22 Diciembre 2013
En el cambio de ciclo económico y frente a la mayor necesidad de financiar el gasto público, varias provincias exhiben una situación de desequilibrio evidente, observa el economista jefe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), Jorge Colina. Por eso cree que, como el caso de Corrientes, varios distritos reavivan la idea de emitir moneda espuria. “No hay que perder de vista que también puede ser una estrategia política con el fin de que el Gobierno nacional les financie el gasto o les refinancie, a más plazo, el endeudamiento público”, advierte el economista ante la consulta de LA GACETA. “Hasta que no haya señales claras de la Casa Rosada en ese sentido, la probabilidad de la reaparición de los bonos seguirá latente”, agrega.
Colina expresa que, pese a la vigencia de condicionamientos legales que prohíben la emisión de moneda a las provincias, siempre se han dado escenarios fiscales o atajos en los que las provincias han venido incumpliendo los acuerdos fiscales rubricados con la Nación. “Esto viene desde los pactos fiscales de la década de 1990, cuando surgieron las cuasimonedas y la población las terminó aceptando”, recuerda el experto.
El economista señala que mientras la coparticipación y la recaudación provincial siguen creciendo, los gastos no le han perdido pisada. Y, en algunos casos, ya superaron a los ingresos, lo que dio lugar al déficit. “Es claro que no hubo una buena gestión de los recursos, lo cual puede acabar en una situación terminal”, considera. El tema de fondo es el reparto de la coparticipación, en el que la Nación se lleva el 74% de la torta, mientras que el 26% se redistribuye en las provincias, aún cuando se transfirieron servicios de salud, de educación, de justicia y de seguridad. “Esa es la eterna discusión”, afirma.
Colina expresa que, pese a la vigencia de condicionamientos legales que prohíben la emisión de moneda a las provincias, siempre se han dado escenarios fiscales o atajos en los que las provincias han venido incumpliendo los acuerdos fiscales rubricados con la Nación. “Esto viene desde los pactos fiscales de la década de 1990, cuando surgieron las cuasimonedas y la población las terminó aceptando”, recuerda el experto.
El economista señala que mientras la coparticipación y la recaudación provincial siguen creciendo, los gastos no le han perdido pisada. Y, en algunos casos, ya superaron a los ingresos, lo que dio lugar al déficit. “Es claro que no hubo una buena gestión de los recursos, lo cual puede acabar en una situación terminal”, considera. El tema de fondo es el reparto de la coparticipación, en el que la Nación se lleva el 74% de la torta, mientras que el 26% se redistribuye en las provincias, aún cuando se transfirieron servicios de salud, de educación, de justicia y de seguridad. “Esa es la eterna discusión”, afirma.
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