Dieta y ambición

Dieta y ambición

Aunque es el N°1 del mundo, Nadal quiere ser mejor, por lo que ajustó su alimentación.

13 Enero 2014
Rafael Nadal es como Lionel Messi: no hay nada más duro para él que no jugar. Al español ya no le alcanza con ser el “rey” del tenis. Quiere algo más.

El sueño del zurdo es prolongar su carrera la mayor cantidad de años posible, y para eso está trabajando con más minuciosidad y seriedad que nunca antes.

A la terapia con células madre que hizo a finales de 2013 le sumó una decisión que, para aquellos que lo conocen, es casi heroica: prescindir del pan, el chocolate y las aceitunas. “He intentado cuidarme, hacer las cosas lo mejor que lo he hecho en mi vida en cuanto a alimentación”, explicó el N° 1 del tenis mundial, que debutará en las próximas horas en el Abierto de Australia enfrentándose al local Bernard Tomic.

“Me he quitado todos los desastres que hacía habitualmente con chocolates, panecillos, aceitunas...”, añadió Nadal riendo durante una rueda de prensa en Melbourne. “Un mes y medio sin cosas que sabes que no son buenas para tu cuerpo, pero te hacen feliz”, agregó.

Hace ya una década que Nadal trajina el circuito, pero la pasión con la que el español se devora una panera repleta asombró temporada tras temporada a sus rivales. Ni hablar de sus atracones con aceitunas, que alguna vez lo dejaron en situación intestinal crítica.

Eso se acabó. Durante la gira de exhibiciones sudamericanas en noviembre se dio sus últimos gustos con asados y, sobre todo, alfajores, la típica golosina argentina que combina chocolate y dulce de leche y que es más que generosa en cuanto a calorías y grasas.

“Los alfajores hicieron daño”, admitió entre risas el español, que cumplirá 28 años en junio y no quiso cuantificar los kilos perdidos entre el final de la temporada 2013 y y el comienzo de 2014, que abrió ganando el torneo de Doha.

Las privaciones de la dieta no impidieron que a Nadal se lo viera por estos días relajado y feliz. Otra decisión, la de tratarse con una terapia de células madre sus maltrechas rodillas, tiene bastante que ver con eso.

Ya lo dijo en Doha: por primera vez en mucho tiempo no siente dolor ni molestias en su vida diaria. “La sensación en pista no ha mejorado, pero sí mi calidad de vida fuera de ella”, explicó.

¿Sentirse mejor en la vida diaria no ayuda a mejorar el rendimiento a la hora de competir? Nadal, ganador de 11 torneos en 2013, sonrió: “rendir mejor que el año pasado es difícil. Y esto no garantiza que vayas a jugar mejor”.

La alegría pasa por otro lado, entonces: hace tiempo que el español se viene quejando de que la exigencia del circuito le pasará una factura de tal dimensión, que una vez retirado no podrá jugar al fútbol o hacer otros deportes, algo esencial para su voraz apetito competitivo. Ahora, sin dolores, las perspectivas parecen muy diferentes.

Lo que no cambia es su gusto por la reivindicación y la crítica cuando un torneo no hace lo que le gusta. Hace unos días fue insistente en criticar la, a su juicio, excesiva velocidad en las canchas de Melbourne Park.

“Son las más rápidas que recuerde. No entiendo bien por qué las cambiaron”, dijo el español antes de añadir que de todos modos él ya fue capaz de ganar en superficies de gran velocidad.

“El año pasado y en los anteriores se han visto partidos fantásticos, ¿por qué cambiar algo que funciona?”, insistió.

Media hora después el suizo Roger Federer salió al cruce de las críticas de Nadal. “No entiendo dónde está el gran problema. Realmente se puede jugar desde el fondo, no hay problema. Puedes quedarte atrás, pegar desde atrás, puedes hacer todo lo que quieras, no es imposible”, dijo el suizo en Melbourne, torneo que ganó cuatro veces en su carrera.

“(Nadal) lo hace incluso bajo techo, donde no piensas que sea algo posible. Así es como me ganó en (el reciente Masters de) Londres, por otra parte”, recordó Federer, cinco años mayor que Nadal.

“Necesitas una cancha más veloz para ayudar a aquellos que quieren jugar un poco más. De lo contrario se convierte en un juego de solo esperar, ser paciente, todo eso, lo que no es un problema si el torneo quiere ese clase de tenis”, analizó Federer.

Si la superficie y las pelotas contribuyen en forma decisiva o no a decantar el torneo a favor de los jugadores de ataque es algo que se sabrá en, a más tardar dos semanas, pero cualquier detalle, por mínimo que sea, es importante en el inicio de 2014.

¿Por qué? Porque Nadal y Federer ya no compiten entre sí, sino contra la historia. Federer quiere incrementar su cuenta récord de 17 títulos de Grand Slam, en tanto que Nadal aspira a acercarse desde sus 13 actuales para dar el “sorpasso” en 2015 o 2016. Hay mucho en juego. Tanto, que bien vale sacrificar paneras y chocolates.

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