"El pensamiento y las emociones son energía, y nos pertenecen"

"El pensamiento y las emociones son energía, y nos pertenecen"

La cultura occidental nos ha enseñado que manifestar las emociones no es recomendable. Sin embargo, cada vez hay más conciencia de que reprimirlas no hace más que enfermar el cuerpo.Trabajar para transformar.

TIEMPO DE SACARLO TODO AFUERA. Si te guardás las broncas, la envidia, el dolor, esas emociones reprimidas derivan en enfermedad. TIEMPO DE SACARLO TODO AFUERA. Si te guardás las broncas, la envidia, el dolor, esas emociones reprimidas derivan en enfermedad.
Seguramente alguna vez, cuando eras chico, habrás escuchado cosas como: “¡No tenés que llorar, tenés que ser fuerte!”, ¿Cómo vas a enojarte por eso?”, “No vale la pena que te pongás triste”, etcétera. Dichas, tal vez, con la mejor de las intenciones, pero que te fueron llevando a pensar que lo importante en la vida es sentirse siempre bien. En consecuencia, hay que evitar a toda costa lo que se considera emociones negativas. ¿Será verdaderamente así?

Eduard Punset, escritor, economista y divulgador científico catalán, afirma: “Por primera vez en la historia existe la exigencia de conocer las emociones y de ser capaces de gestionarlas”. En su libro “El sueño de Alicia”, dice que hasta ahora, cualquier cosa valía más que la emoción, a la vez que resalta el papel que juegan las emociones y la necesidad de controlarlas o gestionarlas.

Señales de alerta

El médico y psicoterapeuta Norberto Levy, creador del método de autoasistencia psicológica, dijo a LA GACETA durante una entrevista realizada en Buenos Aires: “Todas las emociones son señales que nos informan acerca de una situación en curso”.

Levy las compara con las luces del tablero del automóvil en el que cada luz que se enciende señala un problema específico. “Cuando he reconocido la condición de señal que existe en cada emoción, trasciendo la clasificación de emociones positivas y negativas, pues todas son útiles, y me ocupo más de descubrir cuál es el problema que señala cada emoción y cuál es el camino que resuelve ese problema señalado”, explica.

El psicoterapeuta advierte que cuando una sociedad, o un individuo, no ha aprendido a registrar la información que señala una emoción y el camino que resuelve el problema señalado, la tendencia inevitable es minimizar o anestesiar la percepción de esa emoción.

“Lo mismo ocurre con una familia-prosigue-. Si alguno de sus miembros siente pena, miedo, enojo o cualquier otra emoción significativa, y los padres no saben cómo aprovechar la información que les brinda, van a desconocer la presencia de esa emoción y luego el niño, poco a poco, aprende él mismo a anestesiarla en la medida que observa que esa emoción es pura perturbación”.

Pasado y presente

“Vivimos sumidos en estados emocionales como frustración, enojo, tristeza, ansiedad, angustia, alegría, todas ellas nos hablan de nosotros mismos, nos hacen humanos”, sostiene la coach ontológica profesional Natalia Sleiman. Subraya que no son las emociones las que nos causan perturbación sino nuestra manera de relacionarnos con ellas.

Sleiman plantea que uno podría preguntarse: ¿Cómo me relaciono con el enojo? ¿Lo rechazo o lo acepto? ¿Qué digo de mí mismo cuando me enojo? ¿Quién soy cuando me enojo? ¿Qué genero cuando me enojo? “Siguiendo estas reflexiones y tomando cualquier emoción como ejemplo podemos observar que ellas nacen de comparar una historia, un recuerdo, una imagen del pasado con lo que esta sucediendo en el presente”, destaca.

A modo de ejemplo relata: “Un cliente me contaba que cada vez que su padre le hacía un reclamo, él se sentía un inútil, y que hoy en su trabajo cada vez que un jefe o compañero le hacen un reclamo se siente igual, y se dice a sí mismo “soy un inútil”. Esta opinión le produce angustia, y se siente pequeño ante las circunstancias, como si perdiera poder (entendiendo poder por capacidad de acción).

“El pensamiento y las emociones son energía y nos pertenecen, con lo cual tenemos la posibilidad de conducirlas. Sin embargo, cuando las emociones se apoderan de nosotros, un velo cubre nuestros ojos; esto pasa porque no las hemos educado”, asegura.

La coach propone: “Imagina que el océano son las circunstancias de la vida, la realidad; que el barco es tu cuerpo, tus palabras, tus emociones; que el timón es tu razonamiento, tu pensamiento; y que el capitán del barco sos vos. Ejemplo, tu hijo se llevó 10 materias, pagaste sus estudios, sus libros, charlaste con él, contrataste profesores de apoyo, hiciste todo. El resultado te enoja ya que esperabas que apruebe, estás tan enojado que le quitás el saludo, los jueguitos, las salidas, etcétera. Como capitán del barco, ¿a qué lugar lo estás conduciendo? Quizás tengás que cambiar de perspectiva, escuchar, reflexionar, redireccionar y actuar en función a lo que es importante para vos y para la relación”.

Reconocimiento

“Los seres humanos nos constituimos como tales en nuestra emocionalidad, además de la corporalidad y nuestro lenguaje”, observa Sara Cardozo, coach ontológica profesional. A su criterio no es tan fácil reprimir las emociones. “Creo que de algún modo se presentan o se muestran, porque si las emociones no pueden aflorar van enfermando el cuerpo. Hay una frase que siempre tengo presente: ‘El cuerpo se enferma para que cures el alma’”, agrega.

Según Cardozo, lo recomendable es entrenarse para reconocer con qué emoción nos encontramos, y de ese modo poder intervenir para que no actuemos tomados por la emoción.

“En estos casos cabe preguntarse qué puedo hacer si la emoción que siento podría generar una reacción violenta; o si yo estoy teniendo una emoción o la emoción me tiene a mí”, explica.

Luego aclara que intervenir en la emoción es lo que nos permite, por ejemplo, pasar del resentimiento a la aceptación, o de la resignación a una saludable ambición.

Finalmente sugiere que es bueno entrenarse en sentir y vivir desde lo corporal y desde el lenguaje aquellas emociones consideradas positivas, que son generadoras o que abren posibilidades maravillosas. “De esa manera las podemos convertir en un estado de ánimo que nos acompañe con mayor permanencia”.


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