Por Federico Espósito
05 Enero 2014
LA GACETA / FOTO DE MARÍA SILVIA GRANARA
Cada año, el Dakar pasa dejando a su paso una larga estela de polvo e historias. Entre las muchas que contará la edición 2014 estará la de cómo fue que San Pedro de Colalao llegó a formar parte del trazado por primera vez en su historia. Quien la narra es precisamente su protagonista principal, Ale Carlos Massa, licenciado en Comunicación Social, quien logró traer la aventura motora más extrema del mundo a su ciudad sólo con mandar un mail.
“Es una historia increíble, pero acá tengo las pruebas”, dice Ale, mientras agita en sus manos las copias impresas de los correos que hicieron posible lo impensable.
“En marzo del año pasado, cuando me enteré de que el Dakar volvería a pasar por Tucumán en 2014, se me ocurrió mandar un mail a la empresa que organiza el Dakar y otro al Ministro de Turismo de la Nación, Enrique Meyer, para ver si cabía la posibilidad de que la carrera pasara por San Pedro también, ya que siempre lo hace por Tafí del Valle. Era una idea muy loca, pero no pedía nada con probar”, cuenta Ale, quien junto a su hermano Maximiliano y a su primo Rodrigo actualizan una página web con la actividad deportiva de la ciudad (sanpedroextremo.com.ar).
Pasaron los días y no hubo respuesta. Ale volvió a la realidad y se olvidó del asunto, hasta que al mediodía del último día de mayo, llegaron novedades a su bandeja de entrada. Francisco Romero, miembro de la organización del Dakar, pedía su número de teléfono con urgencia.
“En el Asunto del mail que yo mandé, puse ‘Pedido Dakar’, y en el de respuesta decía ‘Dakar en San Pedro de Colalao’. Al principio me quedé helado, y después pensé que se trataba de una broma. Pero me puse a buscar y verifiqué que el tipo realmente era del equipo de seguridad de la competencia. Le contesté con mi número y menos de cinco minutos después me llamó, me contó que Meyer lo había contactado y que había muchas posibilidades de que la prueba pasara por San Pedro. Y también me pidió si los podía ayudar en el primer reconocimiento”, recuerda.
Aturdido por la sorpresa, se negó a abandonar su escepticismo inicial. Era demasiado bueno para ser real. “Me dijeron que en junio vendría Javier Dóbalo, encargado de ruta en Sudamérica, junto a dos pilotos mendocinos para probar el terreno. Los esperé en una esquina, y mientras tanto pensaba ‘¿y si son secuestradores?’. Hasta que vi la camioneta con el logo del Dakar, y ahí se me pasó el susto”, relata entre risas.
Tras el reconocimiento, en el que los pilotos cuyanos escudriñaron diferentes caminos para confeccionar una ruta lo suficientemente desafiante, debió mantener estricta reserva hasta que lo anunciaran oficialmente desde el Ente de Turismo. “Soy periodista igual que vos...¿sabés lo que me costó guardar semejante noticia durante tanto tiempo?”, interpela Ale, quien debió conformarse con publicar incógnitas en Facebook, del estilo no saben lo que se viene.
Hoy puede gritarlo si quiere. El Dakar ya viene en camino a San Pedro, desde donde el viernes, motos y cuatriciclos partirán en tramo cronometrado hacia Cafayate. Y todo gracias a un arranque de audacia suyo. “No lo creía y no lo creeré hasta que los vea pasar”, asegura. Lógico, ¿quién lo haría en su lugar?
“Es una historia increíble, pero acá tengo las pruebas”, dice Ale, mientras agita en sus manos las copias impresas de los correos que hicieron posible lo impensable.
“En marzo del año pasado, cuando me enteré de que el Dakar volvería a pasar por Tucumán en 2014, se me ocurrió mandar un mail a la empresa que organiza el Dakar y otro al Ministro de Turismo de la Nación, Enrique Meyer, para ver si cabía la posibilidad de que la carrera pasara por San Pedro también, ya que siempre lo hace por Tafí del Valle. Era una idea muy loca, pero no pedía nada con probar”, cuenta Ale, quien junto a su hermano Maximiliano y a su primo Rodrigo actualizan una página web con la actividad deportiva de la ciudad (sanpedroextremo.com.ar).
Pasaron los días y no hubo respuesta. Ale volvió a la realidad y se olvidó del asunto, hasta que al mediodía del último día de mayo, llegaron novedades a su bandeja de entrada. Francisco Romero, miembro de la organización del Dakar, pedía su número de teléfono con urgencia.
“En el Asunto del mail que yo mandé, puse ‘Pedido Dakar’, y en el de respuesta decía ‘Dakar en San Pedro de Colalao’. Al principio me quedé helado, y después pensé que se trataba de una broma. Pero me puse a buscar y verifiqué que el tipo realmente era del equipo de seguridad de la competencia. Le contesté con mi número y menos de cinco minutos después me llamó, me contó que Meyer lo había contactado y que había muchas posibilidades de que la prueba pasara por San Pedro. Y también me pidió si los podía ayudar en el primer reconocimiento”, recuerda.
Aturdido por la sorpresa, se negó a abandonar su escepticismo inicial. Era demasiado bueno para ser real. “Me dijeron que en junio vendría Javier Dóbalo, encargado de ruta en Sudamérica, junto a dos pilotos mendocinos para probar el terreno. Los esperé en una esquina, y mientras tanto pensaba ‘¿y si son secuestradores?’. Hasta que vi la camioneta con el logo del Dakar, y ahí se me pasó el susto”, relata entre risas.
Tras el reconocimiento, en el que los pilotos cuyanos escudriñaron diferentes caminos para confeccionar una ruta lo suficientemente desafiante, debió mantener estricta reserva hasta que lo anunciaran oficialmente desde el Ente de Turismo. “Soy periodista igual que vos...¿sabés lo que me costó guardar semejante noticia durante tanto tiempo?”, interpela Ale, quien debió conformarse con publicar incógnitas en Facebook, del estilo no saben lo que se viene.
Hoy puede gritarlo si quiere. El Dakar ya viene en camino a San Pedro, desde donde el viernes, motos y cuatriciclos partirán en tramo cronometrado hacia Cafayate. Y todo gracias a un arranque de audacia suyo. “No lo creía y no lo creeré hasta que los vea pasar”, asegura. Lógico, ¿quién lo haría en su lugar?
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