30 Enero 2014
HARUKO OBOKATA. Fue una de las conductoras de la investigación.
Un grupo de científicos halló una forma económica y sencilla de reprogramar células maduras de ratones para que vuelvan a un estado embrionario, lo que permitiría generar muchos tipos de tejido, según revelaron experimentos que podrían dar paso a una nueva era en el campo de la medicina personalizada.
La investigación, descripta como una revolución para el campo, sugiere que en el futuro las células humanas podrían ser reprogramadas mediante la misma técnica, lo que ofrecería un modo más sencillo de reemplazar células dañadas o desarrollar nuevos órganos para personas enfermas o con lesiones.
Chris Mason, jefe de bioprocesamiento en medicina regenerativa del University College de Londres, que no participó del estudio, dijo a la agencia Reuters que este enfoque era “el método más simple, rápido y de menor costo” para generar las denominadas células pluripotentes inducidas -capaces de transformarse en muchos tipos celulares diferentes- a partir de células maduras.
“Si funciona en el hombre, esto podría ser un cambio revolucionario que finalmente habilite un amplio rango de terapias celulares, disponibles usando las propias células del paciente como material de partida; la era de la medicina personalizada habría llegado finalmente”, expresó Mason.
En los experimentos, detallados en dos artículos en la edición de ayer de la revista Nature, participaron científicos del Instituto Riken en Japón y del Hospital de Brigham y las Mujeres y la Facultad de Medicina de Harvard en Estados Unidos.
Los investigadores le permitieron multiplicarse a un grupo de células adultas maduras y luego las sometieron a estrés “casi al punto de la muerte”, según explicaron, exponiéndolas a varios eventos como traumas, niveles bajos de oxígeno y ambientes nocivos.
En días, los científicos descubrieron que las células lograban sobrevivir y recuperarse de esos estímulos estresantes volviendo naturalmente a un estado similar al de una célula madre embrionaria. Estas células madre creadas mediante la exposición al estrés, apodadas células STAP por los investigadores, luego lograron diferenciarse y madurar como diferentes tipos celulares y tejidos, dependiendo de los ambientes que se les proporcionaban.
“Si podemos descifrar los mecanismos por los cuales se mantienen y se pierden los estados de diferenciación, podría abrirse un amplio abanico de posibilidades para nuevas investigaciones y aplicaciones usando células vivas”, dijo Haruko Obokata, quien lideró el trabajo en Riken.
Material maestro
Las células madre son el material maestro del organismo, ya que son capaces de diferenciarse y convertirse en cualquier tipo de célula corporal. Los científicos dicen que, al ayudar a regenerar tejido, las células madre podrían ofrecer formas de combatir enfermedades para las cuales actualmente sólo existen tratamientos limitados, como las cardiopatías, el Parkinson y el accidente cerebrovascular (ACV).
Hay dos tipos principales de células madre: las embrionarias -que se obtienen de embriones de escasos días de vida- y las adultas pluripotentes inducidas o iPS, que provienen de la piel o la sangre y se reprograman como células madre. Dado que la recolección de células madre embrionarias requiere la destrucción de embriones humanos, la técnica ha sido objeto de enormes debates éticos y protestas de defensores del derecho a la vida.
La investigación, descripta como una revolución para el campo, sugiere que en el futuro las células humanas podrían ser reprogramadas mediante la misma técnica, lo que ofrecería un modo más sencillo de reemplazar células dañadas o desarrollar nuevos órganos para personas enfermas o con lesiones.
Chris Mason, jefe de bioprocesamiento en medicina regenerativa del University College de Londres, que no participó del estudio, dijo a la agencia Reuters que este enfoque era “el método más simple, rápido y de menor costo” para generar las denominadas células pluripotentes inducidas -capaces de transformarse en muchos tipos celulares diferentes- a partir de células maduras.
“Si funciona en el hombre, esto podría ser un cambio revolucionario que finalmente habilite un amplio rango de terapias celulares, disponibles usando las propias células del paciente como material de partida; la era de la medicina personalizada habría llegado finalmente”, expresó Mason.
En los experimentos, detallados en dos artículos en la edición de ayer de la revista Nature, participaron científicos del Instituto Riken en Japón y del Hospital de Brigham y las Mujeres y la Facultad de Medicina de Harvard en Estados Unidos.
Los investigadores le permitieron multiplicarse a un grupo de células adultas maduras y luego las sometieron a estrés “casi al punto de la muerte”, según explicaron, exponiéndolas a varios eventos como traumas, niveles bajos de oxígeno y ambientes nocivos.
En días, los científicos descubrieron que las células lograban sobrevivir y recuperarse de esos estímulos estresantes volviendo naturalmente a un estado similar al de una célula madre embrionaria. Estas células madre creadas mediante la exposición al estrés, apodadas células STAP por los investigadores, luego lograron diferenciarse y madurar como diferentes tipos celulares y tejidos, dependiendo de los ambientes que se les proporcionaban.
“Si podemos descifrar los mecanismos por los cuales se mantienen y se pierden los estados de diferenciación, podría abrirse un amplio abanico de posibilidades para nuevas investigaciones y aplicaciones usando células vivas”, dijo Haruko Obokata, quien lideró el trabajo en Riken.
Material maestro
Las células madre son el material maestro del organismo, ya que son capaces de diferenciarse y convertirse en cualquier tipo de célula corporal. Los científicos dicen que, al ayudar a regenerar tejido, las células madre podrían ofrecer formas de combatir enfermedades para las cuales actualmente sólo existen tratamientos limitados, como las cardiopatías, el Parkinson y el accidente cerebrovascular (ACV).
Hay dos tipos principales de células madre: las embrionarias -que se obtienen de embriones de escasos días de vida- y las adultas pluripotentes inducidas o iPS, que provienen de la piel o la sangre y se reprograman como células madre. Dado que la recolección de células madre embrionarias requiere la destrucción de embriones humanos, la técnica ha sido objeto de enormes debates éticos y protestas de defensores del derecho a la vida.