La desaparición de los padres y la vida de los hijos

La desaparición de los padres y la vida de los hijos

Raquel Robles propone otra forma de mirar la dictadura y los 70

22 Diciembre 2013

NOVELA

PEQUEÑOS COMBATIENTES

RAQUEL ROBLES

(Alfaguara – Buenos Aires) 

Noche a noche, la escritora Raquel Robles se dejó visitar por su propio pasado. Anotaba todo en un cuaderno. Transcribía cada domingo los recuerdos más primarios sobre su infancia y el secuestro y desaparición de sus padres Flora Pasatir y Gastón Robles, militantes montoneros, durante la última dictadura.

Ese ejercicio de memoria fue el germen de Pequeños combatientes, novela contada desde la mirada de una niña de esos tiempos. Así aparecen, a lo largo del relato, el recuerdo vivo de cuando pasó lo que ella llama “Lo Peor” –la desaparición de sus padres y de su mundo infantil-; la crianza luego en una familia de tíos mayores y comunistas acérrimos; la escuela; los amiguitos; el prejuicio y el miedo de los padres de los amiguitos; y su hermano menor como aliado incondicional.

Junto a él, soporta “Lo Peor” simulando “adaptarse” al “campo enemigo”, cuando en realidad son “pequeños combatientes” que esperan una señal para lanzarse a la lucha. Ellos anhelan, de alguna manera, esa revolución prometida de la que escucharon hablar a sus padres.

Ficción y verdad

Autora de Perder (Premio Clarín de Novela), Robles cuenta su propia historia tomando la voz de la niña que fue. Una nena curiosa, dulce y agrandada, con un tono que por momentos es encantador y lleno de humor. Y que en otros cae en pozos de cierta adultez forzada en la escritura, que vuelve algo inverosímil a su mirada.

Pese a esa salvedad, el relato tiene momentos exquisitos y conmovedores. Y no pierde el ritmo a lo largo de las 150 páginas, divididas en capítulos cortos sobre esa infancia perdida, la Argentina de los años 70 y la visión idílica e impoluta de los padres. El relato de Robles y otros de reciente aparición, como ¿Quién te creés que sos? (Capital Intelectual), de Ángela Urondo Raboy, proponen otra forma de mirar la dictadura. La ficción se posa sobre la mirada de los hijos de los militantes, en la cotidianidad de esos chicos y de su entorno castigado por las desapariciones. Así lo hicieron en su momento las películas Los Rubios (Albertina Carri) y M (Nicolás Prividera). Así lo hace ahora Robles con una ficción que permite identificarse con lo que le pasó a toda una generación. Una ficción para ser leída como verdad.

© LA GACETA

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Diego Jemio

Temas Tucumán
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