Por Marcelo Batiz
28 Diciembre 2013
BUENOS AIRES.- En su cuento “Pierre Menard, autor del Quijote”, Jorge Luis Borges describió la minuciosa tarea de un personaje que, en pleno siglo XX, se dedica a transcribir hasta la última coma de dos capítulos completos del libro que Miguel de Cervantes escribiera cuatro siglos atrás. Los textos eran idénticos, pero el tiempo transcurrido marcaba diferencias imposibles de obviar: lo que en Cervantes era una novela que versaba sobre las aventuras de un contemporáneo escrita en el castellano de su época, en Menard eran referencias a alguien de un tiempo remoto, en escenarios irreconocibles y con un lenguaje cargado de arcaísmos.
Una situación similar tuvo que protagonizar ayer el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, al repetir textualmente frases que dijo el 10 de mayo de 2010, en ocasión de la firma de otro plan de refinanciación de deudas provinciales. Hace tres años y medio, el entonces gobernador del Chaco valoraba al acuerdo como “un alivio significativo” que ratifica la “plena vigencia del federalismo”. Ayer, el jefe de Gabinete sostuvo que la refinanciación de deudas provinciales es “un alivio significativo” que ratifica la “plena vigencia del federalismo”. El tiempo transcurrido produjo un cambio en el significado de la frase, aun cuando las palabras sean las mismas. Si en 2010 se produjo un “alivio significativo”, ¿qué es lo que hay que aliviar en 2013, a no ser que las cosas hayan empeorado? Como con Menard, el paso del tiempo otorga otro significado a las palabras de Capitanich. No es lo mismo un “alivio significativo” en 2010, cuando el resultado consolidado de las provincias arrojó un superávit fiscal de $ 5.500 millones, gracias a los adelantos del Tesoro Nacional, que un “alivio significativo” en 2013, cuando el déficit podría superar los $ 10.000 millones, a pesar de las permanentes “reformas impositivas” y tres años de refinanciación de deudas.
Desde ya, tampoco es lo mismo plantear el acuerdo antes que hacerlo después de la rebelión de las policías provinciales, que desembocará en un desborde fiscal que requerirá de muchos “alivios”.
¿Cómo se generó esa diferencia de más de $ 15.000 millones, como se pasó de un superávit a un déficit en tres años, a pesar del “alivio significativo” que representó la refinanciación sin la aplicación del CER y con la ayuda de sucesivos aumentos de impuestos? Se pueden tomar muchas variables para tener una dimensión aproximada de la crisis financiera provincial y el impacto que podría tener la refinanciación anunciada para solucionarla o al menos atemperarla. Pero pocos pueden ser más contundentes que saber que el “alivio” de $ 10.000 millones equivale a menos de 5 puntos porcentuales de aumento salarial.
En la medida que no haya correspondencia entre la recaudación y el gasto, la refinanciación de deudas provinciales será una historia que se repetirá hasta el infinito. Sólo queda saber quién será el próximo Menard que valore el “alivio significativo” del futuro.
Temas
Buenos Aires
Lo más popular