes, en las afueras de una universidad de Caracas. “No más sangre”, decía otra.
“Estamos todos hartos de la violencia, de la cultura de la confrontación. El país tiene demasiados problemas reales. Es la hora para un cambio de Gobierno. Estos ya fracasaron”, sentenció Manuel Armas, estudiante de 19 años.
¿Golpe de Estado?
Bajo la consigna de “La Salida”, aludiendo a una eventual renuncia de Maduro, grupos de la oposición han realizado protestas en todo el país durante las últimas dos semanas. Reclaman contra la delincuencia, la corrupción y el rápido incremento en el costo de vida.
Nada indica, sin embargo, que las manifestaciones tengan fuerza para desestabilizar al Gobierno. “Las protestas no representan una amenaza en el corto plazo para Maduro -opinó Diego Moya-Ocampos, de la firma de análisis IHS Global-. Sin embargo, el riesgo de que el Gobierno pierda el control crecerá significativamente si se producen más víctimas fatales”.
Educado en Harvard, López declaró que no busca derrocar a Maduro por la fuerza, sino convocar a un referéndum revocatorio, como está previsto en la Constitución.
Las protestas desnudaron las diferencias dentro de la oposición. La mayoría moderada de Henrique Capriles rechaza la violencia. Sostienen que ese camino sólo beneficia al Gobierno.
Limitados por una ley aprobada durante el gobierno de Chávez, los medios locales no mostraron la violencia. El canal internacional de noticias NTN24, que transmite desde Colombia, denunció que su señal en Venezuela fue cortada mientras informaba sobre los disturbios.
Por orden del Ministerio Público, un escuadrón de la inteligencia militar irrumpió empuñando armas largas en las oficinas del partido de López, en el centro financiero del país. Al no encontrarlo, se retiraron. La orden de arresto contra el ex alcalde de un rico distrito de Caracas se libró bajo duros cargos de terrorismo y homicidio.
“Esto forma parte de un plan para criminalizar la protesta”, protestó Carlos Vecchio, uno de los dirigentes de Voluntad Popular, el partido que encabeza López. Los miembros de la oposición que se encontraban allí dijeron que los militares portaban uniformes negros y chalecos antibalas. No mostraron una orden de allanamiento.
Horas antes, Vecchio había informado que López estaba en su casa, reunido con sus abogados, y que no pensaba abandonar el país.
El presidente Nicolás Maduro prometió que los hechos de violencia no quedarán impunes. Además de los muertos, las refriegas entre oficialistas y opositores dejaron 66 heridos. Fueron detenidas 69 personas, mientras que se registró el incendio de medio centenar de autos y hubo cuantiosos daños a la infraestructura pública.
Ayer las calles de Caracas amanecieron en calma, pero con fuerte presencia de policías y militares. Pequeños grupos de opositores continuaban protestando contra el Gobierno, quemando neumáticos y blandiendo banderas de Venezuela en la capital y en las principales ciudades.
“Dicen que somos el futuro y nos matan en el presente”, se leía en una pancarta de un grupo de estudiantes, en las afueras de una universidad de Caracas. “No más sangre”, decía otra.
“Estamos todos hartos de la violencia, de la cultura de la confrontación. El país tiene demasiados problemas reales. Es la hora para un cambio de Gobierno. Estos ya fracasaron”, sentenció Manuel Armas, estudiante de 19 años.
¿Golpe de Estado?
Bajo la consigna de “La Salida”, aludiendo a una eventual renuncia de Maduro, grupos de la oposición han realizado protestas en todo el país durante las últimas dos semanas. Reclaman contra la delincuencia, la corrupción y el rápido incremento en el costo de vida.
Nada indica, sin embargo, que las manifestaciones tengan fuerza para desestabilizar al Gobierno. “Las protestas no representan una amenaza en el corto plazo para Maduro -opinó Diego Moya-Ocampos, de la firma de análisis IHS Global-. Sin embargo, el riesgo de que el Gobierno pierda el control crecerá significativamente si se producen más víctimas fatales”.
Educado en Harvard, López declaró que no busca derrocar a Maduro por la fuerza, sino convocar a un referéndum revocatorio, como está previsto en la Constitución.
Las protestas desnudaron las diferencias dentro de la oposición. La mayoría moderada de Henrique Capriles rechaza la violencia. Sostienen que ese camino sólo beneficia al Gobierno.
Limitados por una ley aprobada durante el gobierno de Chávez, los medios locales no mostraron la violencia. El canal internacional de noticias NTN24, que transmite desde Colombia, denunció que su señal en Venezuela fue cortada mientras informaba sobre los disturbios.
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