30 Enero 2014
INQUIETANTE. Muchos de los millones de chicos que la Unesco registró como analfabetos pasaron por la escuela, indicó el informe del organismo. wunitv.com
La comunidad internacional fracasa en su objetivo del milenio de conseguir que todos los niños tengan educación primaria en 2015: 250 millones de niños siguen sin saber leer, escribir o calcular, aunque muchos de ellos asistieron años a la escuela, informó ayer la Unesco
Alrededor de 57 millones de niños no tienen acceso a la educación, según se desprende del Informe de Seguimiento de la Educación Para Todos en el Mundo de 2013-2014 de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), presentado ayer en la capital de Etiopía, Adís Abeba.
Sin embargo, en países como Benin, Ruanda, Etiopía, Vietnam y Laos se registraron grandes avances en educación.
“La crisis mundial del aprendizaje tiene un costo anual para los gobiernos de 129.000 millones de dólares estadounidenses”, apunta por otro lado el informe. “Un 10 % del gasto mundial en enseñanza primaria se pierde en educación de mala calidad que no garantiza que los niños aprendan”, agrega.
Esta situación se traduce en que, en los países pobres, uno de cada cuatro niños no es capaz de leer una oración completa, afirma la Unesco.
Los motivos para la lamentable situación general de la educación son, además de una grave falta de profesores en los países en desarrollo, la escasa formación de esos maestros y la mala calidad de las clases. En algunos países hay clases con más de 100 alumnos. “Yo misma impartí una clase con más de 230 niños sentados bajo un árbol, porque no había aulas”, explicó la profesora malauí Esnart Chapomba. A menudo, diez niños se ven obligados a compartir un solo libro de texto.
Especialmente afectada por la escasez de profesores se ve África subsahariana, donde la explosión demográfica no va acompañada de una política de educación. En 2011, en esa región el 22 % de los niños no asistieron a la escuela. Muchos de ellos viven en países en conflicto. “Las más afectadas son las niñas y jóvenes”, explicó la subdirectora de la Unesco, Getachew Engida.
Una excepción es Etiopía, donde el gobierno y quienes le prestan ayuda al desarrollo lograron reducir en tres cuartas partes el número de niños sin acceso a la escuela en los últimos 15 años. También el sur y oeste de Asia exhiben una evolución positiva.
En Latinoamérica
En América Latina y el Caribe, alrededor del 10% de los niños en edad de asistir a la escuela primaria no está adquiriendo las competencias básicas en lectura, afirma el organismo. Esa proporción va desde el 4 % en México hasta el 25 % en Guatemala o el 40 % en Nicaragua. Por otra parte, aproximadamente tres de cada 10 niños de esta región no están adquiriendo los conocimientos básicos en matemáticas.
El informe también muestra desigualdades relacionadas con el estatus económico en esa región: en Haití, sólo el 42 por ciento de los jóvenes más pobres sabía leer y escribir, en comparación con el 92 por ciento de los más ricos.
Para que todos los niños del mundo pudieran terminar la secundaria, desde 2011 hasta 2015 deberían emplearse 5,2 millones de nuevos profesores, según la Unesco. Pero se trata de una profesión poco atractiva en países como Liberia o Guinea Bissau, donde los maestros ganan menos de diez dólares al día.
Alrededor de 57 millones de niños no tienen acceso a la educación, según se desprende del Informe de Seguimiento de la Educación Para Todos en el Mundo de 2013-2014 de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), presentado ayer en la capital de Etiopía, Adís Abeba.
Sin embargo, en países como Benin, Ruanda, Etiopía, Vietnam y Laos se registraron grandes avances en educación.
“La crisis mundial del aprendizaje tiene un costo anual para los gobiernos de 129.000 millones de dólares estadounidenses”, apunta por otro lado el informe. “Un 10 % del gasto mundial en enseñanza primaria se pierde en educación de mala calidad que no garantiza que los niños aprendan”, agrega.
Esta situación se traduce en que, en los países pobres, uno de cada cuatro niños no es capaz de leer una oración completa, afirma la Unesco.
Los motivos para la lamentable situación general de la educación son, además de una grave falta de profesores en los países en desarrollo, la escasa formación de esos maestros y la mala calidad de las clases. En algunos países hay clases con más de 100 alumnos. “Yo misma impartí una clase con más de 230 niños sentados bajo un árbol, porque no había aulas”, explicó la profesora malauí Esnart Chapomba. A menudo, diez niños se ven obligados a compartir un solo libro de texto.
Especialmente afectada por la escasez de profesores se ve África subsahariana, donde la explosión demográfica no va acompañada de una política de educación. En 2011, en esa región el 22 % de los niños no asistieron a la escuela. Muchos de ellos viven en países en conflicto. “Las más afectadas son las niñas y jóvenes”, explicó la subdirectora de la Unesco, Getachew Engida.
Una excepción es Etiopía, donde el gobierno y quienes le prestan ayuda al desarrollo lograron reducir en tres cuartas partes el número de niños sin acceso a la escuela en los últimos 15 años. También el sur y oeste de Asia exhiben una evolución positiva.
En Latinoamérica
En América Latina y el Caribe, alrededor del 10% de los niños en edad de asistir a la escuela primaria no está adquiriendo las competencias básicas en lectura, afirma el organismo. Esa proporción va desde el 4 % en México hasta el 25 % en Guatemala o el 40 % en Nicaragua. Por otra parte, aproximadamente tres de cada 10 niños de esta región no están adquiriendo los conocimientos básicos en matemáticas.
El informe también muestra desigualdades relacionadas con el estatus económico en esa región: en Haití, sólo el 42 por ciento de los jóvenes más pobres sabía leer y escribir, en comparación con el 92 por ciento de los más ricos.
Para que todos los niños del mundo pudieran terminar la secundaria, desde 2011 hasta 2015 deberían emplearse 5,2 millones de nuevos profesores, según la Unesco. Pero se trata de una profesión poco atractiva en países como Liberia o Guinea Bissau, donde los maestros ganan menos de diez dólares al día.