11 Enero 2014
NO IMPORTA EL CALOR. Fanáticos y no tanto se agruparon en diferentes puntos del camino para seguir el paso de la carrera desde cerca y sacar fotos a sus ídolos.
El paso del Dakar por territorio argentino siempre tiene condimentos extras que van mas allá de lo deportivo y organizativo. El folklore que rodea a la competencia deja historias de distintos grupos de personas que quedarán marcadas en las memorias de cada uno de los individuos.
Durante la jornada de ayer se pudieron ver muchos grupos que acamparon para esperar el paso de los competidores. Desde la ruta de ripio de Choromoro, pasando por Chulca y hasta La Junta (un tramo de no más de 15 kilómetros), se pudieron divisar muchos campamentos que se levantaron en distintos horarios.
Los primeros en llegar lo hicieron desde temprano. Tal vez excesivamente temprano. “Vinimos el jueves alrededor de las 19. Buscamos un buen lugar del lado cerrado de una curva así podemos ver bien el paso de las motos”, cuentan los muchachos de la primera tropa que ubicaba apenas entrando a Chulca. “Somos un grupo grande de 10 personas. Algunos de Trancas y otros que vinieron de Concepción y nos une la pasión por los fierros”, agregaron.
Siguiendo por el camino entre las montañas, los habitantes de la zona comenzaban a salir al camino para esperar la llegada de los pilotos. El pueblo tranquilo, donde apenas se siente pasar las aguas del río Choromoro, de los pájaros y del viento entre los árboles; se vio invadido de golpe por la llegada del rally. “Una está acostumbrada a la paz y a la tranquilidad acá. No suele pasar nadie. Pero la verdad que hoy vino bastante gente y todos fueron muy respetuosos. Así vale la pena que vengan visitantes”, declara a LG Deportiva Isabel, propietaria de una pequeña despensa que se encargó de proveer refrigerio a los visitantes.
El camino comenzaba a subir y los grupos en autos, camionetas o motos seguían llegando. La postal se repetía: vehículo estacionado, carpa bajo la sombra, un poco más alejada la conservadora con bebidas y la parrilla con el fuego empezando a prenderse o a apagarse, según el horario de arribo de cada uno.
Otro conjunto estaba integrado por catamarqueños que vinieron viajando los últimos días. “Llegamos ayer a Tucumán y esta noche partimos para Salta con la idea de seguirlo, por lo menos, un par de etapas más al rally. Si se puede hasta que se vaya de Argentina, mejor”, cuenta Gerardo, uno de los conductores de los dos autos en los que viajaban siete personas. Agregó: “El año pasado también viajamos pero hasta Tucumán nomás. Somos muy fanáticos de los fierros y es muy lindo venir a ver este espectáculo. Hay que aprovecharlo mientras lo tengamos, así que siempre que podamos, lo vamos a seguir a donde sea”.
También estaba Gonzalo, oriundo de Banda del Río Salí, en la misma curva en La Junta. “Con mi papá somos fanáticos. Él, particularmente, es más amante de los autos, pero a mi me vuelven loco las motos y los cuatricíclos. Es algo que me encanta y por eso no quería perder la oportunidad de venir. El año pasado me quedé con las ganas, pero nos levantamos temprano y vinimos. Llegamos alrededor de las seis de la mañana y pudimos encontrar un buen lugar para ver pasar a los competidores”, cuenta entusiasmado Gonzalo mientras esperaba las motos y cuatricíclos.
Esta categoría es un circo que mueve muchos sentimientos. Los que les llama la atención, van a ver las largadas o las llegadas de los participantes. Los fanáticos buscan su lugar en la ruta para poder ver y admirar el espectáculo. En definitiva, esto es el rally.
Durante la jornada de ayer se pudieron ver muchos grupos que acamparon para esperar el paso de los competidores. Desde la ruta de ripio de Choromoro, pasando por Chulca y hasta La Junta (un tramo de no más de 15 kilómetros), se pudieron divisar muchos campamentos que se levantaron en distintos horarios.
Los primeros en llegar lo hicieron desde temprano. Tal vez excesivamente temprano. “Vinimos el jueves alrededor de las 19. Buscamos un buen lugar del lado cerrado de una curva así podemos ver bien el paso de las motos”, cuentan los muchachos de la primera tropa que ubicaba apenas entrando a Chulca. “Somos un grupo grande de 10 personas. Algunos de Trancas y otros que vinieron de Concepción y nos une la pasión por los fierros”, agregaron.
Siguiendo por el camino entre las montañas, los habitantes de la zona comenzaban a salir al camino para esperar la llegada de los pilotos. El pueblo tranquilo, donde apenas se siente pasar las aguas del río Choromoro, de los pájaros y del viento entre los árboles; se vio invadido de golpe por la llegada del rally. “Una está acostumbrada a la paz y a la tranquilidad acá. No suele pasar nadie. Pero la verdad que hoy vino bastante gente y todos fueron muy respetuosos. Así vale la pena que vengan visitantes”, declara a LG Deportiva Isabel, propietaria de una pequeña despensa que se encargó de proveer refrigerio a los visitantes.
El camino comenzaba a subir y los grupos en autos, camionetas o motos seguían llegando. La postal se repetía: vehículo estacionado, carpa bajo la sombra, un poco más alejada la conservadora con bebidas y la parrilla con el fuego empezando a prenderse o a apagarse, según el horario de arribo de cada uno.
Otro conjunto estaba integrado por catamarqueños que vinieron viajando los últimos días. “Llegamos ayer a Tucumán y esta noche partimos para Salta con la idea de seguirlo, por lo menos, un par de etapas más al rally. Si se puede hasta que se vaya de Argentina, mejor”, cuenta Gerardo, uno de los conductores de los dos autos en los que viajaban siete personas. Agregó: “El año pasado también viajamos pero hasta Tucumán nomás. Somos muy fanáticos de los fierros y es muy lindo venir a ver este espectáculo. Hay que aprovecharlo mientras lo tengamos, así que siempre que podamos, lo vamos a seguir a donde sea”.
También estaba Gonzalo, oriundo de Banda del Río Salí, en la misma curva en La Junta. “Con mi papá somos fanáticos. Él, particularmente, es más amante de los autos, pero a mi me vuelven loco las motos y los cuatricíclos. Es algo que me encanta y por eso no quería perder la oportunidad de venir. El año pasado me quedé con las ganas, pero nos levantamos temprano y vinimos. Llegamos alrededor de las seis de la mañana y pudimos encontrar un buen lugar para ver pasar a los competidores”, cuenta entusiasmado Gonzalo mientras esperaba las motos y cuatricíclos.
Esta categoría es un circo que mueve muchos sentimientos. Los que les llama la atención, van a ver las largadas o las llegadas de los participantes. Los fanáticos buscan su lugar en la ruta para poder ver y admirar el espectáculo. En definitiva, esto es el rally.
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