Por Natalia Viola
31 Diciembre 2013
El episodio sexual en el baño de un local de comidas rápidas fue, sin dudas, un hecho que repercutió con fuerza entre los tucumanos de todas las edades. Dos adolescentes -con cara de niños y uniforme escolar- se dejaron filmar mientras mantenían un fugaz encuentro sexual en un baño público. En los minutos que duraba el video se reían como si fuera una picardía adolescente, comparable con hacerse la “yuta” a la escuela.
Es imposible calcular cuántas personas lo vieron y se lo pasaron a otro. Durante días fue el gran tema de charla. LA GACETA le dedicó varios artículos que trataron de llevar el tema de un simple cotilleo a un debate profundo: ¿hasta qué punto los adolescentes son conscientes del daño que puede ocasionarles un material como este?
La primera reflexión de los profesionales es que la inconsciencia o la falta de capacidad para medir las consecuencias son propias de esa etapa de la vida. Este rasgo, mezclado con la ebullición hormonal (más acentuada que en otras décadas) y la inclinación a desafiar las normas se están convirtiendo en un cóctel peligroso. Otros son más categóricos y aseguran que esto hace tiempo viene sucediendo puertas adentro de las instituciones escolares y que recién ahora cruzó ese límite.
Los adolescentes consultados dijeron que todo formaba parte de un “show” en el que ganaba -léase, se convertía en súper popular- quien lograba más “me gusta” en la red social Facebook. En definitiva, le restaron dramatismo. Y eso es muy preocupante.
Una ley
En 2013 también se dio un paso importante con la aprobación de una ley contra el grooming (el abuso sexual infantil que usa las herramientas informáticas). La norma prevé de seis meses a cuatro años de prisión y no es excarcelable. Incorpora el artículo 128 bis al Código Penal y condena al adulto que por intermedio de cualquier medio electrónico cometiera acciones destinadas a influenciar a un menor para que este realice actividades sexuales explícitas o con connotación sexual. El artículo se vuelve todavía más estricto con los casos de extorsión: establece una pena de dos a seis años para aquellas personas que, a través del material pornográfico obtenido, obliguen al menor a hacer o no hacer algo en contra de su voluntad.
A futuro
Los especialistas anuncian que la pérdida del valor de la intimidad entre los adolescente se convierte en la puerta de entrada para la pedofilia, la prostitución y la trata de personas. Delitos que ya existen, pero que las redes sociales, los videos y los smartphones parecen acercar peligrosamente. “Hay que volver a aprender el concepto de lo privado. Cuando le preguntás a un adolescente qué es esto, se tilda, no saben qué contestar”, consignó a LA GACETA la psicopedagoga Silva Bono.
Un estudio de la organización civil Chicos.net señala que nueve de cada 10 adolescentes tiene celular y el 36% admite que envía fotografías suyas en poses sexuales. “La sexualidad está a la orden del día y sobreestimula a cualquiera. Hay que pensar que son adolescentes que no están consolidados en su autoestima, además, estamos en un entorno exageradamente sexualizado, por lo que no resulta raro que busquen esto para ser aceptados por otros”, reflexionó Mileva Pavicich, sexóloga.
Antes del video del baño que saltó en noviembre circularon otros. Algunos menos XXX y protagonizados por celebridades que, para colmo, son ídolos adolescentes. Fue el caso de la perfomance de la ex chica Disney, Miley Cyrus, durante los MTV Video Music Awards en agosto o el videoclip “Pour it up” de Rihanna, que por contener imágenes sexuales fue levantado de YouTube durante varios días.
Muy cerca de Tucumán, en la vecina provincia de Santiago del Estero, otro video apareció en octubre y causó estupor. La protagonista era una chica de 14 años, alumna de 9° año de una escuela. Eran tan fuertes los 17 segundos de esa grabación casera que fue censurado por YouTube.
“Selfie”
Si las imágenes en movimiento son fuertes, las fotografías no se quedan atrás. Los adolescentes han utilizado la plataforma digital para subir imágenes en todo tipo de poses. Y no estamos hablando de abrazos alrededor de un fogón. Este destape no necesitó más que un solo participante, un espejo y un celular con cámara. De hecho, “Selfie” (la moda de retratarse a uno mismo) fue elegida la palabra del año de la lengua inglesa. Según explicaron los responsables del diccionario Oxford, este vocablo, que surgió en 2002 en un foro de internet en Australia, ha aumentado su uso un 17.000% este año.
A veces se conjuga con otra práctica que ya fue bautizada como “sexting” (del inglés ‘sex’ y ‘texting’) que incluye el envío de fotografías y videos de contenido sexual y un intercambio de textos provocadores. Pero el destape sexual no se limita a lo visual. Una encuesta del Ministerio de Salud de la Nación señaló que el 31 % de las chicas de entre 13 y 15 años ya había mantenido alguna relación sexual. Esto significa doce puntos más que en 2007. La edad del debut también disminuyó entre los varones. En general El 37 % de los adolescentes consultados mantuvo relaciones sexuales antes de los 15 años.
Estas cifras, a su vez, se vinculan con el aumento de los embarazos adolescentes. Unicef indicó que la tasa de fecundidad precoz (10 a 14 años) pasó de 1,8 en 2001 a 1,9 en 2011. En nuestra provincia la Maternidad informó que el 20% de los embarazos atendidos allí era de adolescentes menores de 19 años.
Los adolescentes no parecen preocupados, los profesionales piden más presencia de los padres, las escuelas no saben cómo manejarlo: un escenario poco alentador como para prever que las cosas cambien.
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