19 Enero 2014
Pasó de pedir un mandato más, a la despedida
Un repaso de los dichos del gobernador da cuenta del cambio de actitud en relación a su permanencia al frente del Ejecutivo En 2011, año electoral, Alperovich coqueteaba con una posible enmienda de la Constitución, pero esta semana enterró esa posibilidad
ANTES SI, AHORA NO. Durante sus recorridas, Alperovich evidenció un cambio en su discurso sobre la reforma. prensa y difusión
Con los ecos de los saqueos todavía retumbando en la provincia y con las cubiertas de los reclamos estatales aún humeando, el gobernador, José Alperovich, sorprendió esta semana y sepultó la posibilidad de aspirar a un nuevo mandato, el cuarto, en 2015. Por primera vez, desechó explícita y públicamente la posibilidad de impulsar una nueva reforma de la Constitución Provincial. Para postularse a la gobernación en los próximos comicios, debía necesariamente convocar a una convención constituyente que habilitara la chance reeleccionista, como lo hizo en una cláusula transitoria que promovió en 2006.
Los dichos del máximo líder del oficialismo sobre la adecuación de la Carta Magna, sin embargo, mutaron desde el último año electoral, 2011, hasta el que pasó. Sólo basta repasar sus dichos para notar que de clamar por “un mandato más” pasó a “no propiciar ningún cambio” constitucional.
Raconto del cambio
El triunfo aplastante en las elecciones de 2011 había dado al alperovichismo el “permiso” para iniciar el operativo “re-re-re”. El vocero para lanzar la primera piedra había sido el entonces ministro del Interior y hoy diputado, Osvaldo Jaldo, uno de los miembros de la mesa chica alperovichista. “No hay que tenerle miedo a la reforma, ni a la reelección indefinida”, había lanzado a principios de octubre para abonar el terreno y hacer rabiar a la oposición. Fue luego de que se conociera que habían superado los 590.000 votos en los comicios del 28 de agosto (el 70%). Alperovich tomó después la posta y plantó la inquietud: “no estoy para nada de acuerdo con la reelección indefinida para gobernador. Para cargos legislativos no sé. Pero en el caso de que sucediera, pido un mandato más para poder gobernar bien estos cuatro años, porque en política hace falta mantener el poder para poder gobernar”. Claro y contundente. Hasta ese momento, no había blanqueado su intención de continuar en el sillón de Lucas Córdoba al menos por un período más. Sólo había mencionado antes que podrían estudiarse reformas en algunos aspectos del sistema electoral, que había sido cuestionado y enmendado por varios fallos judiciales.
Con el paso de los días -y de las críticas- el mandatario provincial cambió de dirección y atemperó sus palabras. “Veremos si más adelante la gente lo pide (por su continuidad)”, condicionó a mediados de ese mes de 2011. Argumentó que el cambio en los planes se debía a que el proyecto para modificar la Carta Magna no estaba “en la agenda de la gente”. “No entiende como si me dio un mandato más con el 70% de los votos se habla de reforma. Ahora vamos a seguir trabajando en cuestiones del gobierno y veremos más adelante”, postergó. De acuerdo con los archivos de LA GACETA, desde ese momento, cada vez que fue consultado sobre el asunto, evitó manifestarse al respecto con esa excusa.
En 2012, de hecho, mantuvo la actitud evasiva. En febrero, los rumores de una posible reforma en la Constitución nacional repicaron en Tucumán y reavivaron la posibilidad local. “Hoy no está en la agenda de nadie”, aclaró el mandatario con rapidez para ahuyentar las especulaciones.
En mayo, en el seno del alperovichismo el tema se reflotó, aunque con otros matices: fue a puertas cerradas y sin abordar la reelección para cargos ejecutivos. En un asado y ante una treintena de parlamentarios oficialistas, Alperovich les dijo lo que querían escuchar: “muchachos, haré lo que ustedes me pidan”. La reelección indefinida para los legisladores y concejales fue puesta en la parrilla. Sucede que 23 de los 49 miembros de la Cámara y 18 intendentes -a excepción del tafinisto Manuel Yapura Astorga- no podrían pretender retener sus cargos de otra manera.
En agosto de 2012, el principal rival político del alperovichismo dentro del PJ, Domingo Amaya, reavivó el fuego y expresó que apoyaría una reforma para que Alperovich accediera eventualmente a un mandato extra. También dejó entrever que le gustaría continuar en el cargo. Alperovich agradeció el gesto, pero reiteró que no era momento de abordar “ninguna reforma” y convocó a “pensar menos en política y trabajar más para la gente”.
El 2013 se acentuó más la reticencia de Alperovich a tratar el tópico. Si bien afirmó que avalaría una reforma nacional, descartó una en la provincia sin siquiera mencionarla: “lo más importante para nosotros es trabajar y darle respuestas a la gente”.
Alperovich preparaba el terreno. En una reunión preelectoral, en julio, arengó a comisionados comunales. En ese contexto, deslizó: “seguramente estaré dos años y me voy”. Ese, precisamente, fue el tenor de sus primeras declaraciones políticas de 2014.
“Dejo de ser gobernador en un año y ocho meses”. Esa frase pronunciada el martes confirmó lo que insinuaba y abrió formalmente la interna del PJ. “No voy a propiciar ningún cambio en la Constitución; esto que quede claro”, añadió Alperovich. De esta manera, tras varios conflictos sociales, comenzó el año tachando una posibilidad que a sus acólitos aún esperanzaba.
Los dichos del máximo líder del oficialismo sobre la adecuación de la Carta Magna, sin embargo, mutaron desde el último año electoral, 2011, hasta el que pasó. Sólo basta repasar sus dichos para notar que de clamar por “un mandato más” pasó a “no propiciar ningún cambio” constitucional.
Raconto del cambio
El triunfo aplastante en las elecciones de 2011 había dado al alperovichismo el “permiso” para iniciar el operativo “re-re-re”. El vocero para lanzar la primera piedra había sido el entonces ministro del Interior y hoy diputado, Osvaldo Jaldo, uno de los miembros de la mesa chica alperovichista. “No hay que tenerle miedo a la reforma, ni a la reelección indefinida”, había lanzado a principios de octubre para abonar el terreno y hacer rabiar a la oposición. Fue luego de que se conociera que habían superado los 590.000 votos en los comicios del 28 de agosto (el 70%). Alperovich tomó después la posta y plantó la inquietud: “no estoy para nada de acuerdo con la reelección indefinida para gobernador. Para cargos legislativos no sé. Pero en el caso de que sucediera, pido un mandato más para poder gobernar bien estos cuatro años, porque en política hace falta mantener el poder para poder gobernar”. Claro y contundente. Hasta ese momento, no había blanqueado su intención de continuar en el sillón de Lucas Córdoba al menos por un período más. Sólo había mencionado antes que podrían estudiarse reformas en algunos aspectos del sistema electoral, que había sido cuestionado y enmendado por varios fallos judiciales.
Con el paso de los días -y de las críticas- el mandatario provincial cambió de dirección y atemperó sus palabras. “Veremos si más adelante la gente lo pide (por su continuidad)”, condicionó a mediados de ese mes de 2011. Argumentó que el cambio en los planes se debía a que el proyecto para modificar la Carta Magna no estaba “en la agenda de la gente”. “No entiende como si me dio un mandato más con el 70% de los votos se habla de reforma. Ahora vamos a seguir trabajando en cuestiones del gobierno y veremos más adelante”, postergó. De acuerdo con los archivos de LA GACETA, desde ese momento, cada vez que fue consultado sobre el asunto, evitó manifestarse al respecto con esa excusa.
En 2012, de hecho, mantuvo la actitud evasiva. En febrero, los rumores de una posible reforma en la Constitución nacional repicaron en Tucumán y reavivaron la posibilidad local. “Hoy no está en la agenda de nadie”, aclaró el mandatario con rapidez para ahuyentar las especulaciones.
En mayo, en el seno del alperovichismo el tema se reflotó, aunque con otros matices: fue a puertas cerradas y sin abordar la reelección para cargos ejecutivos. En un asado y ante una treintena de parlamentarios oficialistas, Alperovich les dijo lo que querían escuchar: “muchachos, haré lo que ustedes me pidan”. La reelección indefinida para los legisladores y concejales fue puesta en la parrilla. Sucede que 23 de los 49 miembros de la Cámara y 18 intendentes -a excepción del tafinisto Manuel Yapura Astorga- no podrían pretender retener sus cargos de otra manera.
En agosto de 2012, el principal rival político del alperovichismo dentro del PJ, Domingo Amaya, reavivó el fuego y expresó que apoyaría una reforma para que Alperovich accediera eventualmente a un mandato extra. También dejó entrever que le gustaría continuar en el cargo. Alperovich agradeció el gesto, pero reiteró que no era momento de abordar “ninguna reforma” y convocó a “pensar menos en política y trabajar más para la gente”.
El 2013 se acentuó más la reticencia de Alperovich a tratar el tópico. Si bien afirmó que avalaría una reforma nacional, descartó una en la provincia sin siquiera mencionarla: “lo más importante para nosotros es trabajar y darle respuestas a la gente”.
Alperovich preparaba el terreno. En una reunión preelectoral, en julio, arengó a comisionados comunales. En ese contexto, deslizó: “seguramente estaré dos años y me voy”. Ese, precisamente, fue el tenor de sus primeras declaraciones políticas de 2014.
“Dejo de ser gobernador en un año y ocho meses”. Esa frase pronunciada el martes confirmó lo que insinuaba y abrió formalmente la interna del PJ. “No voy a propiciar ningún cambio en la Constitución; esto que quede claro”, añadió Alperovich. De esta manera, tras varios conflictos sociales, comenzó el año tachando una posibilidad que a sus acólitos aún esperanzaba.
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