12 Febrero 2014
ENTRENANDO. El asaltante se ocupaba por mantener su condición física. fotos de facebook
Gran parte del personal que trabaja en el penal de Villa Urquiza no podrá olvidarlo. Máximo Arreyes, quien se escapó de la cárcel en enero de 2001 junto a otros dos peligrosos delincuentes, fue recapturado el lunes en Córdoba.
Su caso provocó el apartamiento de 17 guardiacárceles y motivó la construcción del pabellón de máxima seguridad en la cárcel tucumana.
Arreyes fue condenado por causas relacionadas con el narcotráfico e integraba una conocida banda delictiva llamada “los cordobeses” que en Tucumán se dedicaba a robar bancos. Pero consiguió fugarse. Desde entonces, pesaba sobre él un pedido de captura.
Casi 15 años después, un policía lo reconoció el lunes a la mañana, cuando uno de los prófugos más buscados entró a realizar un trámite en la Municipalidad de Río Cuarto. Un grupo de policías lo siguió en secreto y consiguió detenerlo.
Arreyes, que tiene 50 años, portaba una pistola Bersa 380, con cinco cartuchos y uno en la recámara.
La fuga del penal
El personal del penal de Villa Urquiza no podía creer lo que pasaba cuando confirmó que faltaban tres peligrosos reos, entre los que estaba Arreyes.
En aquel entonces se hizo cargo del caso el fiscal Héctor Abraham Musi, quien recogió testimonios en los alrededores del penal y, a partir de los relatos de los vecinos, dedujo que debió existir cierta complicidad de algunos guardiacárceles.
Fueron 17 los empleados que quedaron separados de sus cargos. La triple fuga también les valió el puesto a los directores del penal, Noé Medina y Miguel Ángel Chaile, que fueron reemplazados por Roberto Ramón Vallejo y Alberto Melgarez.
Una mujer que vivía frente al penal le había contado al fiscal Musi que la noche de la fuga vio cómo los delincuentes se descolgaban por el muro norte del penal (sobre calle Delfín Gallo) y que uno de los guardiacárceles les indicaba que se dirigieran hacia la avenida República del Líbano, donde los esperaban dos autos para completar la huida.
Su caso provocó el apartamiento de 17 guardiacárceles y motivó la construcción del pabellón de máxima seguridad en la cárcel tucumana.
Arreyes fue condenado por causas relacionadas con el narcotráfico e integraba una conocida banda delictiva llamada “los cordobeses” que en Tucumán se dedicaba a robar bancos. Pero consiguió fugarse. Desde entonces, pesaba sobre él un pedido de captura.
Casi 15 años después, un policía lo reconoció el lunes a la mañana, cuando uno de los prófugos más buscados entró a realizar un trámite en la Municipalidad de Río Cuarto. Un grupo de policías lo siguió en secreto y consiguió detenerlo.
Arreyes, que tiene 50 años, portaba una pistola Bersa 380, con cinco cartuchos y uno en la recámara.
La fuga del penal
El personal del penal de Villa Urquiza no podía creer lo que pasaba cuando confirmó que faltaban tres peligrosos reos, entre los que estaba Arreyes.
En aquel entonces se hizo cargo del caso el fiscal Héctor Abraham Musi, quien recogió testimonios en los alrededores del penal y, a partir de los relatos de los vecinos, dedujo que debió existir cierta complicidad de algunos guardiacárceles.
Fueron 17 los empleados que quedaron separados de sus cargos. La triple fuga también les valió el puesto a los directores del penal, Noé Medina y Miguel Ángel Chaile, que fueron reemplazados por Roberto Ramón Vallejo y Alberto Melgarez.
Una mujer que vivía frente al penal le había contado al fiscal Musi que la noche de la fuga vio cómo los delincuentes se descolgaban por el muro norte del penal (sobre calle Delfín Gallo) y que uno de los guardiacárceles les indicaba que se dirigieran hacia la avenida República del Líbano, donde los esperaban dos autos para completar la huida.
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