Por Alicia Liliana Fernández
15 Enero 2014
Las que más se desgastan son las teclas F5, enter y delete. Todo es efímero y se vence al toque, desde los CD roms hasta la pareja. En las redes sociales discurre una parte de la vida y, de a ratos, la banalidad y la indiferencia parecen ser derrotadas. Una historia de las tantas que circulan por la web, contada en fotos, saturó el tráfico de Facebook y Twitter justo cuando concluía -fría, distante y plena de genialidades- la mayor feria mundial de tecnología, CES 2014, en Las Vegas. Llamó la atención que no se tratara de un video hot filtrado sino de unos ignotos -y también fríos- viejos británicos retratados hace 40 años.
La historia se cuenta en 12 imágenes: en la primera, una fotografía de composición clásica muestra a una pareja de ancianos parados en camino central del jardín. Casa de campo al fondo, con la simetría reforzada en dos chimeneas. Los abuelos se replican la misma pose y estática situación. Entre ellos no hay actitudes cariñosas; es más, tienen las manos atrás. Sólo permanecen el uno al lado del otro, al final de sus vidas, delante de la casa que los cobijó. En cada imagen brotan las dalias, reverdece el huerto o yace el pasto marrón del invierno. Conforme baja la ruedita del mouse ellos se van poniendo más viejitos. En la penúltima él la protege de una lluvia gélida con un paraguas. En la N° 12 el cielo es azul y el huerto vuelve a estar trabajado, pero él ya está solo. Una vez más, al decir de Borges, el hecho estético es la inminencia de una revelación.
El relato -sin palabras- de los viejos desplegó trascendencia, superó el estrés de PCs, surfaces, iPhones y tablets, e iluminó mentes y corazones. (Página de origen: www.viralnova.com/cute-photos)
La historia se cuenta en 12 imágenes: en la primera, una fotografía de composición clásica muestra a una pareja de ancianos parados en camino central del jardín. Casa de campo al fondo, con la simetría reforzada en dos chimeneas. Los abuelos se replican la misma pose y estática situación. Entre ellos no hay actitudes cariñosas; es más, tienen las manos atrás. Sólo permanecen el uno al lado del otro, al final de sus vidas, delante de la casa que los cobijó. En cada imagen brotan las dalias, reverdece el huerto o yace el pasto marrón del invierno. Conforme baja la ruedita del mouse ellos se van poniendo más viejitos. En la penúltima él la protege de una lluvia gélida con un paraguas. En la N° 12 el cielo es azul y el huerto vuelve a estar trabajado, pero él ya está solo. Una vez más, al decir de Borges, el hecho estético es la inminencia de una revelación.
El relato -sin palabras- de los viejos desplegó trascendencia, superó el estrés de PCs, surfaces, iPhones y tablets, e iluminó mentes y corazones. (Página de origen: www.viralnova.com/cute-photos)