31 Enero 2014
El fin de una norma que nació del peor modo, signada por una muerte trágica
Con la derogación de la Ley de las 4AM, que el gobernador José Alperovich puso en marcha en el año 2006 en un intento de contener la creciente inseguridad, cierra parte de un ciclo que arrancó en marzo del mismo año, cuando ocurrió el asesinato de Paulina Lebbos, que permanece impune.
REACCION. La plaza Independencia fue testigo de numerosas protestas juveniles en contra de la ley polémica. la gaceta / foto de josé nuno (archivo)
La noticia de que se derogará la polémica “ley de las 4AM” alteró ayer la mañana de los tucumanos. A casi ocho años de sancionada la norma nacida en 2006 tras el asesinato de la joven Paulina Lebbos para frenar los efectos nocivos de la nocturnidad, el gobernador José Alperovich decidió dar marcha atrás. Esta vez, el argumento del Gobierno para modificar la “ley de las 4 AM” fue que los jóvenes hoy tienen “otra conducta”; y que la noche, hoy, es “diferente”. “Esto viene a dar respuesta a ese cambio”, afirmaron desde la Casa de Gobierno, donde ayer presentaron el plan “Noche Segura”.
Había sido el gobernador Alperovich quien anunció, en horas del mediodía, que se permitiría el funcionamiento de bares y locales bailables hasta las 6. Pero las precisiones de la medida se conocieron a la tarde. Los representantes de la comisión que implementará el programa se encargaron de hacerlas públicas: el secretario de Seguridad Ciudadana Paul Hofer, el ministro de Salud Pablo Yedlin y el interventor del IPLA, Daniel Sosa Piñero.
Los funcionarios explicaron que, además de extender el tope horario, se venderá alcohol hasta las 5, se instalarán cámaras de seguridad en los alrededores de los boliches, se intensificarán los controles viales y de alcoholemia, y la provincia se adherirá a la Ley Nacional de Drogas. Todas esas medidas, que forman parte del programa “Noche Segura”, entrarán en vigencia dentro de 10 o 15 días mediante un DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) que será girado a la Legislatura para su posterior ratificación, anunciaron los funcionarios.
Orígenes
La norma conocida como “ley de las 4 AM” casi llegó a cumplir 8 años. Nació a los golpes el 30 de junio de 2006 y tiene un desencadenante: el asesinato de Paulina Lebbos, desaparecida a la salida de un boliche del Abasto el 26 de febrero.
La muerte de Paulina, confirmada el 11 de marzo, cuando apareció su cuerpo, pateó el tablero: ya no se podía mirar para otro lado. El 19 de abril LA GACETA anunciaba que el entonces ministro de Seguridad Ciudadana, Mario López Herrera, había presentado “un plan general de seguridad” que incluía ponerle límite horario a la movida nocturna. Funcionarios como Ricardo Díaz, entonces secretario de Servicios al Ciudadano, y Alejandra Risso Patrón, que era la interventora del IPLA, defendieron la idea. Los jóvenes y los propietarios de los boliches, entre otros, pusieron el grito en el cielo. Uno de los temas conflictivos fue el del transporte: en ese entonces, ordenanza vigente (no cumplida) establecía para los colectivos urbanos un servicio nocturno de 1.30 a 5. Los interurbanos no circulaban de noche. También las empresas de transporte temían por la seguridad... de los choferes.
Pese a la resistencia, el 2 de mayo el gobernador, José Alperovich, firmó el DNU que estableció el horario tope de las 4 de la mañana para que los boliches cerraran; se establecía también que quioscos y drugstores no podían vender alcohol después de las 22 y debían cerrar a las 4.
El 9 de mayo dos legisladores oficialistas (Juan Eduardo Rojas y Antonio Álvarez) anunciaron que presentarían su propio proyecto de ley y organizaron un debate en la FET. Hubo asistencia masiva, especialmente de jóvenes. También algunos funcionarios, especialmente opositores. Las quejas se refirieron a la inseguridad y la falta de transporte; pero también las hubo más de fondo: se afirmó que una norma así tenía carácter autoritario. Hubo miles de idas y vueltas. El 12 de mayo el decreto comenzó a regir.
Fuerte resistencia
La resistencia fue enorme. La madrugada del 13 encontró a cientos de jóvenes instalados en la plaza Independencia cantándole al Gobernador “andate a dormir vos, quiero tomarme una cerveza”. Las marchas continuaron, aunque cada vez menos numerosas. En su lugar, fueron apareciendo “salidas alternativas”: los afters, las “fiestas privadas”, y otros eufemismos que duraron hasta ayer.
Por fin, el 30 de mayo, la Legislatura sesionó y el DNU de Alperovich terminó siendo aceptado por 16 de los parlamentarios presentes, 15 de ellos del PJ. Y cuatro oficialistas se abstuvieron de votar, entre ellos, los autores del otro proyecto, que ni siquiera llegó al recinto.
Había sido el gobernador Alperovich quien anunció, en horas del mediodía, que se permitiría el funcionamiento de bares y locales bailables hasta las 6. Pero las precisiones de la medida se conocieron a la tarde. Los representantes de la comisión que implementará el programa se encargaron de hacerlas públicas: el secretario de Seguridad Ciudadana Paul Hofer, el ministro de Salud Pablo Yedlin y el interventor del IPLA, Daniel Sosa Piñero.
Los funcionarios explicaron que, además de extender el tope horario, se venderá alcohol hasta las 5, se instalarán cámaras de seguridad en los alrededores de los boliches, se intensificarán los controles viales y de alcoholemia, y la provincia se adherirá a la Ley Nacional de Drogas. Todas esas medidas, que forman parte del programa “Noche Segura”, entrarán en vigencia dentro de 10 o 15 días mediante un DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) que será girado a la Legislatura para su posterior ratificación, anunciaron los funcionarios.
Orígenes
La norma conocida como “ley de las 4 AM” casi llegó a cumplir 8 años. Nació a los golpes el 30 de junio de 2006 y tiene un desencadenante: el asesinato de Paulina Lebbos, desaparecida a la salida de un boliche del Abasto el 26 de febrero.
La muerte de Paulina, confirmada el 11 de marzo, cuando apareció su cuerpo, pateó el tablero: ya no se podía mirar para otro lado. El 19 de abril LA GACETA anunciaba que el entonces ministro de Seguridad Ciudadana, Mario López Herrera, había presentado “un plan general de seguridad” que incluía ponerle límite horario a la movida nocturna. Funcionarios como Ricardo Díaz, entonces secretario de Servicios al Ciudadano, y Alejandra Risso Patrón, que era la interventora del IPLA, defendieron la idea. Los jóvenes y los propietarios de los boliches, entre otros, pusieron el grito en el cielo. Uno de los temas conflictivos fue el del transporte: en ese entonces, ordenanza vigente (no cumplida) establecía para los colectivos urbanos un servicio nocturno de 1.30 a 5. Los interurbanos no circulaban de noche. También las empresas de transporte temían por la seguridad... de los choferes.
Pese a la resistencia, el 2 de mayo el gobernador, José Alperovich, firmó el DNU que estableció el horario tope de las 4 de la mañana para que los boliches cerraran; se establecía también que quioscos y drugstores no podían vender alcohol después de las 22 y debían cerrar a las 4.
El 9 de mayo dos legisladores oficialistas (Juan Eduardo Rojas y Antonio Álvarez) anunciaron que presentarían su propio proyecto de ley y organizaron un debate en la FET. Hubo asistencia masiva, especialmente de jóvenes. También algunos funcionarios, especialmente opositores. Las quejas se refirieron a la inseguridad y la falta de transporte; pero también las hubo más de fondo: se afirmó que una norma así tenía carácter autoritario. Hubo miles de idas y vueltas. El 12 de mayo el decreto comenzó a regir.
Fuerte resistencia
La resistencia fue enorme. La madrugada del 13 encontró a cientos de jóvenes instalados en la plaza Independencia cantándole al Gobernador “andate a dormir vos, quiero tomarme una cerveza”. Las marchas continuaron, aunque cada vez menos numerosas. En su lugar, fueron apareciendo “salidas alternativas”: los afters, las “fiestas privadas”, y otros eufemismos que duraron hasta ayer.
Por fin, el 30 de mayo, la Legislatura sesionó y el DNU de Alperovich terminó siendo aceptado por 16 de los parlamentarios presentes, 15 de ellos del PJ. Y cuatro oficialistas se abstuvieron de votar, entre ellos, los autores del otro proyecto, que ni siquiera llegó al recinto.
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