¿Y si el náufrago inventó su relato?

Andrea Sosa Cabrios y Christiane Oelrich - Agencia DPA

Un hombre estuvo 13 meses a la deriva en una lancha hasta que el mar lo arrojó a las Islas Marshall. ¿Realidad o fantasía? Según el embajador mexicano que entrevistó al náufrago, hay elementos coherentes que permitirían pensar que la odisea es cierta. Pero son tantas las dudas que se desprenden de la historia...

El salvadoreño José Salvador Alvarenga, de 37 años, se prepara para el viaje de regreso a casa. Las autoridades mexicanas colaboran con El Salvador para gestionarle un pasaporte y las visas necesarias. Mientras tanto, el mundo habla del llamativo caso.

Algunos datos fueron corroborados: el nombre del náufrago, que tiene una hija y que sus padres viven en el pueblo de Garita de Palmera, en El Salvador. También que trabajaba para la Cooperativa Camaronera de la Costa, en un pequeño puerto del sureño estado mexicano de Chiapas. Desde allí -según Alvarenga- salió a pescar y fue sorprendido por una tormenta. Apareció con una barba rojiza y el pelo revuelto en el atolón de Ebon, a más de 10.000 kilómetros del punto de partida.

Alvarenga afirma que partió de México con un compañero en diciembre de 2012. Ese joven que lo acompañaba murió de hambre y de sed en medio del mar.

“Hay gente que opina que puede ser demasiado tiempo el que dijo que estuvo a la deriva. Nadie sabe exactamente cuánto habrá sido. Pero también es un hecho que estando solo se pierde la perspectiva”, opinó el embajador mexicano en Filipinas, Julio Camarena.

Según las autoridades de las Islas Marshall, archipiélago que hasta 1990 permaneció bajo la administración de Estados Unidos, aún hay temas por corroborar. Según el embajador de ese país en las islas, Thomas Armbruster, Alvarenga está en mucha mejor condición de la que uno hubiera esperado después de semejante tortura. Y es un hecho que no es fácil llegar, así porque sí, a las Islas Marshall, perdidas en el Océano Pacífico.

Hombre fornido, el salvadoreño no parece ser el náufrago desvalido que debió alimentarse de peces, tortugas y pájaros, además de beber agua de lluvia y su propia orina para sobrevivir.

Según el mismo relató, en la desesperación de un viaje sin rumbo quiso suicidarse en su lancha. “Me quería ahorcar, lloraba”, le contó a la cadena televisiva Telemundo. Pero se aferró a Dios cuando perdía las esperanzas, aseguró.

Después de ser encontrado por un investigador en el atolón de Ebon, Alvarenga fue trasladado a Majuro, capital de las Marshall. Ahí se le vio llegar con una lata de refresco en la mano.

Vale apuntar casos recientes que se relacionan con esta aventura. En 2006 la tripulación de un buque atunero taiwanés encontró cerca de las Marshall a tres mexicanos que estuvieron durante nueve meses a la deriva. Y en 1992 dos pescadores de Kiribati sobrevivieron 177 días en alta mar antes de llegar a Samoa. Habrá que ver hasta dónde llega la veracidad de esta historia.