29 Enero 2014
DIVERSIÓN. Jara empezó a conocer a sus compañeros el sábado, en una cancha de fútbol 5 cercana al parque 9 de julio.
Quizás Diego Jara fue partícipe de uno de los debuts más veloces en el fútbol nacional. Llegó un viernes a Tucumán, firmó a la noche con Atlético y el domingo ya estaba jugando el clásico contra San Martín, en La Ciudadela. Es verdad, no fue su mejor partido, pero eso es por demás entendible, porque no se conoce aún con sus nuevos compañeros.
De Unión se fue resignando una deuda importante y eso también ya es raro. “Me decidí por Atlético porque uno busca sentirse bien en lo deportivo y también porque está el objetivo de ganar. A mí me gusta jugar con gente y sé que acá siempre se juega así”, entrega los motivos de su arribo el delantero, camino a reencontrarse con su verdadero yo, el que brilló hace unas temporadas en Patronato.
Lo insólito del caso Jara es que empezó a jugar en serio a la pelota a los 25 años, cuando se hizo profesional. Hoy tiene 30, está maduro y seguro de lo que vino a buscar en el “decano”. “Va a ser un lindo torneo el que se viene para nosotros; hay un gran equipo y vengo a un grande que merece estar en Primera”. Jara da el golpe de efecto. “Quiero volver a ser el mismo de antes”, se exige sabiendo que arrancará como indio al final de la cabalgata. “A mí me gusta ganarme el puesto dignamente. Si estoy mejor, jugaré, y si hay otro compañero mejor, jugará él. Voy a pelear”.
Diego insiste en un tema no menor: su llegada a Atlético. “Fue un paso importante en mi carrera. Tuve otras ofertas pero me incliné por esta. El técnico me dio la confianza que necesito”, agradece el delantero mientras asegura que un semestre es una eternidad cuando de mostrar sus cualidades se trata. “Tenés tiempo para hacer bien las cosas. Yo quiero ganar”, jura, y promete. “Ahora me toca pagar con goles el esfuerzo que hizo atlético por mí”.
Hombre de bajo perfil, Jara no es muy amigo de las entrevistas. Siente vergüenza. Igual, asume responsabilidades y habla con una soltura poco habitual en un nervioso. En Tucumán, en 25 de Mayo y Chile, parece haber encontrado su remanso. “Quiero revertir mi pasado -insiste- y empezar de cero en otro clima y otro aire. Unión se portó muy bien al darme la oportunidad de irme, y ahora debo aprovecharla.
De Unión se fue resignando una deuda importante y eso también ya es raro. “Me decidí por Atlético porque uno busca sentirse bien en lo deportivo y también porque está el objetivo de ganar. A mí me gusta jugar con gente y sé que acá siempre se juega así”, entrega los motivos de su arribo el delantero, camino a reencontrarse con su verdadero yo, el que brilló hace unas temporadas en Patronato.
Lo insólito del caso Jara es que empezó a jugar en serio a la pelota a los 25 años, cuando se hizo profesional. Hoy tiene 30, está maduro y seguro de lo que vino a buscar en el “decano”. “Va a ser un lindo torneo el que se viene para nosotros; hay un gran equipo y vengo a un grande que merece estar en Primera”. Jara da el golpe de efecto. “Quiero volver a ser el mismo de antes”, se exige sabiendo que arrancará como indio al final de la cabalgata. “A mí me gusta ganarme el puesto dignamente. Si estoy mejor, jugaré, y si hay otro compañero mejor, jugará él. Voy a pelear”.
Diego insiste en un tema no menor: su llegada a Atlético. “Fue un paso importante en mi carrera. Tuve otras ofertas pero me incliné por esta. El técnico me dio la confianza que necesito”, agradece el delantero mientras asegura que un semestre es una eternidad cuando de mostrar sus cualidades se trata. “Tenés tiempo para hacer bien las cosas. Yo quiero ganar”, jura, y promete. “Ahora me toca pagar con goles el esfuerzo que hizo atlético por mí”.
Hombre de bajo perfil, Jara no es muy amigo de las entrevistas. Siente vergüenza. Igual, asume responsabilidades y habla con una soltura poco habitual en un nervioso. En Tucumán, en 25 de Mayo y Chile, parece haber encontrado su remanso. “Quiero revertir mi pasado -insiste- y empezar de cero en otro clima y otro aire. Unión se portó muy bien al darme la oportunidad de irme, y ahora debo aprovecharla.