La chica que tackleaba árboles

La chica que tackleaba árboles

Rita Cazorla, la capitana del mejor equipo del país

PUNTA DE FLECHA. “Siempre pensé que estaba abriendo camino para las chicas que vinieran después. Nunca pensé que el rugby me llevaría tan lejos”, confiesa Rita, tras haber viajado a Houston y Las Vegas. PUNTA DE FLECHA. “Siempre pensé que estaba abriendo camino para las chicas que vinieran después. Nunca pensé que el rugby me llevaría tan lejos”, confiesa Rita, tras haber viajado a Houston y Las Vegas.
30 Diciembre 2013
La invitación le llegó un sábado cualquiera de 2005, mientras practicaba atletismo en la pista de lo que hoy es la Facultad de Educación Física. “¿Querés practicar rugby con nosotras?”, le preguntó lo que quedaba de las Huarmis, aquél grupo de revolucionarias que en 1996 se decantaron por la ovalada, hasta entonces reservada exclusivamente para los hombres. Más por sorpresa que por desinterés, Rita Cazorla respondió que no, gracias. Lejos estaba de imaginar que sólo dos semanas después empezaría a practicar un deporte que nunca había considerado, y que un día llegaría a ser la capitana del mejor equipo femenino del país...

Mundo nuevo

Rita no llegó en un buen momento. Nueve años después de su formación, el grupo de pioneras se había reducido a un tercio de su número original, y el entusiasmo daba sus últimos estertores. “Como todo boom, un día empezó a decaer. De 10 chicas quedaron ocho, después, seis...¡hubo sábados en los que éramos tres! Y cuando se sumaba alguien, se terminaba yendo por falta de competencia y de un equipo que nos identificara. Entrenamos un año y medio y jugamos un solo partido, contra unas chicas de Chaco, que para peor nos ganaron por mucho”, recuerda “Bebé” los tiempos difíciles. Aún así, se rehusó a abandonar. “Me había empezado a gustar en serio, y por dentro sentía que en algún momento todo eso podía salir a flote”, explica.

Tackleando árboles

Lo de que Rita tackleaba árboles no debe ser entendido de manera metafórica, sino literal. El rugby había vuelto a sorprenderla con una convocatoria nacional ese mismo año, tras viajar a Chaco y conocer al entrenador del seleccionado, Miguel Seró. Para prepararse, Rita decidió seguir el consejo que le había dado “Poquito” Prado, su entrenador en Huarmis: lo importante es que los hombros sean fuertes. Y dado que las Huarmis se juntaban solo los sábados y el resto de los días se entrenaba sola, no tuvo mejor idea que irse a una plaza y arremeter contra el primer tronco que encontró.

“La gente que pasaba me miraba como diciendo qué le pasa a la loca ésta. Hasta mi mamá, que siempre iba a caminar a la plaza. Al principio andaba con toda la cara rayada, pero después le fui agarrando la mano. Y me enteré que existían las hombreras, ja ja”, recuerda sus insólitas sesiones. Poco después, tendría su debut en el seleccionado durante el torneo Valentín Martínez, en 2005.

“Purpurada”

De alguna manera, el espíritu Huarmi (“mujer”, en quichua) se las arregló para sobrevivir viendo puertas cerrarse hasta 2009, cuando Cardenales aceptó darles un lugar. A partir de entonces, comenzó a engrosarse la tripulación de la que “Bebé” sería nombrada capitana por el entrenador Rudy Medina. “Tiene alma de líder”, asegura Patricia Moa, una de las alumnas de Facdef que se sumó al equipo. Otra de las que llegó fue Isabel Fontanarrosa, con quien Rita viajó este año a Houston y Las Vegas, para el debut de Las Pumas en el Circuito Mundial. Aunque el primer encuentro fue frontal. “Ella llegó muy canchera con su velocidad supersónica, así que le dije a “Kikí” (Silvana Gómez Juárez, otra Puma “purpurada”) que había que enseñarle. Y en la siguiente pelota que agarró, “Kikí” la cruzó arriba y yo la tacklée abajo”, relata, entre risas.

Entre todas, llevaron a la “cruz roja” a convertirse en el equipo más fuerte del norte y luego del país, cetro que ostentan desde hace dos años. Pero ello también implica responsabilidades: “sabemos que muchos otros equipos, sobre todo los de Tucumán, nos tienen de modelo a seguir. Esas chicas que recién comienzan y nos saludan como si fuéramos sus ídolas, están en el mismo lugar en que alguna vez estuvimos nosotras. Es lindo saber que se fijan en vos, que te tienen de referencia”, se sincera Rita, la chica que llegó a ser Puma sin haberlo soñado.

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