29 Diciembre 2013
BUENOS AIRES.- Sobrevivir en Buenos Aires sin energía eléctrica y sin agua a un calor récord para las últimas décadas se convirtió en una tortura para decenas de miles de porteños. “Hace 14 días que estoy sin luz, ya no sé qué hacer”, lamentó una mujer que oscilaba entre el llanto y la ira en un improvisado piquete levantado en una calle del barrio porteño de Almagro.
Ancianos y enfermos quedaron aislados en sus departamentos sin poder bajar a la calle, mientras el resto se vio obligado a subir escaleras en sus edificios para acarrear baldes de agua. Unos y otros perdieron los alimentos que conservaban en refrigeradores y freezers, los comercios sus stocks que necesitaban frío y todos sufrieron a la hora de intentar conciliar el sueño con 30 grados de temperatura y sin el alivio de un ventilador o un aire acondicionado. Las altas temperaturas del verano austral hicieron colapsar otro año más el sistema eléctrico argentino, en particular en la mayor metrópolis que con más de doce millones de habitantes se convirtió en una trampa de asfalto, cemento y caos de tránsito.
Los cortes de luz no respetaron clases sociales y dejaron a oscuras tanto al coqueto barrio de Recoleta como a los populosos bloques de viviendas de Lugano. Sin distinción, todos salieron a protestar con cacerolazos y piquetes en calles y autopistas, mientras el gobierno nacional y las empresas concesionarias de la distribución de energía cruzaron acusaciones sin mayores soluciones. El ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, instó hoy a los accionistas de las empresas de energía Edenor y Edesur a “que asuman la actitud como argentinos de responsabilidad social y que actúen ante la situación que nos genera el clima”.
De Vido reiteró además su advertencia de que “en la medida en que los cortes no se resuelvan las sanciones y multas pecuniarias se van agravando minuto a minuto y día a día”.
Los diputados opositores Sergio Massa y Elisa Carrió responsabilizaron en cambio al gobierno nacional.
“Claramente es el gobierno nacional el que tiene que dar respuestas porque es el que controla los concesionarios”, afirmó Massa, quien señaló que los cortes son “sinónimo de fracaso, de errores y síntoma de deterioro”.
Carrió acusó al Ministerio del Interior de ser “el gran ausente” en la asistencia para superar la crisis, a la vez que consideró “responsable directo” al ministro de Planificación porque “negocia y condona multas a Edenor y Edesur”.
Argentina padece un multimillonario déficit energético, que combinado con el congelamiento de las tarifas durante la última década generó efectos adversos: baja inversión empresaria en el sector, millonarios subsidios estatales y récord de consumo de la población que aprovecha una energía barata.
El tórrido clima sumó la gota que hizo rebalsar el sistema eléctrico. La región central y norte de Argentina registra desde mediados de diciembre dos olas de calor intenso, con máximas que rondaron casi los 40 grados. Según los meteorólogos se debieron a un efecto de “bloqueo atmosférico” que no permite que la masa de aire frío del sur se mezcle con la de aire cálido asentada sobre el resto del país.
Todas las esperanzas se cifran ahora en el Año Nuevo: se espera que en las primeras horas de 2014 llegue al fin un frente frío y comience a la vez la temporada alta de las vacaciones estivales. Tanto empresas como funcionarios esperan una migración masiva hacia los centros turísticos que vacíe las ciudades y reduzca el consumo eléctrico.
Ancianos y enfermos quedaron aislados en sus departamentos sin poder bajar a la calle, mientras el resto se vio obligado a subir escaleras en sus edificios para acarrear baldes de agua. Unos y otros perdieron los alimentos que conservaban en refrigeradores y freezers, los comercios sus stocks que necesitaban frío y todos sufrieron a la hora de intentar conciliar el sueño con 30 grados de temperatura y sin el alivio de un ventilador o un aire acondicionado. Las altas temperaturas del verano austral hicieron colapsar otro año más el sistema eléctrico argentino, en particular en la mayor metrópolis que con más de doce millones de habitantes se convirtió en una trampa de asfalto, cemento y caos de tránsito.
Los cortes de luz no respetaron clases sociales y dejaron a oscuras tanto al coqueto barrio de Recoleta como a los populosos bloques de viviendas de Lugano. Sin distinción, todos salieron a protestar con cacerolazos y piquetes en calles y autopistas, mientras el gobierno nacional y las empresas concesionarias de la distribución de energía cruzaron acusaciones sin mayores soluciones. El ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, instó hoy a los accionistas de las empresas de energía Edenor y Edesur a “que asuman la actitud como argentinos de responsabilidad social y que actúen ante la situación que nos genera el clima”.
De Vido reiteró además su advertencia de que “en la medida en que los cortes no se resuelvan las sanciones y multas pecuniarias se van agravando minuto a minuto y día a día”.
Los diputados opositores Sergio Massa y Elisa Carrió responsabilizaron en cambio al gobierno nacional.
“Claramente es el gobierno nacional el que tiene que dar respuestas porque es el que controla los concesionarios”, afirmó Massa, quien señaló que los cortes son “sinónimo de fracaso, de errores y síntoma de deterioro”.
Carrió acusó al Ministerio del Interior de ser “el gran ausente” en la asistencia para superar la crisis, a la vez que consideró “responsable directo” al ministro de Planificación porque “negocia y condona multas a Edenor y Edesur”.
Argentina padece un multimillonario déficit energético, que combinado con el congelamiento de las tarifas durante la última década generó efectos adversos: baja inversión empresaria en el sector, millonarios subsidios estatales y récord de consumo de la población que aprovecha una energía barata.
El tórrido clima sumó la gota que hizo rebalsar el sistema eléctrico. La región central y norte de Argentina registra desde mediados de diciembre dos olas de calor intenso, con máximas que rondaron casi los 40 grados. Según los meteorólogos se debieron a un efecto de “bloqueo atmosférico” que no permite que la masa de aire frío del sur se mezcle con la de aire cálido asentada sobre el resto del país.
Todas las esperanzas se cifran ahora en el Año Nuevo: se espera que en las primeras horas de 2014 llegue al fin un frente frío y comience a la vez la temporada alta de las vacaciones estivales. Tanto empresas como funcionarios esperan una migración masiva hacia los centros turísticos que vacíe las ciudades y reduzca el consumo eléctrico.
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