12 Enero 2014
La historia oral de la Costanera cuenta que fue hace unos ocho años cuando el “paco” -un residuo de la producción de cocaína- se instaló en la zona. Con una capacidad destructiva y adictiva descomunal, el “paco” empezó a capturar a “los chicos en pasillo”, que pasan el día sin hacer nada, en los caminitos de la villa. En la Navidad de 2008, Walter Santana, uno de esos cientos de adictos, había ido a la casa de un dealer por una dosis. No tenía dinero y pidió que le fiaran. La negativa inició una discusión y lo asesinaron. Eso fue la gota que rebasó el vaso. Las madres de los adictos dijeron basta y decidieron que tenían que hacer conocer su sufrimiento a toda la provincia. Pasaron los años y pocas cosas cambiaron en la Costanera. Si bien se hicieron decenas de operativos y se detuvo a cientos de vendedores, tal como admite la Policía, los “transas” se reproducen: cuando cae uno ya hay tres dispuestos a seguir el negocio.
Temas
La Costanera
NOTICIAS RELACIONADAS
Lo más popular