12 Enero 2014
REUTERS
JERUSALÉN.- El ex primer ministro israelí Ariel Sharon, un pionero y estadista militar que transformó la región del Oriente Medio, murió a los 85 años, tras ocho años en coma luego de sufrir un ataque de apoplejía. Sharon dejó su marca en la región a través de la invasión militar, la construcción de asentamientos judíos en tierras capturadas y una sorprendente decisión de abandonar Gaza.
Estados Unidos y otras potencias extranjeras lo recordaron como un pacificador, y destacaron sus esfuerzos finales por alcanzar un diálogo con los palestinos. Esas conversaciones continúan bajo el actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, aunque las diferencias entre las partes son muy amplias.
Murió en el Centro Médico Sheba, tras permanecer en coma desde enero del 2006, cuando sufrió una apoplejía mientras ocupaba el cargo de primer ministro de Israel. Los médicos habían anticipado su inminente muerte luego del abrupto declive de su salud la semana pasada. “Fue, ante todo, un valiente guerrero y un gran estratega, entre los más grandes de los comandantes de la Fuerza de Defensa de Israel”, dijo Netanyahu. El presidente Shimon Peres consideró que “Arik era un soldado valeroso y un hombre de Estado audaz, que contribuyó mucho a la seguridad y a la construcción del Estado de Israel”, usando el sobrenombre por el que se conocía al ex premier. Sharon era el último de los fundadores del Estado judío que aún permanecía en la vida pública. “Arik amaba a su pueblo, y su pueblo lo amaba”, agregó Peres. “El no conocía el temor y nunca tuvo miedo de perseguir una visión”.
Tendrá mañana un funeral de Estado al que asistirán dignatarios extranjeros, tras ser velado en la Knesset (Parlamento). Era conocido como “El Bulldozer”, en parte por su deseo de aplicar políticas de línea dura como la expansión de los asentamientos en territorios que Israel capturó en la guerra de 1967. Se ganó la enemistad de los árabes por planificar la invasión al Líbano en 1982, durante la cual sus aliados de las milicias cristianas masacraron palestinos en dos campos de refugiados.
Fue forzado a renunciar al cargo de ministro de Defensa en 1983, después de que una investigación concluyera que tenía “responsabilidad personal” por no hacer nada para impedir el derramamiento de sangre. La enfermedad de Sharon lo atacó luego de su renuncia al partido de derecha Likud y de que fundara una facción de centro con el interés de avanzar en la paz con los palestinos, cuyos levantamientos entre 2000 y 2005 él había enfrentado como premier. Palestinos lo acusaron de provocar su Intifada con la visita a la mezquita al-Aqsa de Jerusalén. En Gaza, celebraron su muerte; regalaron dulces a transeúntes y automovilistas. (Reuters)
Estados Unidos y otras potencias extranjeras lo recordaron como un pacificador, y destacaron sus esfuerzos finales por alcanzar un diálogo con los palestinos. Esas conversaciones continúan bajo el actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, aunque las diferencias entre las partes son muy amplias.
Murió en el Centro Médico Sheba, tras permanecer en coma desde enero del 2006, cuando sufrió una apoplejía mientras ocupaba el cargo de primer ministro de Israel. Los médicos habían anticipado su inminente muerte luego del abrupto declive de su salud la semana pasada. “Fue, ante todo, un valiente guerrero y un gran estratega, entre los más grandes de los comandantes de la Fuerza de Defensa de Israel”, dijo Netanyahu. El presidente Shimon Peres consideró que “Arik era un soldado valeroso y un hombre de Estado audaz, que contribuyó mucho a la seguridad y a la construcción del Estado de Israel”, usando el sobrenombre por el que se conocía al ex premier. Sharon era el último de los fundadores del Estado judío que aún permanecía en la vida pública. “Arik amaba a su pueblo, y su pueblo lo amaba”, agregó Peres. “El no conocía el temor y nunca tuvo miedo de perseguir una visión”.
Tendrá mañana un funeral de Estado al que asistirán dignatarios extranjeros, tras ser velado en la Knesset (Parlamento). Era conocido como “El Bulldozer”, en parte por su deseo de aplicar políticas de línea dura como la expansión de los asentamientos en territorios que Israel capturó en la guerra de 1967. Se ganó la enemistad de los árabes por planificar la invasión al Líbano en 1982, durante la cual sus aliados de las milicias cristianas masacraron palestinos en dos campos de refugiados.
Fue forzado a renunciar al cargo de ministro de Defensa en 1983, después de que una investigación concluyera que tenía “responsabilidad personal” por no hacer nada para impedir el derramamiento de sangre. La enfermedad de Sharon lo atacó luego de su renuncia al partido de derecha Likud y de que fundara una facción de centro con el interés de avanzar en la paz con los palestinos, cuyos levantamientos entre 2000 y 2005 él había enfrentado como premier. Palestinos lo acusaron de provocar su Intifada con la visita a la mezquita al-Aqsa de Jerusalén. En Gaza, celebraron su muerte; regalaron dulces a transeúntes y automovilistas. (Reuters)