El cólera aparece repetidamente en la historia de Tucumán. Entre 1886 y 1887 murieron entre 5.000 y 6.000 ciudadanos como consecuencia de la enfermedad infecciosa. La mayoría de esos casos se registraron en la capital provincial.
Mucho más cerca, en la década del 90 del siglo pasado, se produjeron cinco brotes. El primero de ellos, en 1993, incluyó siete casos. Entre fines del 93 y 1994 afectó a 22 personas. Ramón Ortega era el gobernador.
Luego, a comienzos de 1996 y ya durante la gestión de Antonio Bussi, ocho ciudadanos sufrieron la enfermedad. Un año después los casos sumaron seis. La última referencia data de 1998, cuando un niño de 18 meses de la Banda del Río Salí fue el primer damnificado. En 2002 las alarmas se habían encendido por los síntomas que sufría un bebé, pero los análisis desestimaron el caso.
"Las familias están avisadas y controladas"
Oscar Hilal, director del hospital del Niño Jesús, sostuvo que los procedimientos seguidos ante la aparición de la bacteria del cólera en tres niños tucumanos fueron los habituales. “Tenemos una unidad centinela que estudia los cultivos de materia fecal. Esta cepa que apareció se llama ‘Tucumana’ y no es nueva. Dos de los análisis concluyeron que no era toxígena”, puntualizó.
Hilal añadió que visitaron las viviendas de los chicos para tomar muestras de sus familiares y ponerlos sobre aviso de la situación. “Las familias están avisadas y controladas”, enfatizó.
“Los tres niños están bien de salud y las familias saben lo que ocurre. Yo vi a dos de ellos y ya no tienen diarrea -destacó Hilal-. Es importante comunicarle a la población que el cólera no se contagia de persona a persona, la bacteria aparece en la materia fecal y en el vómito”.