27 Diciembre 2013
TOKIO.- El Gobierno de Japón ofendió a China y Corea del Sur con la visita que realizó el primer ministro, Shinzo Abe, al santuario Yasukuni en Tokio, controvertido para los países vecinos ya que está dedicado a los 2,5 millones de japoneses caídos en conflictos bélicos, entre ellos varios criminales de guerra. Se trata del primer ministro japonés desde 2006 que reza en este santuario, que también acoge a criminales de guerra condenados de la Segunda Guerra Mundial.
El gesto conservador de Abe coincide con el aumento de la tensión entre Tokio y Pekín por la disputa de un grupo de islas en el mar de China Oriental. En el santuario de Yasukuni, no lejos del palacio imperial en Tokio, se honra a los japoneses caídos en guerras desde 1853. Según las estimaciones de los historiadores, el Ejército japonés mató antes y durante la Segunda Guerra Mundial a más de 20 millones de personas en Asia.
China y Corea del Sur han criticado duramente el gesto de Abe. “Protestamos y condenamos la actuación de la cúpula japonesa”, dijo un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores en Pekín. La visita conlleva grandes problemas en las relaciones bilaterales.
El Ministerio del Exterior chino afirmó que se trata de algo “absolutamente inaceptable para el pueblo chino”. La visita causará “un gran daño a los sentimientos de la gente en Asia”, dijo el ministerio. La agencia de noticias Xinhua, estatal, informó de una “grave provocación” que puede provocar un aumento de la tensión en la región.
Corea del Sur, por su parte, calificó la acción de Abe de anacrónica y escandalosa. “La visita ensalza las agresiones coloniales de Japón y honra a los criminales de guerra”, criticó el ministro de Cultura, Yoo Jin Ryong.
“La visita daña profundamente la estabilidad y la cooperación en el noreste de Asia”, agregó el ministro. También la embajada estadounidense en Tokio manifestó su decepción con la visita al santuario, lo que agrava las tensiones en la región.
Abe sin embargo defiende su actuación. El premier nipón aseguró que no quería herir los sentimientos del pueblo chino ni del surcoreano y señaló que confía poder tener la oportunidad de explicárselo a China y Corea del Sur. “Las relaciones entre China y Corea del Sur son importantes. Creo que hacer las relaciones inquebrantables es de interés nacional”, agregó.
Durante su primer mandato entre 2006 y 2007 Abe no visitó el santuario, algo de lo que después dijo que se había arrepentido. El último en visitar el santuario fue el entonces jefe de gobierno Junichiro Koizumi el 15 de agosto de 2006, con motivo del aniversario de la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial.
La relación entre Tokio y Pekín está resentida por la polémica sobre la soberanía de un grupo de islas. Desde noviembre, China implantó “una zona de identificación para la defensa aérea” sobre las islas y exige que los aviones extranjeros que sobrevuelan el área se identifiquen y sigan las instrucciones. Como Pekín no quiere ceder en este tema y Japón no reconoce la decisión, en el área existe el peligro de que se llegue a una confrontación militar o incidentes en el tráfico aéreo. (DPA)
El gesto conservador de Abe coincide con el aumento de la tensión entre Tokio y Pekín por la disputa de un grupo de islas en el mar de China Oriental. En el santuario de Yasukuni, no lejos del palacio imperial en Tokio, se honra a los japoneses caídos en guerras desde 1853. Según las estimaciones de los historiadores, el Ejército japonés mató antes y durante la Segunda Guerra Mundial a más de 20 millones de personas en Asia.
China y Corea del Sur han criticado duramente el gesto de Abe. “Protestamos y condenamos la actuación de la cúpula japonesa”, dijo un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores en Pekín. La visita conlleva grandes problemas en las relaciones bilaterales.
El Ministerio del Exterior chino afirmó que se trata de algo “absolutamente inaceptable para el pueblo chino”. La visita causará “un gran daño a los sentimientos de la gente en Asia”, dijo el ministerio. La agencia de noticias Xinhua, estatal, informó de una “grave provocación” que puede provocar un aumento de la tensión en la región.
Corea del Sur, por su parte, calificó la acción de Abe de anacrónica y escandalosa. “La visita ensalza las agresiones coloniales de Japón y honra a los criminales de guerra”, criticó el ministro de Cultura, Yoo Jin Ryong.
“La visita daña profundamente la estabilidad y la cooperación en el noreste de Asia”, agregó el ministro. También la embajada estadounidense en Tokio manifestó su decepción con la visita al santuario, lo que agrava las tensiones en la región.
Abe sin embargo defiende su actuación. El premier nipón aseguró que no quería herir los sentimientos del pueblo chino ni del surcoreano y señaló que confía poder tener la oportunidad de explicárselo a China y Corea del Sur. “Las relaciones entre China y Corea del Sur son importantes. Creo que hacer las relaciones inquebrantables es de interés nacional”, agregó.
Durante su primer mandato entre 2006 y 2007 Abe no visitó el santuario, algo de lo que después dijo que se había arrepentido. El último en visitar el santuario fue el entonces jefe de gobierno Junichiro Koizumi el 15 de agosto de 2006, con motivo del aniversario de la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial.
La relación entre Tokio y Pekín está resentida por la polémica sobre la soberanía de un grupo de islas. Desde noviembre, China implantó “una zona de identificación para la defensa aérea” sobre las islas y exige que los aviones extranjeros que sobrevuelan el área se identifiquen y sigan las instrucciones. Como Pekín no quiere ceder en este tema y Japón no reconoce la decisión, en el área existe el peligro de que se llegue a una confrontación militar o incidentes en el tráfico aéreo. (DPA)