31 Enero 2014
RESPALDO. La cumbre regional brindó un unánime apoyo al reclamo argentino sobre el archipiélago austral. reuters
LONDRES.- El apoyo de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) al reclamo argentino por la soberanía de las Malvinas expone la soledad de la posición del Reino Unido, que se escondió nuevamente en el plebiscito realizado en las islas, que no sólo no es reconocido por las Naciones Unidas (ONU), sino que fue financiada por Canadá, el único país que lo apoya en el continente.
Argentina consiguió en Cuba un respaldo unánime al pedido de negociaciones por el archipiélago, como lo obtuvo en los últimos años de bloques como el Grupo de los 77+ China y de los 54 países de Africa.
Pero la respuesta de Londres a la Declaración de La Habana fue otro insulto al derecho internacional: “los habitantes de las Falkland (sic) son británicos y quieren permanecer británicos como demostró claramente el 99,8% en el referendo de marzo pasado”. Así lo repitió un portavoz del Foreign Office y agregó que “el gobierno del Reino Unido concede gran importancia al principio de libre determinación”.
Las palabras del vocero esconden que la ONU no reconoce la validez de ese derecho en la Cuestión Malvinas, y que por eso el organismo no patrocinó la misión de observadores del plebiscito en las Malvinas, financiada por Canadá.
El ministerio de Asuntos Exteriores canadiense giró el 18 de febrero de 2013, tres semanas antes de la votación, U$S 233.600 a Canadem, ONG con sede en Ottawa y fundada por el propio gobierno del país de América del Norte. (Ver Un elevado costo)
El propósito del pago es “organizar e implementar” la misión de observadores para “asegurarse que los habitantes de las islas Falkland (por las Malvinas) tengan la palabra sobre el futuro de su territorio a través de un referendo libre y justo”.
Un portavoz de la cancillería canadiense confirmó a Télam la contribución, rotulada bajo el número 12-1653, y expresó que tuvo “el objetivo de proporcionar una evaluación parcial del referendo”. Pero siendo juez y parte, Canadá fue el único país en aceptar oficialmente la consulta en el archipiélago, posición que no tomó Estados Unidos ni la propia Unión Europea.
Su apoyo incondicional y solitario no extraña ya que es uno de los principales socios del Reino Unido en la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) y comparten como jefa de Estado a la reina Isabel II.
La postura del gobierno canadiense ya había quedado clara en 2012, cuando en la Cumbre de las Américas impidió que se vote una declaración consensuada instando a la apertura de negociaciones entre Buenos Aires y Londres por la soberanía de Malvinas. (Télam)
Argentina consiguió en Cuba un respaldo unánime al pedido de negociaciones por el archipiélago, como lo obtuvo en los últimos años de bloques como el Grupo de los 77+ China y de los 54 países de Africa.
Pero la respuesta de Londres a la Declaración de La Habana fue otro insulto al derecho internacional: “los habitantes de las Falkland (sic) son británicos y quieren permanecer británicos como demostró claramente el 99,8% en el referendo de marzo pasado”. Así lo repitió un portavoz del Foreign Office y agregó que “el gobierno del Reino Unido concede gran importancia al principio de libre determinación”.
Las palabras del vocero esconden que la ONU no reconoce la validez de ese derecho en la Cuestión Malvinas, y que por eso el organismo no patrocinó la misión de observadores del plebiscito en las Malvinas, financiada por Canadá.
El ministerio de Asuntos Exteriores canadiense giró el 18 de febrero de 2013, tres semanas antes de la votación, U$S 233.600 a Canadem, ONG con sede en Ottawa y fundada por el propio gobierno del país de América del Norte. (Ver Un elevado costo)
El propósito del pago es “organizar e implementar” la misión de observadores para “asegurarse que los habitantes de las islas Falkland (por las Malvinas) tengan la palabra sobre el futuro de su territorio a través de un referendo libre y justo”.
Un portavoz de la cancillería canadiense confirmó a Télam la contribución, rotulada bajo el número 12-1653, y expresó que tuvo “el objetivo de proporcionar una evaluación parcial del referendo”. Pero siendo juez y parte, Canadá fue el único país en aceptar oficialmente la consulta en el archipiélago, posición que no tomó Estados Unidos ni la propia Unión Europea.
Su apoyo incondicional y solitario no extraña ya que es uno de los principales socios del Reino Unido en la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) y comparten como jefa de Estado a la reina Isabel II.
La postura del gobierno canadiense ya había quedado clara en 2012, cuando en la Cumbre de las Américas impidió que se vote una declaración consensuada instando a la apertura de negociaciones entre Buenos Aires y Londres por la soberanía de Malvinas. (Télam)