Si todavía quedaban dudas de que el papa Francisco está dispuesto a reformar a fondo la Curia romana, hoy se encargó de disiparlas. Removió a cuatro de los cinco cardenales que estaban encargados de supervisar el Instituto para las Obras de la Religión (IOR), el polémico Banco del Vaticano.
Se trata de un duro golpe a la elite financiera de la Iglesia que heredó de su antecesor, Benedicto XVI. El nuevo equipo incluye a dos cardenales, Christopher Collins, de Toronto, y Christoph Schoenborn, de Viena. Los otros integrantes son Pietro Parolin, nuevo secretario de Estado del Vaticano, y Santos Abril y Castillo, un amigo cercano del Papa. El único miembro que permanece en la institución es el cardenal francés Jean-Louis Tauran. Entre los removidos se encuentra el ex secretario de Estado, Tarcisio Bertone.